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Mujeres kollas imputadas por usurpar sus propios territorios
8 de enero, por Jujuy — Géneros y Sexualidades, Sociedad, Jujuy, Pueblos originarios, Mujeres originarias, Pueblos Indígenas, indígenas, comunidades indígenas, comunidades originarias, Géneros y Sexualidades, Sociedad, Jujuy, Pueblos originarios, Mujeres originarias, Pueblos Indígenas, indígenas, comunidades indígenas, comunidades originariasLa justicia de Jujuy imputó a siete mujeres de la comunidad indígena de Caspalá que defienden la cancha ancestral, un espacio comunitario del pueblo. Son acusadas por el Ministerio de Educación de "daños agravados, robo agravado y usurpación". "No nos vamos a dar por vencidas", afirma una de las imputadas.
Las mujeres imputadas son Paola Coronel, Mirian Coronel, Lucía Apaza, Francisca Coronel, Saturnina Batallanos, Verónica Ubaldo y Luere Aurora Tito, que fueron citadas a presentarse en la fiscalía de investigación de Humahuaca.
El motivo de la misma responde a un conflicto entre el Gobierno de Jujuy y la comunidad indígena, desde noviembre del 2021, donde violentamente y sin consulta avanzó en la expropiación de terrenos, avalados por la UCR y el PJ en la legislatura, para el avance de obras para construir una escuela en el predio de la cancha histórica que tiene el pueblo.
El gobierno de Jujuy utilizó “fines sociales” para avasallar derechos de la comunidad que manifestó no estar en contra de la escuela, sino el lugar elegido para hacerla, sin consentimiento.
Desde ese momento en la comunidad vivieron constantes persecuciones y autoritarismo de parte del Gobierno. Integrantes de la misma manifestaron que “no era necesario montar una trama de violencia para solucionar el problema de la ubicación de la Escuela Secundaria en Caspalá. “La misma Comunidad y la Comisión Municipal lo tenían resuelto desde 2015. Cuando se entrega al Estado Provincial (Decreto Municipal N° 89/2015) un lote de amplias dimensiones para la construcción de dicha escuela”.Te puede interesar: Conflicto en Caspalá: el Gobierno avanzó con obras con fuerte operativo policial
Meses atrás se frenó la construcción en el predio por la presentación de una medida cautelar por parte de la comunidad y por las acciones de resistencia que lleva adelante sus integrantes en el territorio y en la ciudad con distintas acciones. Sin embargo se denunció que la empresa constructora ingresó dos veces para avanzar con la obra, contando con la impunidad del comisionado y del gobierno.
La justicia jujeña responde a favor de los designios del ejecutivo provincial y de quienes tienen el poder dándole la espalda a los pueblos originarios. De la misma manera pretende avanzar el gobierno nacional con el Decretazo y la Ley Omnibus que permite el avance en territorio indígena.
Por ejemplo con la derogación de la Ley de Tierras que permite una mayor incidencia de capitales extranjeros a las que el Estado vende y entrega tierras que son formalmente fiscales, pero que pertenecen a los pueblos originarios. La gran deuda histórica.Te puede interesar: Para Milei, Elon Musk tiene más “derechos de propiedad” que las comunidades indígenas
Las valientes mujeres siguen resistiendo, no se dan por vencidas si se trata de defender el territorio. Ellas que fueron parte del Tercer Malón protagonista de la lucha contra la Reforma, son un ejemplo de valentía, cuya pelea tiene que expresarse este 24 de enero, en el paro nacional de la CGT, en defensa del territorio, el agua y los derechos de las comunidades indígenas.
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De lo individual a lo colectivo: ¿qué sucede en las asambleas?
8 de enero, por Tradiciones — Géneros y Sexualidades, Sociedad, Diciembre 2001, Columnistas Vertical , 19 y 20 de diciembre 2001, Cacerolazo, Asambleas territoriales, Géneros y Sexualidades, Sociedad, Diciembre 2001, Columnistas Vertical , 19 y 20 de diciembre 2001, Cacerolazo, Asambleas territorialesEn diciembre de 2001, después que el presidente De La Rúa huyó en helicóptero de la Casa Rosada, dejando un tendal de manifestantes asesinados por la policía en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires y también en otros puntos del país, los barrios se inundaron de asambleas vecinales. No vamos a analizar esa experiencia política que dio mucho que hablar a las ciencias sociales. Queremos detenernos solo en ese fenómeno singular de transformación de la subjetividad que ocurre en los espacios colectivos.
