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Lemoine y Milman presentan un proyecto contra la Ley de Identidad de Género
16 de julio, por La respuesta es en las calles — Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Zona Sur del Gran Buenos Aires, Ley de Identidad de Género, Ideología de género, ESI (Educación Sexual Integral), Alerta de género, La Libertad Avanza (LLA), Lilia Lemoine, Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Zona Sur del Gran Buenos Aires, Ley de Identidad de Género, Ideología de género, ESI (Educación Sexual Integral), Alerta de género, La Libertad Avanza (LLA), Lilia LemoineA horas de la gran movilización convocada por el Garrahan para defender la salud pública, los impresentables de Lilia Lemoine (LLA) y Gerardo Milman (PRO) lanzaron un ataque reaccionario contra los derechos de las personas trans y la educación sexual integral. Un intento desesperado de meter en agenda un nuevo ataque mientras se prepara una gran movilización junto a distintos sectores en lucha contra un gobierno que está en crisis con escándalos de valijas y la dura derrota del Senado
Este ataque no ocurre en el vacío. El gobierno de Milei atraviesa una profunda crisis política. A los escándalos de corrupción como el del hallazgo de valijas con dinero no declarado relacionado a altos funcionarios, se le suman derrotas importantes en el Senado, como el avance de la ley de emergencia en discapacidad o el rechazo al ajuste jubilatorio que proponía el oficialismo. Ahora amenaza con vetos, pero se pudo ver que el plan de ajuste y ataques antiderechos solo se sostiene gracias la complicidad de las centrales sindicales y distintos sectores en el Congreso.
En este contexto, dos diputados de La Libertad Avanza, Lilia Lemoine y Carlos Zapata, y uno del PRO, el bullrichista Gerardo Milman, presentaron un proyecto que busca modificar la ley de identidad de género y prohibir la educación sexual desde el Estado. Un ataque que busca desviar una agenda crítica para Milei, que tal como hacen los sindicatos con las luchas en curso, pretende incentivar divisiones entre la gran mayoría que sufren despidos, recortes y cada medida reaccionaria por el miedo a que surja una fuerza social unida en las calles que derrote su plan.
El proyecto: un ataque antiderechos
Entre sus puntos más reaccionarios, el proyecto:
Elimina la cobertura estatal y de obras sociales para tratamientos hormonales, quirúrgicos y de adecuación corporal, trasladando todos los costos a las personas trans. Solo podrían acceder quienes puedan pagar beneficiando a las empresas de medicina prepaga y a los amigos de Lugones. Restringe el acceso a menores de 18 años, exigiendo el consentimiento de ambos progenitores y un dictamen de un equipo médico-psicológico. El espíritu de la ley aborda la identidad de género como una construcción social sin caer en la patologización. Prohíbe que el Estado promueva, financie o incluso hable de género y sexualidad en ámbitos públicos, incluyendo las escuelas. Atacando así una herramienta como la ESI que permite que miles de niñas y niños puedan denunciar abusos sexuales.En la práctica, esto implicaría un retroceso en derechos conquistados con lucha, un intento de reinstaurar una mirada patologizante, biologicista y represiva sobre las identidades de género.
Hace tan solo medio año Milei equiparaba la homosexualidad con pedofilia en el Foro de Davos, lo que mostró la enorme capacidad de responder en la calle que dio el colectivo LGBTIQ+ junto a otros sectores reclamando. La respuesta masiva en las calles fue clave en la disputa contra los discursos de odio que difunde Milei desde el Estado, ese es el camino. Recientemente volvieron a insistir arremetiendo contra el diputado Esteban Paulón, activista por los derechos del colectivo LGBT+, quien fue acusado de “pedófilo” y recibió agresiones en un programa de streaming vinculado al oficialismo.
La salud como un negocio: el verdadero plan
Este ataque se enmarca en una política más amplia de vaciamiento de la salud pública. Mientras se recortan partidas esenciales, el gobierno piensa destinar solo en este año 18 veces el presupuesto del Garrahan tan solo al pago de la deuda con el FMI. Para Milei, todo es mercancía: la salud, la educación, la identidad.
