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¿Qué trato reciben quienes trabajan en casas particulares?
17 de abril, por Video — Mundo de l@s trabajador@s, Géneros y Sexualidades, Videos, Feminismo, Trabajadoras, Mujeres trabajadoras, Nordelta, Trabajadoras de casas particulares, Trabajo precario, Feminismos, Mundo de l@s trabajador@s, Géneros y Sexualidades, Videos, Feminismo, Trabajadoras, Mujeres trabajadoras, Nordelta, Trabajadoras de casas particulares, Trabajo precario, FeminismosLas trabajadoras de casas particulares son uno de los sectores más golpeados por las crisis. Con los salarios más bajos y peores tratos. En este video te hablamos un poco de esto y del reciente libro "Servir a los ricos" que sacó Alizée Delpierre. Ella se infiltró en las casas de la alta burguesía europea, para develar desde adentro la situación que atraviesan estas mujeres.
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Conocé a Tom Máscolo, el único candidato trans a legislador de la Ciudad
15 de abril, por Elecciones 2025 — Géneros y Sexualidades, Ciudad de Buenos Aires, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Myriam Bregman, Legislatura porteña, Frente de Izquierda y de Trabajadores - Unidad (FITU), Luca Bonfante, Elecciones CABA 2025, Géneros y Sexualidades, Ciudad de Buenos Aires, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Myriam Bregman, Legislatura porteña, Frente de Izquierda y de Trabajadores - Unidad (FITU), Luca Bonfante, Elecciones CABA 2025Hombre trans, candidato a legislador porteño por el PTS en el Frente de Izquierda Unidad, no es suficiente con enunciar la propia sexualidad: en estas elecciones lo que lo representa va más allá de la identidad, se trata de qué proyecto político representa, defiende cada uno. Su historia de vida y lucha emana las razones que lo empujaron a integrar las listas del FIT-Unidad junto a Vanina Biasi y Luca Bonfante.
Una llamada interrumpe la entrevista. Alguien necesitaba charlar con el sobre la entrevista que le hará al día siguiente a Laura Azcurra de Actrices Argentinas. De pibe nunca imaginó que se convertiría en periodista. Hoy, y desde el 2014, abraza el oficio, lo mastica desde una perspectiva militante y lo amasa para convertir a La Izquierda Diario en la voz de millones. Justo a tiempo se dio cuenta que la abogacía no era lo suyo. Hoy, además de su labor de periodista lo define su militancia firme en el movimiento LGTBI. Se define como un “chico, trans, puto, trosco, curioso”. Y cada vez que tiene a alguien enfrente, le gusta dejarlo tecleando.
La izquierda tiene que estar. Orgulloso de ser candidato por el PTS en el @Fte_Izquierda junto a @vaninabiasi y mi amigo y camarada @lucabonfante_
A la derecha se la combate, sin sapos, ñoquis o panqueques. No hay tiempo para la tibieza. pic.twitter.com/SUa9jELjVa
— Toms Máscolo (@PibeTiger) March 29, 2025
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"Quiero generar incomodidad, que la gente se pregunte sobre las cosas, que no dé nada por sentado, que se incomode, que piense", afirma.
Empezó a militar en el PTS a los 19 años, su primera marcha fue el 8 de marzo en el Día Internacional de la Mujer junto a la agrupación de mujeres Pan y Rosas que fue fundada por Andrea D'Atri y es de carácter internacional.
Tom es candidato a legislador porteño junto a Vanina Biasi y Luca Bonfante proponen ser la tercera fuerza que enfrente al ajuste para que "no nos roben el futuro", dijo.
El género anfibio
Todo tal vez empezó -o al menos, así le sugieren sus recuerdos-, cuando de niño le decía a su abuelo “quiero ser tanguero”, y entonces el lo peinaba. También lo llevaba a pescar, quizás fue él, su abuelo, el primero en conocer a ese Tom que el mundo conocería años después. Y así, entre bodegones y whisky, juegos de billar y bares, se sentía un galán cuando le pedían que cante Cafetín de Buenos Aires. “De chiquilín te miraba de afuera”, me tararea.