Imagen: Cacerolazo del 26 de enero de 2002 en Plaza de Mayo.
Cuando la doctrina ultraliberal del "sálvese quien pueda" se instala como ideología de Estado, con una sociedad previamente fragmentada -mucho más por un modelo de precarización del empleo y de la vida en beneficio de los dueños del poder económico, que por la famosa "grieta"-, es bueno recordar que si los de abajo nos movemos, somos capaces también de cuestionar, doblegar y vencer esos sentidos comunes que parecen haberse instalado para siempre. [1]
¡Ooooooh, que se vayan todos, que no quede ni uno solo!
Era diciembre de 2001, faltaba poco para las fiestas y no sabíamos ni siquiera quién era el presidente de Argentina, cuando vecinas y vecinos de la Ciudad de Buenos Aires y otras localidades empezábamos a juntarnos en improvisadas asambleas. En ese tiempo, vivía a pocos metros del Riachuelo que divide a la capital de la zona sur del Gran Buenos Aires. Nos juntábamos en una de las esquinas de la céntrica Plaza Alsina de Avellaneda, donde con el transcurso de las semanas, hubo 7 asambleas más en diferentes barrios. Caminando, cruzábamos el Puente Pueyrredón que conecta el sur del conurbano, atravesando el río y que, varios meses más tarde fue el escenario del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, de los movimientos de trabajadores desocupados. Desde allí seguíamos a pie hasta la Plaza de Mayo, varias veces. Fueron algunas semanas en las que la represión comandada por el presidente Rodríguez Saa, que duró 6 días en el cargo, o la que ordenó el presidente Eduardo Duhalde en enero de 2002, nos dispersaba antes de volver a nuestros barrios bajo el calor sofocante de un verano sin vacaciones.
Las asambleas barriales llegaron a ser más de 300 en todo el país, pero un tercio se reunían en la capital, con 50, 100 y hasta 300 personas. ¿Cuál fue la primera? ¿Y quién dio el primer paso para convocar la de nuestro barrio? No lo sabíamos. Las asambleas brotaron espontáneamente, después de las movilizaciones del 19 y 20 de diciembre, reconstruyendo los lazos sociales que por medio del terror de la dictadura militar y luego el terror económico del neoliberalismo, se habían hecho polvo.
Estas reuniones autoconvocadas surgieron allí donde se hicieron trizas los partidos políticos tradicionales y donde los sindicatos no supieron ni quisieron cobijar a los desplazados por el capitalismo feroz. Las asambleas eran el lugar donde se debatía y se tomaban decisiones democráticamente, sin hacer distinciones entre ocupados, trabajadores irregulares, desocupados, amas de casa, profesionales, pequeños comerciantes y estudiantes. Porque, al fin y al cabo, bajo los cielos abiertos de las plazas de nuestros vecindarios, era más fácil unir lo que estaba fragmentado.
Las asambleas brotaron espontáneamente, después de las movilizaciones del 19 y 20 de diciembre, reconstruyendo los lazos sociales que por medio del terror de la dictadura militar y luego el terror económico del neoliberalismo, se habían hecho polvo.
Todo está guardado en la memoria
Pero como nada surge de la nada, también puede decirse que las asambleas autoconvocadas de los barrios fueron la adaptación urbana de las asambleas que, en los piquetes de las rutas patagónicas o del noroeste o del conurbano, se transformaron en el lugar de la toma de decisiones colectiva de quienes habían sido recientemente despedidos y reclamaban trabajo.
Las asambleas de los fogoneros y piqueteros, desde mediados de los '90, habían sido el órgano resolutivo democrático de las medidas de lucha, el lugar donde se preparaba la resistencia a la represión de la gendarmería y la policía y, también, donde se garantizaba la comida, el abrigo y la solidaridad comunitaria. Los desocupados lo habían aprendido como obreros, cuando la única herramienta para garantizar la efectividad de las huelgas y una mayor participación y compromiso de todos, era la asamblea de base.
Junto con los movimientos de trabajadores desocupados y las fábricas abandonadas por las patronales y puestas a funcionar por sus trabajadoras y trabajadores, las asambleas barriales constituyeron los actores políticos distintivos de aquella crisis que estalló en diciembre de 2001.
