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28 de junio: abrazo al Orgullo en la capital puntana
1ro de julio, por San Luis — Géneros y Sexualidades, San Luis, Orgullo, Géneros y Sexualidades, San Luis, OrgulloEl pasado 28 de junio, en la plaza principal de la ciudad, se realizaron actividades por el Día del Orgullo. En entrevista con Ana Rojas, que forma parte de las Adulteces Trans y sobreviviente de la última dictadura militar pudimos charlar sobre la importancia de la fecha y la pelea que siguen dando las diversidades.
¿Cuál es el objetivo de la jornada de hoy?
Bueno, como todos los 28 de cada año se celebra el día del orgullo, que esto pasó hace mucho tiempo, pero estamos acá las compañeras para revivir el orgullo y porque desde el activismo seguimos luchando, seguimos trabajando (las que podemos trabajar), para que esto no se pierda, que es una lucha colectiva, son momentos para estar acá.Siempre ha sido muy difícil la lucha de las diversidades a través del tiempo, pero ¿cómo han visto ustedes en estos últimos años donde se ha agudizado más el ataque sobre la mayoría del pueblo trabajador, pero incluso un ataque más directo hacia las diversidades y el feminismo en general?
-Sí, tenemos un presidente que realmente es un odiante y toda su política, pero bueno, lo sabemos todas las compañeras y compañeres, que hemos salido a la calle cuando salieron en todo el país y que acá estamos y hemos resistido por mucho tiempo. Nosotros las disidencias trans, adulteces trans, hemos pasado por todo, dictadura, pos dictadura militar, realmente esto es como revivir y retroceder al pasado, pero nosotros podemos fortalecernos porque somos y estamos duras, estamos fuertes. Lo que nos preocupa son las juventudes, ellas tienen mucho miedo de salir, de levantar su bandera, se ha implantado mucho odio, la gente está muy odiante, este gobierno viene así, para quitar las políticas públicas, pero nosotros sabemos de lucha, las que hemos sido sobrevivientes y los compañeres también sabemos de lucha, así que seguiremos peleando, seguiremos resistiendo para luchar por nuestros derechos.
¿Cómo ven que pueden afrontar todos estos ataques del gobierno? ya que lo ha tomado como parte de su política de Estado
Sí, mira, la pelea va a seguir. Yo soy una sobreviviente de la dictadura y pos dictadura militar, hemos pasado de todo, realmente, y nos ha costado mucho conquistar y tener nuestros derechos, tanto el matrimonio igualitario, la identidad de género, etc. así como al feminismo también.Lo que más me extraña es que de algunos compañeros LGBT, que a veces apoyan al mismo gobierno,pero bueno, lo que veo de ese lado es que los compañeros tienen una postura económica bien, no han sufrido lo que hemos sufrido las compañeras, compañeres que a veces siguen en la calle, tiradas, digo, esta lucha es colectiva, la vamos a seguir peleando hasta el final por nuestros derechos, así que le decimos al presidente que con nosotros no pasará, con nosotras, con nosotres, no pasará, así que acá estamos y seguiremos resistiendo hasta el final de nuestra vida.
Como nos decía Ana en la entrevista este 28 J, es memoria y también es lucha por el presente y el futuro.
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28J en las calles: organizadxs contra los crímenes de odio y el ajuste de Milei
29 de junio, por Congreso — Política, Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Ciudad de Buenos Aires, FMI, Stonewall, Crímenes de odio, Javier Milei, Solidaridad con Palestina, Resistencia al ajuste, Política, Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Ciudad de Buenos Aires, FMI, Stonewall, Crímenes de odio, Javier Milei, Solidaridad con Palestina, Resistencia al ajusteCientos se convocaron en un nuevo aniversario de la revuelta de Stonewall. Participaron distintas agrupaciones, partidos y sectores en lucha en una radio abierta. La bronca contra los crímenes de odio, el ajuste de Milei y el FMI se hizo escuchar al igual que el apoyo al pueblo palestino contra el genocidio.
La jornada comenzó con una olla popular para combatir el frío, luego continuó con una radio abierta con intervenciones artísticas y cerró con una marcha. Activistas, autoconvocadxs, organizaciones sociales, de la salud, la Posta de Salud y Cuidados, y distintos partidos políticos se hicieron presentes contra los discursos de odio y políticas de ajuste del gobierno de Milei.
Es que la justicia patriarcal y clasista, además de atacar nuestras libertades democráticas con el fallo proscriptivo a Cristina Fernández de Kirchner, no reconoce la figura de crimen de odio como en el caso de Sofía. “Nadie se suicida en una comisaría”; “Basta de travesticidios”, fueron consignas que recorrieron el encuentro. Es la misma policía de Patricia Bullrich que le pega cada miércoles a lxs jubiladxs que convocan a “la marcha de la resistencia”.
Porque esa resistencia está y hay que unirla con todos los que están luchando como trabajadores de los hospitales Garrahan y Bonaparte. El ejemplo más fuerte se vio cuando estos sectores junto al colectivo LGBTIQ+ se unieron y juntos marcharon el 1F, marcándole la cancha al gobierno luego de su discurso en Davos.