Llegamos a los años '90. Los laburos escaseaban y su madre biológica tuvo que rastrearlos de barrio en barrio. Mientras Tom, yiraba y yiraba de colegio en colegio, por seis en total. En la última escuela a la que asistió, a los pibes les daban clases de mecánica y a las pibas de corte y confección. No se adaptó mucho.
Tom tiene 19 años. Camina por las calles rosarinas, de la mano con otra piba. Pasa un colectivo. La mirada de todos los usuarios y todas las usuarias del transporte gira 180 grados. Descubre otro tipo de sexualidad, que todo el cuerpo es erógeno, que los tabúes no sirven más que para oprimir a los jóvenes (y también a los adultos). Atraviesa su primer aborto, y se lee de un tirón el libro Pan y Rosas.
Yo no quiero ser esa mujer que me quieren imponer, femenina, madre, que tenga una familia, yo no me siento identificado con eso y dije bueno capaz no sea lo que se espera que una mujer sea.
Sí, identidad rebelde.Pero tampoco le convenció ser otro tipo de mujer, quería ser un pibe. Piba o pibe siempre rebelde nunca inrebelde.
Una amiga le habló de la teoría queer y llegó a sus manos un libro escrito por un “tipo trans”: “Ey, yo soy esto”. La frase resumía el final -o tal vez el comienzo- de la búsqueda de saber quién quería ser. La ecuación vagina=mujer, ya no tenía ningún sentido. En ese tiempo, comenzó su amistad con el filósofo Blas Radi y Rodrigo Rotpando, con quienes también empezó a criticar el posmodernismo porque se dio cuenta que la salida no era individual, sino colectiva.
Las “estrategias que uno teje”. Entre la precarización y la doble identidad
Empecé a laburar en un carrito a los 20, año 2007…
Antes de que se conquistara la Ley de Identidad sexual, Tom ya había decidido ser Tom, y había dejado atrás el nombre que lo identificaba como mujer. Pero el presente macabro repite el pasado. Año 2011, Tom empieza a trabajar como cadete. Pero no puede ser él libremente. Para los ojos y oídos de compañeros y jefes, él era ella. De vez en cuando se animaba a ponerse ropa asociada al “estilo varonil” y la gente lo miraba extraño. Usaba vendas para las tetas.
Uno tiene que ser como es, pero el sistema tampoco te deja ser quien vos queres ser. Si tenía que ir a una entrevista de trabajo, tenía que ir como decía mi DNI, o no me tomaban.
Las vidas de quienes rompen con la heteronorma, de la diversidad sexual, son todo, menos una historia color de rosa. Al principio, simulaba una voz más grave, lo hacía para sobrevivir en un mundo hostil, donde la heteronorma se impone y pesa, pesa mucho. Los golpes del odio homofóbico, recibidos en carne propia, intentaron acallar su grito de rebeldía.
Allá por el 2014 , llegó a la city porteña. Recorrió call centers siendo lesbiana y siendo Tom. La doble identidad como escudo en una ciudad que se dice “gay friendly”. A los 3 meses terminaba el periodo de prueba y lo echaban. Los insultos vomitados sobre su orientación sexual lo hartaron.
Llegó un momento en el que yo dije bueno basta: quiero ser Tomás. Y para ser Tomás, tenía que laburar en negro, primero fui bachero. Lo más explotado, gastronomía.