La imaginación al poder
Ana María Fernández, que investigó sobre los procesos y dinámicas sociales que se dieron en este período, dice: "Se arma allí una apuesta colectiva al borde del abismo. Una de sus mayores originalidades estuvo en las formas de organización que adoptaron: autogestivas, horizontales y de democracia directa. Esta horizontalidad, que se replicaba a velocidad, imprimía lógicas colectivas específicas que ponían en juego potencias en acción, alegrías del hacer muy contrastantes con el desasosiego que se vivía por doquier. (…). Estos procesos colectivos lograron importantes transformaciones en la producción de subjetividad y en las prácticas de vida cotidiana de quienes participaron." Además, en las asambleas eran iguales los diversos: personas de todas las edades, géneros, nivel educativo, ocupación -desconocidas entre sí, a pesar de habitar el mismo territorio- compartiendo sus saberes, recorridos y descubrimientos para beneficio colectivo.
Para Fernández, el asumir proyectos colectivamente, sin delegar en otros, abrió las compuertas de la imaginación, la invención que, en tiempos "normales", habría sido la tarea de unos pocos. La horizontalidad empoderó al conjunto y mostró que, de esa manera, "sus capacidades de invención y de acción pueden ir mucho más allá de lo que ellos mismos pueden imaginar." Quizás por eso, agregamos, fue posible que una costurera que no tenía ninguna formación política strictu sensu, después de tomar el taller textil donde trabajaba con sus compañeras, concluyera que "si podemos manejar una fábrica, podemos manejar el país".
Lo contrario son los liderazgos mesiánicos y personalistas donde se anula toda potencialidad de la acción colectiva, de manera paternalista o despótica. Transcurrieron más de 20 años de aquellas experiencias sociales, en los que vimos que la dinámica creativa y la potencialidad crítica de los movimientos sociales no solo pueden ser coartados mediante la represión, sino también mediante la domesticación de la regimentación estatal.
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"Comunista" viene de lo común, lo compartido
Una anécdota sintetiza varios párrafos de descripción y análisis sobre aquella reconstrucción de los lazos sociales -humanos, profundamente humanos- que surgió desde abajo, a contramano del más feroz neoliberalismo. El 26 de junio de 2002, el gobierno ordena la represión contra una movilización de movimientos de trabajadores desocupados en el Puente Pueyrredón. La policía, como ya mencionamos más arriba, asesina a dos jóvenes: Darío y Maxi. Ese mismo día, una vecina acude por primera vez, a la asamblea de su barrio, después de ver por televisión la brutal represión. Y se presenta: "Tuve mucho miedo, por eso vine."
Rompiendo todas las lógicas del individualismo liberal, esa mujer no buscó amparo en el encierro de su hogar, ni en el círculo más estrecho de sus vínculos familiares, ni mucho menos en las instituciones del Estado que eran los responsables directos de sembrar el miedo. La hospitalidad, el amparo, el cuidado era colectivo. No era privado. Era público, pero no estatal. Era lo común.
Mientras la lógica capitalista más extrema producía soledad, desamparo y desasosiego, la acción colectiva reparaba, amparaba y reconstruía, politizando esos malestares, angustias y dolores. Como dice Fernández, las asambleas barriales y también las fábricas recuperadas por sus propios trabajadores y trabajadoras, "corrieron el límite de lo que es posible, inventaron a contramano de un 'destino' de expulsión, no sólo constituyendo otros modos de lazos sociales, sino configurando otros modos de trabajo y de propiedad."
Mientras la lógica capitalista más extrema producía soledad, desamparo y desasosiego, la acción colectiva reparaba, amparaba y reconstruía, politizando esos malestares, angustias y dolores.
Ya van a ver, con nosotras no van a poder
Hay muchos ensayos, investigaciones, artículos y testimonios de las asambleas barriales. Mucho se puede decir sobre su actividad, su funcionamiento, su composición y su devenir. No es nuestra intención transmitir una visión idealizada de las asambleas barriales. Tenemos balances críticos, también, de estas experiencias. Incluso, podríamos compararlas con otras experiencias históricas de autoorganización que han sido más desarrolladas, más profundamente democráticas y con mayor posibilidad de disputa del poder político, en otros procesos sociales más radicalizados que aquel que se desató en diciembre de 2001. Pero nos interesaba apenas señalar esta dimensión de lo colectivo que, como dice Fernández, desató la capacidad de invención y de acción mucho más allá de lo que cada uno, individualmente, podía haber imaginado.