Desde enero empezaron a llegar mails desde las dependencias de salud como el Durand y Fernandez suspendiendo cirugías y avisando faltantes de hormonas y turnos de tratamiento, un ajuste que ya está sucediendo en los hechos y que también llegó a provincia el “alerta” de estos posibles faltantes.
Quieren que con nuestros sueldos que no nos permiten llegar al 10 de cada mes garanticemos el acceso a derechos transformando la salud en un negocio como los del Ministro de Salud, Mario Lugones, es el hilo rojo que une los despidos, el vaciamiento de hospitales y ahora este proyecto antiderechos.
El proyecto también apunta contra la Educación Sexual Integral (ESI), aunque no la menciona directamente. Al prohibir que el Estado promueva contenidos sobre género y sexualidad, busca silenciar a las escuelas, impedir debates y bloquear herramientas fundamentales para la niñez y la adolescencia. La ESI no solo enseña sobre derechos, identidades y autocuidado. No solo quieren dejar al 60% de las infancias que está bajo la línea de pobreza sin hospitales como el Garrahan, que permiten dar respuesta a las enfermedades más graves, también quieren borrar del mapa herramientas con las que que permiten que reconozcan y denuncien situaciones de abuso. Pero los ataques ya no pasan sin respuesta, por eso les trabajadores del Garrahan convocaron a una movilización donde ya se sumaron decenas y decenas de sectores que quieren defender la salud pública.
Hay fuerza para enfrentarlos
Tenemos la fuerza, lo vimos en: la marcha multitudinaria el 1F contra las políticas de odio, en les trabajadores del Garrahan que resisten el vaciamiento volviéndose un símbolo de lucha, en las huelgas de estatales y docentes en varias provincias, en las tomas y movilizaciones estudiantiles en universidades y secundarios. También la vemos en las luchas obreras emblemáticas que vienen dando los trabajadores de SECCO, Georgalos y Shell, que resisten los despidos y ajustes patronales con acciones como cortes en la Panamericana enfrentando la represión.
Las infancias no pueden esperar y ver como cierran hospitales en nuestras caras o como atacan derechos conquistados, no podemos esperar al 2027 como nos proponen desde los sindicatos encabezados por el peronismo que están más preocupados en pronunciarse por la candidatura de Axel Kicillof, que está dejando pasar los despidos en la provincia muy alejado de los reclamos de la calle. Las burocracias nos quieren a todes peleando por nuestra cuenta, algunas directamente siendo cómplices del ajuste, otras limitándose a denunciar ataques del gobierno sin convocar a ni una asamblea.
Por eso hay que golpear con un solo puño en la marcha del 17 convocada por el Garrahan, y que sea el inicio de un plan de lucha coordinando toda esa fuerza social que vemos en cada reclamo desde abajo para derrotar el plan de ajuste y las políticas anti derechos del gobierno.
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“Lo que queremos es que nos deseen”: leer a Perlongher contra los discursos de odio y el mercado
15 de julio, por “La cita” — Géneros y Sexualidades, Historia, LGTBI, Matrimonio igualitario, Diversidad Sexual, Historia, La cita, Géneros y Sexualidades, Historia, LGTBI, Matrimonio igualitario, Diversidad Sexual, Historia, La citaSe cumplen 15 años de la votación de la ley de matrimonio igualitario en el país. Argentina fue uno de los primeros países de la región latinoamericana en conquistar este derecho. Para recordar esta fecha le preguntamos a Tomás Máscolo, militante del PTS y activista de la diversidad sexual, qué cita o textos recomendaría y esto nos contaba.
“No queremos que nos persigan,
ni que nos comprendan,
ni que nos toleren,
ni que nos analicen,
ni que nos curen,
ni que nos expliquen,
ni que nos discriminen,
ni que nos aprehendan,
ni que nos maten:
lo que queremos es que nos deseen.”— Néstor Perlongher
A veces una frase puede condensar más que mil documentos. En este caso, son estas palabras de Néstor Perlongher las que siguen estallando sobre el presente. No piden permiso, ni aceptación, ni compasión. Lo que exigen es deseo y lucha.