Y así, laburó de bachero en Don Julio, la parrilla que hace unas semanas apareció en los grandes diarios por encontrarse entre los 50 mejores restaurantes del mundo. La “meca del asado” le dicen. Los vinos de la carta llegan a los 100.000 pesos. Ningún pibe como Tom, como la mayoría de la juventud, podría pisar un lugar así, si no fuera con el único objetivo de lustrar sillas de cuero con un cepillo de dientes. El secreto mejor guardado de Don Julio tal vez sea, el pago de salarios en negro. Pero Tom se la bancaba, porque para poder ser Tom no le quedaba otra opción.
Pero estaba a la defensiva, estaba todo el tiempo con miedo a que algo me pase. Es muy viril todo y yo tenía que ser así para subsistir frente a eso.
Aborto legal en el hospital...también para pibes trans
Blum! quedo embarazado. Tom tenía 19 años cuando se realizó su primer aborto. El horror de la clandestinidad se tradujo en un quiebre en su vida: empezó a activarla, el aborto tenía que ser libre, seguro, legal y gratuito. Sus primeros pasos en la militancia feminista fueron en los Encuentros Nacionales de mujeres.
Tucumán, que era una ciudad gigante con un montón de iglesias, que cada una hora daban campanazos terribles. Estábamos todas juntas con las pibas de Pan y Rosas. Fue la primera vez que dije, “che, soy re parte de esto”. Nos peleamos en los talleres, habían viajado madres de Plaza de Mayo, había viajado Elia Espen.
El peso de la clandestinidad puede aplastar. No fue el caso de Tom. Como un pulpo estiró sus mil brazos para llegar a cada rincón con otra voz, su voz. Y alcanzó las aulas del Acosta, del Faderr, en Berisso, Lugano. Las realidades y la juventud eran diversas. Pero algo en común resaltaba: los pibes y las pibas no tenían educación sexual porque no hay aulas, no hay tiza para el pizarrón. Los pibes y las pibas se organizan en sus centros de estudiantes para que la Ley de Educación Sexual se aplique en las escuelas. La pelea por educación sexual como algo educativo, algo estructural.
La identidad como piso
Cuando empezó a militar en la juventud trabajadora descubrió que las luchas identitarias no eran suficientes. Miró el documental “Memoria para reincidentes” y de pronto se reveló ante él parte de la historia de la sexualidad de la clase obrera argentina: en los '70 en las asambleas los trabajadores discutían que no se les paraba por los extenuantes ritmos de trabajo.
El binarismo de género te lleva a crear hombres viriles, que piensan que su labor en la vida es traer el pan a su casa y que la mujer es una incubadora humana. El marxismo me permitió ver un sistema que nuclea todo, un capitalismo que necesita a la familia como institución, que impone una forma de sexualidad que le es funcional.
Si vos trabajas 13 horas por día, en una fábrica con una máquina al lado que hace bum! bum! bum! Y la verdad que no te va a permitir explorar mucho tu deseo. Si a eso vos le añadís, todos los prejuicios que existen…
Las duras realidades de las fábricas, le revelaron la opresión sexual y al mismo tiempo la cuestión de clase. Una de las razones por la cual milita: para que el movimiento obrero abrace la causa de la liberación sexual, y para qué suceda lo mismo en la dirección opuesta. El mejor ejemplo sea tal vez, lo que relata la película Pride, cuando un grupo de gays y lesbianas recaudaron fondos para las huelgas mineras en Inglaterra porque tenían enemigos en común, Margaret Thatcher (la dama de hierro), el Vaticano y la Policía.
El orgullo en el cuerpo y el hilo rojo
Una esperaba que luego de una pregunta como ¿qué es el orgullo? para una persona como él, la respuesta vendría de la mano de un sentimiento, de una sensación de libertad, también de triunfo. Pero no. El orgullo para Tom va seguido de verbo, de acción.
En un escenario político marcado por la demagogia vacía, el marketing electoral y el seguidismo a los planes del FMI, Tomás Máscolo emerge como una alternativa real desde la izquierda anticapitalista y disidente. Como único candidato abiertamente trans a legislador en la Ciudad de Buenos Aires, su presencia en las elecciones no es solo simbólica, sino profundamente política: representa una voz que no se acomoda al status quo, ni al progresismo tibio de figuras como Leandro Santoro ni al cinismo reaccionario de referentes como Adorni.