No es difícil imaginar por qué las mujeres trabajadoras, desocupadas, amas de casa fueron las más decididas impulsoras de muchas de estas iniciativas: los cacerolazos, las ollas y comedores populares, los clubes de trueque para enfrentar la pobreza por fuera de los mecanismos del mercado, las actividades culturales y recreativas realizadas en espacios arrebatados a la sagrada propiedad privada, la organización colectiva del cuidado mutuo.
El despotismo del capital se apropia de la riqueza que producimos socialmente, material e inmaterial, mientras nos inculca la más pérfida lógica individualista. Pero esos saberes que nunca fueron esencialmente femeninos por naturaleza, sino aprendidos en larguísimos siglos de opresión, se convirtieron en las llaves que abrieron las compuertas del hacer colectivo, de lo común, de lo más profundamente humano que tenemos como individuos: que somos seres sociales. Y cada momento crítico de la Historia, da pequeñas muestras como ésta o, a veces, grandes demostraciones de que nuestra individualidad es infinitamente más potente cuando se despliega en la creación colectiva.
[1] Consultamos la entrevista de Verónica Gago a Ana María Fernández, "La única garantía era hacer todo entre todos", publicada en Página/12, 5/6/2006; A.M.Fernández, Política y subjetividad. Asambleas barriales y fábricas recuperadas, Ed. TintaLimón, 2006. y Matías Triguboff, Asambleas populares. Movilización social, trayectorias y prácticas políticas en Buenos Aires (2001-2006), Ed. Imago Mundi, 2015
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Pan y Rosas: ¿por qué nuestro feminismo es socialista?
7 de enero, por Video — Géneros y Sexualidades, Edición Estado Español, Argentina, Edición México, Edición Chile, Bloque x A13, Edición Uruguay, Edición Venezuela, Edición Costa Rica , Feminismos, Contrapunto 141 - 07/01/2024, Géneros y Sexualidades, Edición Estado Español, Argentina, Edición México, Edición Chile, Bloque x A13, Edición Uruguay, Edición Venezuela, Edición Costa Rica , Feminismos, Contrapunto 141 - 07/01/2024¿Cual es la situación del movimiento de mujeres frente al gobierno de Milei? Ya estamos dando los primeros pasos de la resistencia a las medidas que tomaron para salvar los negocios de la casta empresarial y política, mientras ajustan a la clase trabajadora y nos hunden aún más en la pobreza. Hagamos un paréntesis entre las movilizaciones, los cacerolazos y las luchas en curso. Te invitamos a mirar este video, debatirlo y si estás de acuerdo, a organizarte con Pan y Rosas en todo el país.
Asumió Milei y ya descargó un ataque brutal contra las mayorías populares: ajuste fiscal, devaluación, liberación de los precios, congelamiento salarial en el sector público, el protocolo represivo de Bullrich, el decretazo y el paquete de leyes reaccionarias que envió al Congreso. [1]
Pero la situación especialmente de las familias trabajadoras, ya es insoportable desde hace mucho tiempo con la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, con 6 de cada 10 niñas y niños pobres. Y ahora, lejos de mejorar, el panorama empeora mucho más, sobre todo para las mujeres del pueblo trabajador. El 64% de los ingresos más bajos lo perciben las mujeres trabajadoras. Esos ingresos no alcanzan a cubrir la canasta familiar. El 12% de los hogares son sostenidos por una mujer sola.
Unir en las calles la lucha por el pan con la lucha por las rosas
Avanzó la ultraderecha de Milei y metió al feminismo en la misma bolsa con los responsables de la catástrofe en la que nos dejó el gobierno anterior. Tenemos que volver a poner en pie el poderoso movimiento de mujeres, que sea verdaderamente independiente de todos los gobiernos y del Estado, que recupere el protagonismo que tuvo con NiUnaMenos y la marea verde.
Y no tenemos que separar la lucha por esos derechos, de la lucha contra los despidos, los tarifazos, la inflación, contra el hambre y la pobreza que van en aumento. ¡Ya vimos al gobierno anterior diciendo que había acabado con el patriarcado, mientras las mujeres pobres sostenían con su esfuerzo los comedores populares para paliar el hambre de millones de familias! Por eso, nuestro nombre es Pan y Rosas. Porque lo que planteamos las feministas socialistas es la necesidad de unir todos nuestros reclamos y nuestras luchas. Porque no hay "mujeres" por un lado y "trabajadoras" por otro. Porque la inmensa mayoría de las mujeres, como la inmensa mayoría de la población, vivimos de nuestro trabajo, sin explotar a otros.