Perlongher no solo fue un poeta brillante. Fue militante del Frente de Liberación Homosexual en los años ‘70, exiliado en Brasil durante la dictadura, sociólogo marxista y cronista del deseo. Su vida y su obra fueron inseparables de la lucha colectiva contra la represión sexual, la moral conservadora, el Estado policial y el disciplinamiento capitalista de los cuerpos.
Leer a Perlongher hoy es más necesario que nunca. En plena ofensiva reaccionaria encabezada por Milei, con la derecha promoviendo el odio abierto contra las disidencias sexuales, el feminismo y la protesta social, con un ajuste brutal que golpea a la juventud, las mujeres y las identidades LGTBIQ+. Hay que volver a una voz que no se domesticó y estuvo en las calles. Una voz que supo unir deseo con lucha.
Contra la tolerancia y el mercado rosa
Perlongher ya denunciaba en los ‘80 los intentos de domesticar el deseo. Hoy, ese intento se llama pinkwashing: la utilización de los símbolos y demandas LGBTI+ por parte de empresas, partidos del régimen o incluso gobiernos represivos, con fines de marketing o legitimación institucional. Vemos marcas multinacionales que pintan su logo con los colores del orgullo mientras explotan a trabajadoras trans en condiciones de miseria. Vemos gobiernos que marchan con la bandera LGBTI+ mientras reprimen, ajustan y profundizan la precarización.
Lo mismo pasa con el discurso de la “tolerancia” o la “diversidad” vaciada. Nos quieren convencer de que la inclusión individual en el mercado o en los medios es el horizonte máximo de libertad. Como si con ver una pareja gay en una serie de Netflix se resolviera la transfobia estructural. Como si a una piba trans que no llega a pagar el alquiler le alcanzara con que la “respeten”. Como si la libertad fuera una selfie en el mes del orgullo y no poder vivir sin miedo, sin persecución, sin hambre.
La frase de Perlongher desarma esa trampa. No queremos ser “tolerades”. Tolerar no es aceptar, es apenas soportar al otro. Lo que queremos es existir con plenitud, amar sin culpa, organizarnos para transformar la raíz de la opresión.
Marxismo y disidencia: una alianza urgente
Hay quienes quieren separar la lucha de clases de las luchas de las disidencias. Dicen que el marxismo “no habla del deseo”. Falso. Perlongher es una prueba viva de que se puede y se debe unir el marxismo con las luchas sexuales y de género. Porque la opresión de nuestras existencias no es solo “cultural”: tiene raíces materiales. El sistema capitalista necesita normalizar los cuerpos, regular la sexualidad, imponer la familia heterosexual como unidad de reproducción y consumo.
En sus textos como Los devenires sexuales o El fantasma del SIDA, Perlongher analiza cómo el capitalismo busca controlar los cuerpos y el goce, a través del Estado, la medicina, la moral y la represión. No lo hace desde una torre académica, sino con los pies en el barro de la calle, en los saunas, en las villas, en las esquinas donde la comunidad trava y marica resiste todos los días.
Y lo hace con una mirada que no se resigna al gueto, que no quiere solo “identidades” cerradas, sino alianzas políticas amplias para romper con el sistema. No alcanza con conquistar derechos formales si no se garantiza el acceso real a la vivienda, a la salud, a la educación, al trabajo. No hay orgullo posible sin justicia social.
Leer a Perlongher hoy
Volver a Perlongher no es un gesto culturalista. Es una necesidad política. En un momento donde se persigue a quienes luchan, se demoniza a quienes disienten, se criminaliza a quienes existen fuera de la norma, su poesía y su pensamiento son una chispa para encender nuevas resistencias.
No fue un “poeta marica” en términos folclóricos. Fue un militante que pensó el deseo como fuerza de combate. Que escribió contra la dictadura, contra el SIDA, contra la represión y también contra la asimilación. Su obra es barroca, desbordante, difícil a veces. Pero también profundamente sensible, material, cercana. Está llena de cuerpos que gozan, que sufren, que se organizan.