Mientras los grandes partidos disputan quién gestiona mejor el ajuste, Máscolo plantea una ruptura de fondo con el FMI, entendiendo que no puede haber derechos reales para la diversidad sexual en un país atado a la miseria planificada desde Washington. Las identidades disidentes no viven del marketing ni de las declaraciones de ocasión, sino que necesitan trabajo, salud, vivienda, educación y una vida libre de violencias. Y eso solo es posible poniendo nuestras necesidades por delante y organizandonos en todos los lugares de estudio y de trabajo.
Por eso, su llamado a marchar este 1 de febrero (1F) cobra fuerza: no se trató solo de resistir una medida puntual, sino de señalar que toda la deuda es con el pueblo, no con el Fondo. En la calle, en el activismo y también en las urnas, Tomás Máscolo se posiciona como una alternativa necesaria para que la Ciudad tenga una voz que defienda, sin medias tintas, los derechos de la diversidad y la clase trabajadora.
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Justicia para Sara: brutal asesinato de una mujer trans en Colombia causa indignación internacional
9 de abril, por Crímenes de odio — Internacional, Géneros y Sexualidades, Edición Estado Español, Colombia, Transfobia, Edición México, Edición Venezuela, Edición Bolivia, Transfeminicidios, Edición Costa Rica , Internacional, Géneros y Sexualidades, Edición Estado Español, Colombia, Transfobia, Edición México, Edición Venezuela, Edición Bolivia, Transfeminicidios, Edición Costa RicaEl asesinato de Sara Millerey González, mujer trans de 32 años, fue grabado en video y expuso la brutalidad de la transfobia en Colombia.
La violencia transfóbica arrebató la vida de Sara Millerey González, una mujer trans de 32 años, torturada y asesinada en el municipio de Bello, Antioquia, a las afueras de Medellín, Colombia. Su muerte ha sacudido a distintos sectores sociales dentro y fuera del país, incluida México, donde activistas y colectivos han expresado su indignación por el crimen y la crueldad con la que fue cometido.
La escena de la tortura fue grabada en video y difundida en redes sociales, donde se ve a Sara en medio del agua sin recibir ayuda de nadie. De acuerdo con las autoridades, sus brazos y piernas fueron fracturados antes de ser arrojada a la quebrada, impidiéndole nadar y provocando su posterior muerte por ahogamiento. La crueldad con la que se cometió el crimen y la circulación de las imágenes evidencian un mensaje brutal: la intención de aniquilarla por su identidad de género.
Aunque la respuesta institucional no se hizo esperar —la Defensoría del Pueblo confirmó al menos 13 transfeminicidios en los primeros tres meses de 2025 y la Alcaldía de Bello anunció la apertura de una investigación— hasta el momento no se ha identificado a los responsables. El presidente Gustavo Petro se pronunció públicamente y calificó el hecho como un acto de “fascismo”, señalando: “Esto que pasó en Bello se llama fascismo, porque hay Nazis en Colombia”. Sin embargo, las cifras de crímenes de odio en Colombia demuestran que el de Sara no es un caso aislado.
La oenegé Caribe Afirmativo, citada por el diario El País, ha registrado 25 asesinatos contra personas LGBTIQ+ en lo que va del año, 15 de ellas con experiencias de vida trans. Su director, Wilson Castañeda, expresó su consternación: “Nos angustia el nivel de sevicia, crueldad y dolor, la constancia de una práctica sistemática de querer aniquilarla”. Pese a los insuficientes avances institucionales en materia de diversidad, como la creación de una oficina en el Ministerio de Igualdad, la violencia continúa. “La diversidad nos está costando la vida”, afirmó.