El movimiento de mujeres fue -junto con el movimiento de la diversidad sexual- la avanzada en los últimos años, en la lucha por nuestros derechos. Las amenazas de Milei de recortarlos, como también el discurso de sus diputados y referentes contra lo que él llama la "ideología de género", contra el derecho al aborto y tantas aberraciones que dicen contra la diversidad sexual, ¿podrá reactivar este movimiento en las calles?
Nosotras no vamos a esperar de brazos cruzados. Las feministas socialistas tenemos que promover permanentemente la unidad de acción. Por eso con Pan y Rosas impulsamos comisiones de mujeres y otras formas amplias de organización en centros de estudiantes, sindicatos y en cada lucha. Queremos que cada vez más trabajadoras participen activamente en el movimiento de mujeres y que el peso político conquistado por el movimiento de mujeres se vuelque a apoyar efectivamente a las trabajadoras en la lucha contra los despidos, los tarifazos, la pulverización del salario, la precarización laboral, el derecho a la vivienda, contra el hambre.
A diferencia de otras épocas, ahora, las mujeres somos casi la mitad de los asalariados en nuestro país y a nivel internacional. Y somos la mayoría en sectores como Salud y Educación, donde el vínculo con las familias del pueblo trabajador que asisten a los hospitales y las escuelas pública, les otorga un enorme potencial en la articulación de la unidad para la lucha del conjunto de la población.
El nudo bien atado entre capitalismo y patriarcado: trabajo gratuito de reproducción social
Pero veamos algo que va más allá de nuestra situación actual en Argentina. La Historia nos muestra que cuando no hay luchas, en los períodos en que las clases explotadas y los oprimidos no se rebelan contra el estado de cosas, las clases dominantes y las instituciones del régimen político, imponen mucho más fácilmente sus ideas reaccionarias y más conservadoras sobre el rol de las mujeres en la familia. Hacen caer tanta responsabilidad sobre las mujeres por sostener la vida de todos los que la rodean que, cuando el capitalismo entra en crisis y le arranca el pan de la mesa a las familias trabajadoras, las mujeres se transforman en las combatientes más heroicas contra esa catástrofe que las amenaza. En esos momentos, ¡hasta el patriarcado queda patas para arriba! Todo se pone en cuestionamiento.
Lo primero que tendríamos que preguntarnos es por qué una sociedad moderna, como la capitalista, que empuja aceleradamente el progreso aunque destruya países, culturas, naturaleza y vidas humanas a su paso, es incapaz de destruir el patriarcado. Eso es así porque el capitalismo no puede desatar el nudo mejor atado con el patriarcado que es ese trabajo doméstico y de cuidados, el trabajo gratuito de reproducción, que… ¡oh, casualidad!, recae mayoritariamente (incluso hoy en día) sobre las mujeres y las niñas. Es una gran ventaja, para los capitalistas, pagarle a las trabajadoras y a los trabajadores asalariados lo mínimo necesario para que vivan ellos y sus familias pero que, muchas de sus necesidades se resuelvan con el trabajo gratuito que aporta alguien de esa misma familia, que la mayoría de las veces es una mujer.
Con el salario vamos al supermercado. Pero alguien cocina gratis esos alimentos para que podamos comerlos. Con el salario pagamos el alquiler. Pero alguien limpia esa casa gratuitamente todos los días para que podamos habitarla. Y así podemos seguir… El capitalista necesita que las trabajadoras y trabajadores, lo que llamamos la fuerza de trabajo, regresen todos los días a trabajar; si están bien o mal nutridos, aseados, descansados o no, eso considera que no es asunto suyo, que no tiene que pagar por eso.
Por eso, las feministas socialistas luchamos contra la opresión, la discriminación y la desigualdad en la que vive la inmensa mayoría de las mujeres respecto de sus propios compañeros, cargando con toda esa jornada de trabajo invisible y sin remuneración, que nadie reconoce. Y también discutimos con nuestros compañeros para que luchemos juntos contra esa naturalización que obliga a las mujeres a hacer todo eso sin chistar, porque si se rebela se la considerará rara, mala, que no quiere a su familia o se la estigmatiza de muchas otras maneras.
Pero somos feministas socialistas, porque desnudamos lo que el capitalismo quiere mantener oculto: que quien obtiene un verdadero rédito de ese trabajo gratuito, son los capitalistas que explotan la fuerza de trabajo de los asalariados de esa familia, quienes generan enormes ganancias para el capitalista, sin que su reproducción diaria esté cubierta, totalmente, por el salario que perciben.