No quería ser “normal”. No quería ser entendido por el sistema. Quería destruir ese sistema. Y por eso es tan urgente leerlo hoy, cuando nos quieren devolver al clóset, al silencio o a la muerte.
Uno que puso el cuerpo y la palabra. Su poesía no es solo para leer en el aula: es para marchar, para amar, para conspirar. Es una invitación a no conformarse, a no bajar la cabeza, a no dejar que nos compren ni que nos acomoden.
Así que si nunca lo leíste, buscá Prosa plebeya, Cadáveres, Evita vive, Los devenires sexuales. Y si ya lo conocés, volvé a leerlo desde este presente lleno de odio, pero también de resistencias.
Porque como decía Néstor:
“Lo que queremos es que nos deseen.”
Y para eso, tenemos que organizarnos para tumbar este sistema que solo ofrece hambre, represión y muerte.Acerca del autor
Tomás Máscolo es militante del PTS y activista de la diversidad sexual. Editor de la sección Géneros y Sexualidades de La Izquierda Diario.
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Enfoque Rojo.
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CABA: Una pareja de lesbianas fue agredida por vecinos y el GCBA no las deja trabajar
14 de julio, por Ataque lesbodiante — Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, Lesbofobia, Javier Milei, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri, Lesbofobia, Javier Milei, Gobierno de la Ciudad de Buenos AiresEl pasado 3 de marzo en el barrio porteño de Balvanera, una pareja fue agredida por padre e hijo luego de recibir amenazas. La causa recibió carátula de “lesiones graves” y hoy siguen viviendo al lado de sus agresores. La respuesta del Gobierno porteño es no dejarlas trabajar. La justicia y los gobiernos son responsables ante el crecimiento de los ataques de odio.
“Las vamos a matar por tortas de mierda”
El pasado 21 de enero el presidente Javier Milei dio un discurso en Davos cargado de un contenido misógino y homofóbico, “la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil. Son pedófilos, por lo tanto quiero saber quién avala esos comportamientos" fue uno de sus repudiables dichos.
En el barrio porteño de Balvanera, un mes y una semana después, una pareja de lesbianas fueron amenazadas por un vecino del departamento donde viven: “las vamos a matar por tortas de mierda”. Dos días después de esa amenaza, el 3 de marzo fueron atacadas y golpeadas por Gabriel y Miguel Yanes, padre e hijo.
“Mi día a día cambió, tenemos una consigna policial que envió la Legislatura, una orden de restricción absurda porque vivimos en el mismo piso y nunca la respetan. Vivimos con miedo. El Gobierno de la Ciudad no nos dió mucha respuesta. Claramente el discurso de odio está estatizado. Entonces los monstruos que creíamos apaciguados conviven entre nosotras y toda la comunidad está cada vez más en riesgo” declaró una de las mujeres atacadas. El pasado sábado 5/7 uno de los agresores quedó detenido por incumplimiento de la orden de restricción. El acusado se niega a respetar la orden, “está en rebeldía” cuenta Inés. La incertidumbre sobre su futuro sigue latente.
El discurso de odio está estatizado, hay que enfrentarlo
El caso de Inés y Analia se suma a los ataques de odio que vienen en escalada Como lo vimos con el caso de Cañuelasdonde un hombre prendió fuego la casa de una pareja de lesbianas luego de años de ataques y hostigamiento, el ataque a una pareja en Recoleta mientras iban al dentista, el triple lesbicidio en Barracas de Pamela, Andrea y Roxana el 6 de mayo de 2024 cuando Justo Fernando Barrientos tiro una bomba casera donde habitaban hacinadas cuatro mujeres lesbianas.