En México, colectivos, activistas y organizaciones como la Red de Juventudes Trans, denunciaron que este crimen de odio pone de manifiesto la necesidad de aplicar medidas de prevención y de erradicar la tortura sistemática contra las personas trans. En un pronunciamiento de la activista Jessica Marjane, la Red señaló: “La transfobia es tortura en todas sus modalidades, y el caso de Sara muestra cómo esa violencia escala y se perpetúa con impunidad”. También criticaron que la Alcaldía de Bello haya negado públicamente la identidad de género de Sara en sus primeros comunicados. “Repudiamos que se le haya desidentificado. Te nombramos Sara y exigimos justicia, atención y prevención de los crímenes de odio como una forma de reparar y no repetir”, declararon.
Por su parte, colectivas como Transyfugas y Clan Mariposas Negras convocaron a una acción este domingo 13 de abril en la embajada de Colombia en la Ciudad de México para protestar por justicia para Sara.
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Desde distintas ciudades de Colombia como Bogotá y Medellín, organizaciones han convocado velatones para exigir justicia y acompañar al movimiento trans en su duelo y su lucha. En México, colectivos feministas y LGBTI+ han comenzado a sumarse con pronunciamientos solidarios y llamados a la acción contra la transfobia estructural. Desde La Izquierda Diario México nos sumamos al repudio de este crimen y nos sumamos a la exigencia de justicia para Sara.
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Juana Rouco Buela y "Ariel": un periodismo militante para el proletariado, la mujer y la juventud
6 de abril, por Ideas de Izquierda — Géneros y Sexualidades, Feminismos, Géneros y Sexualidades, FeminismosCon su osado estilo, quebrando formas y acelerando tiempos, Juana Rouco representó la principal figura del anarquismo tanto en Buenos Aires como en Montevideo, y fue una de las grandes luchadoras de tal cuño en el Río de la Plata.
En homenaje a nuestro querido maestro Osvaldo Bayer
La trayectoria de Juana Rouco Buela atravesó parte del siglo XX, desde su nacimiento en Madrid, el 19 de abril de 1889, hasta su muerte en Buenos Aires, el 31 de octubre de 1969. Su paso y recorrido sumó páginas históricas y acontecimientos significativos innumerables. Militante activa en numerosas huelgas obreras, en manifestaciones de repudio contra la represión policial y la persecución política, en la organización de sindicatos; fogosa oradora en cientos de espacios públicos; dirigente sindical y de mujeres y, en particular, eximia escritora, periodista, ensayista, editora, pensadora crítica e intelectual con una sólida cultura.
Su origen obrero y su condición de autodidacta le impedían disponer de otras posibilidades más que de aquellas que le otorgaba su limitado contexto personal; pese a eso, ella pudo sobreponerse a las adversidades de su presente y abrirse camino en la escritura. Alcanzó reconocimiento por sus múltiples y resonantes desempeños en los espacios políticos y culturales. Su temple a lo largo de los años nos indujo a repasar la
significativa producción gráfica que acompañó a su extensa y compleja vida militante.Integró consejos de redacción de varias publicaciones anarquistas La Nueva Senda (1909 -1910). Editó un periódico de mujeres Nuestra Tribuna. Quincenario femenino de ideas, arte, crítica y literatura (1922-1924). También, en 1929 experimentó el periodismo en medios comerciales, la revista Mundo Argentino. Semanario Popular Ilustrado. Incluso, fue artífice de sus memorias Historia de un ideal vivido por una mujer (1964), la constituye la única fuente autobiográfica femenina referida al mundo libertario local.
Juana desarrolló una multiplicidad de iniciativas escritas como una particularidad propia, sin olvidar que, a la vez, representaba un atributo privativo de las corrientes anarquistas. Ha sido tal su empeño como editora y escritora que sostuvo una revista de corta duración, como fue el caso de Ariel.