El feminismo socialista lucha por derrocar el capitalismo para iniciar el camino por la emancipación humana
Ese nudo que el capitalismo estableció entre el trabajo gratuito de reproducción que hacen mayoritariamente las mujeres, con la explotación asalariada de la fuerza de trabajo, no se puede desatar aunque consigamos algunos derechos con nuestra lucha y la movilización. Es necesario derrocar el capitalismo para acabar con este mecanismo perverso de opresión de las mujeres que se presenta como algo natural e incuestionable. En ese rol de subordinación de las mujeres se nutren todos los prejuicios que nos presentan como sumisas, dependientes y serviles. En esas condiciones materiales se funda una cultura machista, patriarcal, que nos tiene como objeto de múltiples formas de desigualdad, discriminación, violencia, en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Por eso, aunque hay muchos feminismos que consideran que el capitalismo se puede reformar, las feministas socialistas luchamos por revolucionar esta sociedad capitalista patriarcal y sentar las bases de una nueva sociedad, sin explotación ni opresión.
Nosotras luchamos por arrancarle a las democracias capitalistas todos los derechos que podamos. Pero sabemos que no hay una emancipación total, al final del largo camino de derechos que se van sumando. Los derechos también se pueden perder, se los puede limitar, sae puede retroceder, y hasta pueden liquidarlos. Muchísimo más en una situación como la que vivimos de profunda crisis capitalista y con un gobierno ultrarreaccionario que niega la existencia de la brecha salarial, niega que existe una violencia específica hacia las mujeres y desprecia de manera bestial a la diversidad sexual.
Por eso, contra estos reaccionarios libertarios que dicen que el capitalismo es un paraíso de la libertad de mercado, de la libertad de unos pocos para explotar a millones, donde todo tiene precio, nosotras luchamos por todos los derechos que nos merecemos. Pero también queremos sembrar las ideas de que otra sociedad sin explotación ni opresión de ningún tipo, es posible. Y que sólo quienes no tienen nada más que perder que sus propias cadenas, pueden conducir hasta el final, esa pelea, la lucha por esa sociedad.
El reino de la verdadera libertad
Las mujeres somos la mitad de la clase asalariada, somos la mayoría entre los más explotados, somos la mayoría entre los más agraviados, empobrecidos y oprimidos. Todos los que quieran transformar la vida miserable a la que el capitalismo condena a toda la humanidad, tienen que aprender a mirarla a través de nuestros ojos. Hay que organizar esa fuerza desde abajo, en todos los lugares de trabajo, en las universidades, los colegios y los barrios.
Pan y Rosas está dispuesta no solo a poner el cuerpo en estas peleas del movimiento de mujeres y de la clase trabajadora, sino también a discutir contra las ideas en esta "batalla cultural" donde la derecha reaccionaria y patriarcal de los libertarios, momentáneamente, nos lleva la delantera. Debemos reconquistar las redes sociales, desmintiendo cada una de las afirmaciones que lanzan atacando al feminismo y al socialismo, desmontando todas sus falacias sobre los supuestos beneficios del capitalismo para las grandes mayorías, combatiendo las salidas individualistas que son puros espejismos y mostrando otra perspectiva por la que vale la pena luchar colectiva y solidariamente.
En Pan y Rosas sostiene la perspectiva de un feminismo socialista que se propone terminar con la brutal desigualdad de un puñado de mega-multimillonarios que son propietarios de los grandes medios de producción y los bancos, que parasitan el trabajo asalariado de millones de seres humanos, que se benefician del trabajo impago de las mujeres para la reproducción cotidiana de la vida, que expolian los territorios y explotan los bienes comunes causando la depredación sin límites del planeta que habitamos. La perspectiva de un feminismo socialista que lucha por establecer una planificación democrática de la economía en función de las necesidades sociales y no de las ganancias de unos pocos. Porque como decía Karl Marx, "El reino de la libertad solo empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad".
No es un camino fácil, porque necesitamos romper las divisiones, uniendo a la clase trabajadora, a las mujeres y todos los sectores socialmente oprimidos, a les jóvenes que se niegan a tener un futuro de esclavitud. Todas y todos juntos, ponernos en pie de lucha contra los capitalistas y su Estado. No es fácil, pero es lo único realista para iniciar el camino para la emancipación, no solo de las mujeres, sino de toda la Humanidad.