“Este gobierno tampoco nos está permitiendo comer” dicen Inés y Analia, contando que son vendedoras ambulantes de empanadas que como miles de trabajadores, jóvenes, mujeres y lgbtiq+ se rebuscan el día a día siendo parte de los sectores más golpeados por la precariedad de la vida, sin derechos laborales y también sin solución habitacional. Tienen una orden de desalojo por derrumbe por parte del Gobierno de la Ciudad, que las quiere desalojar del departamento donde son propietarias sin plantear ninguna solución. Ya sufrieron un intento de desalojo arbitrario donde la policía les rompió la puerta de entrada con una orden de la fiscalía, “Patearon la puerta mia y de mis vecinos como si fuéramos delincuentes. Imagínate cómo nos sentimos. Es nuestro lugar. No ofrecieron respuestas solo violencia". Esta precariedad de la vida es también en la que se apoyan empresas millonarias como Georgalos, que despiden, flexibilizan y discriminan a las mujeres por organizarse.
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Es por esto que las mujeres y diversidades fueron los primeros sectores que le hicieron frente en las calles al gobierno de Milei en acciones colectivas y grandes movilizaciones como la marcha del 1F, de Ni Una Menos junto a lxs jubiladxs, junto al Htal. Laura Bonaparte donde atienden a personas LGBTIQ+. Le hacen frente al estado y los gobiernos ajustadores que garantizan junto a las fuerzas represivas y la justicia la perpetuación de la violencia machista. “Me parece muy importante movilizarnos porque cada una de las batallas que creíamos ganadas en un tic tac perdimos millones de derechos. Los crímenes de odio van a seguir en ascenso siempre y cuando no nos organicemos de manera mancomunada”.
Esta unidad es fundamental, se necesita a la hora de salir a defender todos nuestros derechos contra toda resignación, es la fuerza desde abajo para que no pasen los planes del gobierno, el FMI y sus cómplices.
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Un año sin Luciana Muñoz: “Ya basta de silencio e impunidad”
13 de julio, por Neuquén — Géneros y Sexualidades, Neuquén, Desaparición forzada, Desaparición, Neuquén , Géneros y Sexualidades, Neuquén, Desaparición forzada, Desaparición, NeuquénA un año de su desaparición, familiares y organizaciones exigieron justicia por Luciana Muñoz Aguerre. Responsabilizan al Estado y la Justicia por no poner los recursos necesarios para encontrarla.
Hace un año no estamos todas, falta Luciana Muñoz Aguerre. La joven neuquina de 21 años salió de la casa de su abuela el 13 de julio del 2024 en el barrio Gran Neuquén Norte y nunca más volvió.
Pasadas las 16 horas, familiares, amigas y organizaciones se concentran en la esquina de la Rodhe y 1 de enero del oeste neuquino, último lugar donde vieron a Luciana, para movilizarse como lo hicieron desde hace un año todos los meses.
"Acá desaparecí", dice el cartel que colocaron al finalizar la movilización.
Un año de impunidad y silencio por parte del Gobierno y la Justicia. La mamá, Lila Aguerre, está harta de que le pregunten si su hija era adicta.“Solamente se investigó a la familia y a la víctima. Nos preguntan si hacía, o no, tal cosa. Acá lo que hay que buscar es a los responsables”, dijeron en la conferencia de prensa.
Lila está convencida que Luciana está viva. “Te seguimos buscando Luciana, te amamos”, dijo y exigió respuestas: “No vamos a bajar los brazos, esto se tiene que esclarecer. La Justicia tiene que hablar, ya basta de silencio, ya basta de impunidad. El Gobierno tiene que salir también y respaldarnos a nosotros como familia porque es una ciudadana de Neuquén capital a la que tienen que buscar”.
El dolor, la tristeza, la bronca siguen presentes, desde hace una año, en cada palabra que dicen la mamá y la abuela de Luciana. Pero no se resignan, reclaman, se organizan. Lo mejor que les ha pasado -dicen- es el acompañamiento de docentes, amigas y todas las organizaciones que forman parte de la asamblea y las acompaña en la lucha por encontrar a Luciana.
Mirta, la abuela, está decidida a nacionalizar la lucha por la aparición de su nieta. “Ahora en agosto queremos ir a Buenos Aires. Queremos sacar nuestra lucha de la provincia. Vamos a golpear las puertas de la Justicia, los canales de televisión, el Congreso”.