El periodismo como arma de lucha política
A diferencia de sus otras manifestaciones escritas sumamente estudiadas por dentro y fuera del campo de la investigación del anarquismo o de la militancia feminista, esta publicación permanece desconocida. Hacia 1926, Juana y su compañero de militancia y pareja, José P. Cardella, un tipógrafo anarquista, se instalaron en Córdoba. Allí, se unieron con Antonio Sosa Avendaño y Juan Pressacco para lanzar la revista Ariel.
Entonces estos cuatro anarquistas inspirados por el Ariel de Rodó, decidieron publicar su propia revista llamada también Ariel. Revista del Pueblo y la Juventud, una publicación literaria y cultural. [1] Bajo la dirección de Cardella, el primer número salió el 10 de agosto de 1926 en la ciudad de Río Cuarto. En su portada aparecía el lema ”El periodismo como apostolado” que planteaba que uno de sus propósitos residía en consagrarse a la elevación intelectual del proletario, la mujer y el joven, quienes eran sus tres destinatarios específicos, y lo hacían mediante la instrucción popular. Al respecto, ellos proponían "Nosotros bajaremos al seno del pueblo humilde, inquieto y laborioso a buscar los grandes motivos que enaltecerán nuestra obra de obreros del pensamiento". [2]
Su nombre manifestaba una inclinación latinoamericanista que junto a las citas que aparecían en sus portadas resaltaban la influencia de Ariel, revista publicada por el escritor uruguayo José Enrique Rodó en 1900, la que dio origen a una corriente ideológica llamada arielismo. Esta obra breve con un contenido filosófico se caracterizó por la significativa proyección que logró desplegar en la política de América Latina. En ella se proponían rescatar la cultura de nuestro continente, con un tinte antiimperialista, para interpelar, en particular, a la juventud, con el objetivo de superar el ideal positivista predominante y repensar las propias realidades frente a las penetraciones del mundo sajón. [3] En suma, convocaba a reflexionar sobre nuestras identidades, a construir lo nuevo oponiéndose al utilitarismo y materialismo de los procesos modernizadores hegemónicos con el surgimiento de los Estados Unidos como potencia internacional.
Presuntamente, este semanario estaría sostenido con ahorros de los propios editores pero también se sustentaba con avisos publicitarios de diferentes comercios y profesionales de Río Cuarto así como por suscripciones de campaña que abonaban sus giros por adelantado. Su redacción funcionaba en la calle Sobremonte 692, aunque se desconoce si este domicilio era el de una oficina, un local o de alguna de las viviendas de los propios militantes. Pese a su breve duración de seis números, Ariel logró proyectar un pensamiento crítico, emancipatorio y alternativo. Se dirigía en gran medida a la juventud. A decir verdad, este nuevo sujeto político había emergido con la considerable participación del movimiento estudiantil que estalló en la ciudad Córdoba hacia 1918.
De esta manera, se constituyó la Reforma Universitaria que contaba con un ala radicalizada que acompañaba los reclamos estudiantiles -relativos a la renovación docente y curricular y a la democratización de la universidad- junto con la instrucción de los obreros que encabezarían la revolución socialista. [4] Así, los editores de Ariel sostenían en torno al juvenilismo que "Ariel tiene abiertas sus columnas a todas vuestras inquietudes espirituales. Un solo propósito nos anima: haciendo nuestro el pensamiento de Henri Barbusse, deseamos producir la revolución en el cerebro de la juventud interesándola por las cosas de la inteligencia".