Por eso, si llegaste al final de este artículo, si te gustó, si estás de acuerdo con lo que decimos, te invitamos a organizarte con tus amigas, con tus compañeras de trabajo o de estudios o con tus vecinas, en Pan y Rosas, para construir una gran corriente feminista socialista y luchar por hacer real esta perspectiva.
[1] Este video fue grabado el 26/12/2023
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Araceli Fulles: Marcha contra la absolución de los condenados por el femicidio
6 de enero, por El Estado es responsable — Géneros y Sexualidades, Violencia de género, Zona Norte del Gran Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Araceli Fulles, Géneros y Sexualidades, Violencia de género, Zona Norte del Gran Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires, Araceli FullesEl viernes por la tarde se realizó una movilización en la localidad de Villa Ballester convocada por familiares y amigos de Araceli Fulles para repudiar a los jueces que dejaron en libertad a los tres condenados a prisión perpetua en el 2021 por el femicidio de la joven.
La marcha inició en la casa de Mónica, mamá de Araceli, hacia la plaza Soberanía Nacional junto a familiares de casos de femicidio y gatillo fácil. También se sumaron vecinos que recorrieron las calles del barrio exigiendo justicia.
Se realizó tras el escandaloso fallo de absolución que el pasado jueves benefició con la inmediata libertad a Marcelo Escobedo, Hugo Cabañas y Carlos Cassalz, condenados en 2021 a prisión perpetua por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de San Martín; como coautores del femicidio de Araceli Fulles ocurrido durante el año 2017. Un fuerte repudio y un sentido reclamo de justicia comenzó a expresarse en las calles del barrio Sarmiento del partido de General San Martín.
Los jueces Daniel Carral, Ricardo Maidanna y Victor Violini dictaron el fallo luego de evaluar y dar crédito al amicus curiae presentado por la organización Innocence Project, en la que afirman que Cabañas, Escobedo y Cassalz fueron mal condenados por tomar como pruebas los hallazgos del perito Marcos Herrero y sus perros.
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Herrero fue una pieza clave en causas que incomodan al poder. Por tal motivo fue víctima de una feroz campaña en su contra llevada adelante por sectores políticos, judiciales y mediáticos. Ahora los magistrados deciden absolver a quienes ya habían sido condenados en un juicio realizado bajo todas las condiciones legales y la causa queda sin responsables del hecho. Es el propio estado quien esta garantizando la impunidad del femicidio de Araceli .
La mamá de Araceli comentó a La Izquierda Diario “Mientras los culpables están hoy disfrutando con su familia, yo a mi hija no la disfruto mas”.
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Ante esto la familia convoca a organizarse para exigir justicia. Esta red para reclamar contra la impunidad y complicidad del sistema judicial se ha extendido en la localidad y la convocatoria para marchar este viernes se escuchó en las asambleas y cacerolazos de San Martin, uniendo el reclamo contra el femicidio al conjunto de las y los trabajadores y el pueblo pobre.
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El ataque de la justicia que deja sin efecto el fallo obtenido con lucha y movilización como en el caso de Araceli Fulles no puede quedar impune. El próximo viernes vuelven a movilizar junto a víctimas de femicidio, de gatillo fácil, vecinos, estudiantes y mujeres que vienen participando de los cacerolazos dando visibilidad a esta absolución y que se vienen organizándo entre todos.
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Convocan a la segunda asamblea de mujeres entre cacerolazos y el paro general
5 de enero, por CABA — Géneros y Sexualidades, Ciudad de Buenos Aires, Pan y Rosas, Mujeres, Andrea D'Atri, Resistencia al ajuste, Géneros y Sexualidades, Ciudad de Buenos Aires, Pan y Rosas, Mujeres, Andrea D'Atri, Resistencia al ajusteEl 16 de diciembre la agrupación feminista socialista Pan y Rosas de CABA reunió a 400 compañeras y compañeres para debatir sobre los desafíos del movimiento de mujeres y la diversidad sexual frente al plan motosierra de Milei, Caputo y Bullrich. En estas semanas nos reencontramos en movilizaciones, asambleas populares, cacerolazos y nos preparamos para intervenir en el paro general del 24 de enero. El sábado 13/01 a las 17 nos volvemos a juntar en Alsina 975.