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La causa en la Justicia no avanza. Maximiliano Avilez, un ex amigo de Luciana, es el único imputado por falso testimonio. “Lo único que hemos obtenido de este Gobierno y de la justicia es silencio. Ineficacia y falta de respuesta clara y concreta al dolor de la familia. No puede ser que en 365 días no puedan encontrar a una persona con todo a disposición: cámaras de filmaciones, todo tipo de sistemas de seguridad y de vigilancia. Eso es gravísimo. O no quieren investigar, o son inoperantes”, denunció el abogado de la familia
Asegura que el gran problema con el que se encuentran es “el silencio y el miedo de la gente a hablar ante tanta impunidad y violencia de estas personas que son las responsables del daño que le han hecho a Luciana”.
“El Estado tiene todo el poder y las herramientas para buscarla, para activar las medidas que hay que hacer, como allanar o detener o intervenciones telefónicas. No lo están haciendo”, afirmó la familia.
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Au pair, ¿intercambio cultural o explotación?
13 de julio, por El Círculo Rojo — Géneros y Sexualidades, Netflix, Feminismo, El Círculo Rojo, Tareas de cuidado, Principal2 4, Géneros y Sexualidades, Netflix, Feminismo, El Círculo Rojo, Tareas de cuidado, Principal2 4La serie "Los secretos que ocultamos" (Netflix) pone en foco el programa "au pair". Trabajadoras, migración y cadenas globales de cuidado. Columna de Cultura en El Círculo Rojo.
Cecilie llega a una casa espectacular después del trabajo. Angel prepara la cena; dos preadolescentes juegan videojuegos en el living, una bebé estira los brazos. Llega Ruby, se sientan a cenar todos juntos. Angel y Ruby son filipinas, están en este barrio coqueto de Copenhague (Dinamarca) trabajando como niñeras-cocineras-empleadas domésticas. Cecilie y su vecina son sus empleadoras. Todo va a complicarse. Así empieza Reservatet (Los secretos que ocultamos), una serie de noir nórdico en Netflix.
“Dinamarca se retrata a menudo como una sociedad muy igualitaria, y nunca he visto hogares como estos representados en televisión. Quizás sea una realidad cuya existencia no queremos reconocer”. Esto lo dice Ingeborg Topsøe, creadora y guionista de Reservatet. Se refiere a los hogares de altos ingresos en las afueras de Copenhague, capital de Dinamarca, un país que rankea alto en igualdad de género. En el puesto número 15 en el mundo, tercero en la Unión Europea, Dinamarca tiene licencias familiares igualitarias, una brecha salarial de género reducida y números elegantemente progresistas de paridad en las mesas donde se toman decisiones políticas y económicas.
Otra realidad difícil de reconocer es que esa igualdad se apoya en mano de obra barata y migrante (además de negocios globales y empresas coloniales -como se ve Borgen-). En ese contexto funciona el sistema au pair (en francés, a la par), un programa de empleo que en teoría estimula el intercambio cultural mediante la contratación de mujeres jóvenes de otros países para trabajar como niñeras.
En la práctica, funciona como una fuente de mano de obra para el trabajo doméstico y de cuidados en países ricos mediante la contratación de migrantes con salarios bajos y visas temporales que terminan realizando muchas otras tareas. Estas condiciones propician abusos de todo tipo, ya que las au pair están solas en el país, viven en la casa de la familia que las emplea y dependen legalmente de ella mientras dure el contrato.
La palabra au pair pretende recuperar algo de la experiencia de origen -institutrices educadas y de buenas familias que trabajan para otras “en igualdad”- y atenuar el antiguo estigma de servidumbre. Según la página de una agencia de au pair, el sistema se extendió luego de la Segunda Guerra Mundial cuando una gran cantidad de mujeres jóvenes de clase media educada buscaban oportunidades laborales. Desde 1969, el Consejo Europeo adoptó protocolos para estandarizar las reglas. La realidad es un poco más compleja, polarizada entre videos atractivos y hasta tendencias en Tik Tok que funcionan como virtual fuerza reclutadora y denuncias de abuso y explotación.