En líneas generales, sus temáticas abordadas se centraban en la educación, el humanismo, la crítica social, el antiimperialismo, el antibelicismo, el anticlericalismo, el periodismo de protesta, la cuestión del nacionalismo conservador y la inmigración, el mundo del trabajo, la realidad local, nacional, latinoamericana y la defensa de los derechos de la mujer. [5] Por esa razón, disponía de la sección "Colaboración Femenina", a cargo de Juana, presente en cada número como un apartado fijo. Si bien sólo se publicaron sus artículos, no obstante, ella aguardaba la participación de otras mujeres que con sus textos aportarían a elevar mentalmente a sus congéneres y, en simultáneo, lograrían despertar en los lectores un mayor interés por tratarse de asuntos importantes para las jóvenes y madres. Bajo el tópico "La mujer y la sociedad" colocaba el acento en la cuestión educativa como un camino imprescindible para la liberación femenina que dejaba demostrar las causas y los efectos de su pretendida inferioridad. Al mismo tiempo, formulaba denuncias contra la desigualdad salarial al considerarla otro elemento causante de la sujeción de la mujer al hombre. [6] En uno de sus artículos utilizó una categoría novedosa para la época como era la de las "esclavas modernas". Bajo ese distingo lograba denunciar las arbitrariedades sociales pero también expresaba su indignación ante la injusticia discriminatoria entre trabajo y remuneración: "La mujer no podrá nunca ser libre mientras tenga que depender del hombre para el desenvolvimiento de su vida económica". [7] Por otra parte, Juana destacaba el potencial poder reivindicativo y transformador que poseían sus congéneres. Las cuestiones familiares, sociales, pedagógicas, políticas y laborales fueron predominantes en sus relatos para esta sección, adelantándose al horizonte mental de aquellas dos primeras décadas del siglo XX.
La reconstrucción de su propio recorrido como mujer, trabajadora, militante e intelectual es lo que nos habilita a que la sigamos estudiando en este presente. Más aún, en su intervención como cronista en este quehacer periodístico que fue Ariel, una revista olvidada con una enorme variedad de matices; ella conjugó un cierto obrerismo con un posicionamiento de corte vanguardista frente a los interrogantes específicos de la mujer en su condición de obrera, madre, joven y compañera.
[1] La Facultad de Humanidades de la Universidad de Río Cuarto dispone de todos los números de dicha publicación que no se encuentran abiertos al público.
[2] Revista Ariel, 1926, Año I, N°I, p 1.
[3] Prieto, Osvaldo Emilio, (2003). "La recepción del arielismo en Río Cuarto". Literatura y lingüística, Santiago, n. 14, p. 225-234.
[4] Bustelo, Natalia (2015) "Arielismo, Reforma Universitaria y socialismo bolchevique. La revista Ariel (1919-1931)", en Polémicas intelectuales, debates políticos: las revistas culturales en el siglo XX, de Leticia Prislei, Cátedra de Pensamiento Argentino y Latinoamericano, Buenos Aires: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras Universidad de Buenos Aires,p.83.
[5] Prieto, Osvaldo Emilio.Op.cit.s/p.
[6] Rouco Buela, Juana. Revista Ariel, 1926, Año I, N°II, p 2.
[7] Ibídem.
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JubiladAs: ¿por qué también es una lucha feminista?
3 de abril, por Opinión — Política, Géneros y Sexualidades, Ciudad de Buenos Aires, Mujeres trabajadoras, Andrea D'Atri, Jubilaciones, Jubiladas y jubilados, Legislatura porteña, Política, Géneros y Sexualidades, Ciudad de Buenos Aires, Mujeres trabajadoras, Andrea D'Atri, Jubilaciones, Jubiladas y jubilados, Legislatura porteñaEn 2020 en Argentina, las personas de más de 60 años representaban casi el 16% de la población. Ahora, son el 22%. La población envejece y esa tendencia crece aquí y en el mundo. Hablemos de jubilaciones.
Las personas vivimos más tiempo. Y también hay menos nacimientos que en otras épocas. Y como venimos de varias décadas de precarización del trabajo, con muchísimas trabajadoras y trabajadores cobrando de manera irregular, sin que la patronal haga los aportes correspondientes al sistema previsional, entonces los gobiernos deciden resolver el déficit, ajustando a las jubiladas y jubilados. ¿Cómo? Con empresarios que evaden las leyes y se llenan de guita, por un lado y trabajadores que crearon esa fortuna con su trabajo, pero que son arrojados a la pobreza extrema cuando se jubilan.