La última vez debatimos sobre cómo enfrentar los despidos en el Estado, la necesidad de un plan de lucha y paro general de las centrales sindicales para tomar todos los reclamos de las trabajadoras, trabajadores y el pueblo pobre, y cómo unir la experiencia y fortaleza de las que ya vivieron una gran crisis en el país con las jóvenes que nacieron a la vida política con la marea verde. Somos docentes, enfermeras, médicas, trabajadoras sociales, psicólogas, jefas de hogar, monotributistas, precarizadas e informales, telefónicas, aeronáuticas, trabajadoras del subte, estudiantes universitarias, terciarias y secundarias; artistas e intelectuales.
Nos proponemos unir todos nuestros reclamos y luchas para demostrar que no hay "mujeres" por un lado y "trabajadoras" por otro. Porque la inmensa mayoría de nosotras, como la inmensa mayoría de la población, vive de su trabajo, sin explotar a otros. No queremos mirar cómo el gobierno de La Libertad Avanza desarrolla su plan para que los ricos sean cada vez más ricos a costa de que cada vez más millones sean quienes no pueden comer todos los días del mes.
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En estas casi 3 semanas, ya participamos juntas en la movilización convocada por el sindicalismo combativo, organizaciones sociales y la izquierda el 20 de diciembre, y esa misma noche de un masivo cacerolazo en Congreso. Nos encontramos semanalmente en cacerolazos y asambleas en nuestros barrios. El 27 de diciembre estuvimos en la marcha convocada por la CGT y las CTA en Tribunales y gritamos: “Paro paro paro, paro general!”. También fuimos parte del pañuelazo convocado por la Campaña por el Aborto a tres años de la sanción de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, derecho que conquistamos en las calles.
Entre las estatales y municipales de la Ciudad, están deliberando cómo enfrentar los despidos en el estado nacional y en la Ciudad ya que Jorge Macri está al frente también de dejar a miles de familias en la calle, especialmente en los sectores socialmente sensibles como en la Dirección General de la Mujer, el Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes, en las áreas de adicciones y salud mental, entre muchas otras como denunció la legisladora porteña del Frente de Izquierda Alejandrina Barry.
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Por su parte, las docentes de la Ciudad, en las escuelas públicas porteñas junto a las familias proponen continuar con la alimentación escolar en vacaciones. Solicitan, a través de un Proyecto de Emergencia, la extensión del servicio de comedor que proveen a las escuelas para que continúe durante el verano con la entrega de canastas de alimentos que incluya 1 litro de leche por día. “Muchas veces es el único plato que reciben nuestros chicos y chicas en el día y se hace más necesario aún ante el brutal golpe inflacionario y devaluatorio del gobierno de Milei”, recalcó la legisladora Alejandrina Barry.
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Este jueves por la tarde, compañeras de distintos sectores junto a Andrea D'Atri, fundadora de la agrupación y dirigente nacional del PTS FIT, conversamos sobre la necesidad de volver a reunirnos entre todas y todes quienes venimos organizándonos para poner en común las conclusiones de las experiencias de estas semanas en los lugares de trabajo y los barrios así como en las rancheadas y actividades culturales donde se encuentran las y les jóvenes durante el verano. Tenemos por delante el paro general que implicará debates políticos distintos en cada gremio, en cada asamblea barrial y entre la juventud.
Entre mate y mate, nos fuimos contando algunas propuestas que ya estamos impulsando entre los distintos sectores. Aspiramos a que el 13/01 por la tarde cada compañera, cada compañere, lleve su idea e iniciativa para fortalecer la organización que se construye entre todas y entre todes, desde abajo.
- Viernes 05/01, 19 h, Cine Debate con la película Pride. Guardia Vieja 3540, Almagro.
- Proponer campaña solidaria de fotos en las asambleas barriales, los lugares de trabajo y en los grupos de cursadas en el caso del movimiento estudiantil, en apoyo a las trabajadoras despedidas del Estado: “Ni una menos sin trabajo en el estado nacional y de la Ciudad”.
- Las mujeres somos mayoritariamente las participantes de las asambleas en cada barrio porteño. ¡Aún hay que seguir corriendo la voz para que se sumen más amigas y conocidas! Realizar entrevistas para La Izquierda Diario para que quienes participan cuenten cómo se preparan para el paro general y cuáles son los principales reclamos que llevarán ese día.
- Difundir en las asambleas barriales y entre conocidas y amigues la historia de los cacerolazos en el país. ¡Es importante conocer el pasado para luchar en el presente, por nuestro futuro!