Hoy, la mayoría de las au pair provienen de regiones pobres y a menudo existe una especie de reciclaje de viejos lazos coloniales entre el país de origen de las trabajadoras y el de destino. Muchas veces realizan tareas de limpieza y cocina, además del cuidado infantil, como pasa con las trabajadoras filipinas en Dinamarca y Noruega, sus principales destinos.
En 1998, la denuncia repetida de abusos llevó a que Filipinas decidiera prohibir el programa, aunque fue una formalidad porque el país siguió siendo una fuente de mano de obra barata para los hogares daneses. Dinamarca continuó extendiendo visas laborales para las au pair y la posibilidad de acceder a un ingreso mucho más alto en el exterior valía los sacrificios y los riesgos a los que someten hasta hoy las filipinas. La prohibición se levantó en 2012 y se firmó un acuerdo que incluía la protección de los derechos de las niñeras. La realidad sigue siendo más compleja, como muestra la serie Los secretos que ocultamos / Reservatet.
No pasa solo en Dinamarca. Islandia, considerado el país más igualitario del mundo, también tiene a sus au pair filipinas. Cerca del 10 % de la fuerza de trabajo es migrante y la primera minoría es polaca. Las polacas ocupan los puestos de trabajo menos calificados, concentradas en el procesamiento de alimentos y los cuidados. Una de las joyas islandesas es el sistema público de cuidados y las licencias familiares igualitarias, que facilitan la reinserción laboral de las mujeres cuando son madres. Muchas polacas que llegan al país buscando mejores condiciones de vida ingresan al mercado laboral en el sector de cuidados, ya sea trabajando directamente para profesionales nativas o empleándose en la red estatal. Siempre que leas la “sociedad más igualitaria del mundo” considerá que existen altas probabilidades de que una inmigrante esté cobrando poco por hacer un trabajo indispensable para esa igualdad.
El esquema que se ve en las casas de Los secretos que ocultamos / Reservatet es internacional y se apoya sobre el prejuicio patriarcal que coloca a las mujeres a cargo de las tareas del hogar, realizándolas ellas mismas de forma gratuita o pagándole a otra mujer (por eso la mayoría son empleadoras y empleadas). Lo hacen las ejecutivas, las profesionales y empleadas de “cuello blanco” y sectores de la clase trabajadora.
La filósofa Nancy Fraser explica que a medida que un sector de mujeres ingresa a puestos más calificados y demandantes delegan su rol en el hogar a otra persona y esa persona casi siempre es una mujer. ¿A quiénes recurren? “A las mujeres inmigrantes, a menudo racializadas, que vienen del otro lado del mundo [o del país], dejando a sus propias familias bajo el cuidado de otras personas, mujeres más pobres, que deben apoyarse a su vez sobre otras que son todavía más pobres que ellas”.
Se constituyen así las cadenas globales de cuidado. La socióloga feminista Arlie Hochschild habla de “fuga de cuidados” (care drain en inglés), emulando el concepto fuga cebreros, para referirse al impacto que tiene la migración hacia países ricos para cuidar en las familias y países de origen de las trabajadoras que migran.
¿Quién cuida a los hijos e hijas, padres y madres mayores de las au pair de los barrios ricos de Copenhague? Probablemente otra mujer, a la que le pagarán una fracción de las remesas que envían desde Dinamarca o lo hará de forma gratuita. En ese loop infinito y femenino se encuentra “la fuente de dependencia económica de las mujeres y de su desigualdad social, no solo dentro sino también fuera del ámbito privado”, como escribe Andrea D'Atri en el prólogo de Marx, las mujeres y la reproducción social capitalista de Martha E. Giménez.
Una versión similar de este texto fue publicado originalmente en la newsletter No somos una hermandad. Podés suscribirte acá y leer todas las entregas en www.nosomosunahermandad.com