Pero, en promedio, las mujeres, viven más que los varones. Y encima de que las mujeres que tienen un trabajo remunerado son muchas menos que los varones, la gran mayoría tiene un trabajo no calificado, más precario, flexibilizado, no registrado o irregular. Eso pasa porque las mujeres son las que además se hacen cargo del trabajo doméstico y de cuidado de la familia, que es un trabajo de muchas horas, casi 24/7, pero gratuito.
Eso tiene la consecuencia de que, aunque las mujeres vivan más, en sus años de vejez, la mayoría es más dependiente económicamente, que los varones. ¿Se hacen una idea? Con jubilaciones de pobreza y sin pareja, muchas mujeres mayores conviven con las familias de sus descendientes, y siguen haciendo las labores domésticas y de cuidado gratuitas que hicieron toda su vida, ahora para sus nietos.
Por todo eso, es una tarea de los feminismos y especialmente de los feminismos anticapitalistas, luchar, también, por transformar radicalmente las condiciones en las que envejecemos actualmente.
¿Y qué ocurre hoy en Argentina?
El pasado domingo 23 de marzo, venció la moratoria con la que pudo jubilarse muchísima gente que no llegaba a tener los 30 años de aportes regulares. Eso quiere decir que 9 de cada 10 mujeres no se podrán jubilar de aquí en más. Tampoco 7 de cada 10 hombres. Solo podrán aspirar a la PUAM, la Pensión Universal para Adulto Mayor, pero que es un 20% menos que la jubilación mínima, que es de 286 mil pesos. Además, la PUAM rige desde los 65 años, así que se eleva la edad jubilatoria para las mujeres, en cinco años. Y la PUAM no puede sumarse, por ejemplo, a la pensión del cónyuge que falleció. Para rematarla, si cobras la PUAM no podes trabajar.
Hoy, el acuerdo aprobado con el FMI incluye la exigencia de pagar menos jubilaciones en Argentina y de reducirlas aún más. Siempre, los gobiernos que asumieron la deuda ilegítima con el Fondo, como los gobiernos que decidieron pagarla, usaron a las jubiladas y jubilados como variable de ajuste.
Por eso, cada miércoles, jubiladas y jubilados se movilizan frente al Congreso. No aceptan que, después de trabajar toda una vida, se los siga castigando y ajustando en beneficio de los grandes grupos empresarios.
Acompañar esta lucha es también construir nuestro futuro
Creemos que la moratoria, aunque sea un parche frente a un sistema previsional cada vez más en crisis, debe prorrogarse de inmediato. Y, además, tenemos que luchar por una salida de fondo: que se registre a todas las trabajadoras y trabajadores, sin excepción y se restituyan los aportes patronales al 33%. Todos hablan del déficit fiscal, pero no les importa el déficit social que viven los trabajadores y jubilados.
Ése déficit también explota. Por eso no es casual que las jubiladas y los jubilados sean los protagonistas de las rondas que, todos los miércoles, debe soportar la feroz represión de Patricia Bullrich y sus tropas federales, alrededor del Congreso.
No es casual tampoco, la decisión y valentía de las mujeres jubiladas. Ellas son parte de ese movimiento que, en Argentina, consiguió que se exponga a viva voz la violencia que antes se soportaba en silencio, consiguió el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y es el sector social que más repudia el autoritarismo y los discursos de odio del gobierno de Milei.
Construyamos nuestros futuros, colectivamente. Y no solamente el futuro de las jubiladas y jubilados de hoy, sino fundamentalmente, el de quienes hoy, con las políticas de ajuste de los últimos gobiernos, de Milei y las exigencias del Fondo Monetario, ya lo tienen hipotecado.
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