Por este motivo hoy, nuevamente se hicieron presentes desde la Posta de Salud y Cuidados quienes acompañan cada movilización, sectores docentes y trabajadores.
Te puede interesar: 28 de junio. Memorias orgullosas
Owen, de Pan y Rosas, tomó el micrófono para recordar que hoy hay compañeres que ya se han quedado sin tratamientos médicos, de hormonas, también quedándose sin sus puestos de trabajo. Son a esos compañeres a quienes venimos a acompañar a esta plaza, como lo hacen cada miércoles lxs jubiladxs que siguen resistiendo ante la represión de Patricia Bullrich y sus fuerzas represivas. También recalcando que este ajuste solo pasa por el Congreso gracias a sus cómplices radicales y de sectores del peronismo. Owen indicó que, por ese motivo, la unidad tiene que ser consecuente porque la lucha es política y de clase. También, exigió la aparición de Tehuel y cerró diciendo que “no hay libertad sin igualdad, ni hay igualdad sin enfrentar a los de arriba”.
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28J en las calles: organizadxs contra los crímenes de odio, el ajuste de Milei y sus cómplices
29 de junio, por Congreso — Política, Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Ciudad de Buenos Aires, FMI, Stonewall, Crímenes de odio, Javier Milei, Solidaridad con Palestina, Resistencia al ajuste, Política, Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Ciudad de Buenos Aires, FMI, Stonewall, Crímenes de odio, Javier Milei, Solidaridad con Palestina, Resistencia al ajusteCientos se convocaron en un nuevo aniversario de la revuelta de Stonewall. Participaron distintas agrupaciones, partidos y sectores en lucha en una radio abierta. La bronca contra los crímenes de odio, el ajuste de Milei y el FMI se hizo escuchar al igual que el apoyo al pueblo palestino contra el genocidio.
La jornada comenzó con una olla popular para combatir el frío, luego continuó con una radio abierta con intervenciones artísticas y cerró con una marcha. Activistas, autoconvocadxs, organizaciones sociales, de la salud, la Posta de Salud y Cuidados, y distintos partidos políticos se hicieron presentes contra los discursos de odio y políticas de ajuste del gobierno de Milei.
Es que la justicia patriarcal y clasista, además de atacar nuestras libertades democráticas con el fallo proscriptivo a Cristina Fernández de Kirchner, no reconoce la figura de crimen de odio como en el caso de Sofía. “Nadie se suicida en una comisaría”; “Basta de travesticidios”, fueron consignas que recorrieron el encuentro. Es la misma policía de Patricia Bullrich que le pega cada miércoles a lxs jubiladxs que convocan a “la marcha de la resistencia”.
Porque esa resistencia está y hay que unirla con todos los que están luchando como trabajadores de los hospitales Garrahan y Bonaparte. El ejemplo más fuerte se vio cuando estos sectores junto al colectivo LGBTIQ+ se unieron y juntos marcharon el 1F, marcándole la cancha al gobierno luego de su discurso en Davos.
Por este motivo hoy, nuevamente se hicieron presentes desde la Posta de Salud y Cuidados quienes acompañan cada movilización, sectores docentes y trabajadores.
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Owen, de Pan y Rosas, tomó el micrófono para recordar que hoy hay compañeres que ya se han quedado sin tratamientos médicos, de hormonas, también quedándose sin sus puestos de trabajo. Son a esos compañeres a quienes venimos a acompañar a esta plaza, como lo hacen cada miércoles lxs jubiladxs que siguen resistiendo ante la represión de Patricia Bullrich y sus fuerzas represivas. También recalcando que este ajuste solo pasa por el Congreso gracias a sus cómplices radicales y de sectores del peronismo. Owen indicó que, por ese motivo, la unidad tiene que ser consecuente porque la lucha es política y de clase. También, exigió la aparición de Tehuel y cerró diciendo que “no hay libertad sin igualdad, ni hay igualdad sin enfrentar a los de arriba”.
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Memorias orgullosas
29 de junio, por 28 de junio — Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Carlos Jáuregui, Neoliberalismo, Marcha del Orgullo, Lohana Berkins, Géneros y Sexualidades, LGTBIQ+, Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Carlos Jáuregui, Neoliberalismo, Marcha del Orgullo, Lohana BerkinsAyer, en el Día Internacional del Orgullo, me puse a hacer memoria de nuestros primeros años como Partido de Trabajadores Socialistas, a finales de la década del 80 y principios de los 90. Me preguntaba cómo hicimos para acercarnos al movimiento LGTB, siendo un pequeño grupo político de la izquierda socialista revolucionaria que, en aquel momento, tenía que estar esquivando los cascotes que nos caían encima del derribado Muro de Berlín y de la Unión Soviética.
Imagen: Lohana Berkins, en el centro, acompañada de Paula Viturro y Andrea D'Atri, en la Contramarcha del Orgullo 2005.
Mucho de nuestro tiempo militante debíamos ocuparlo en explicar que el estalinismo no era bolchevismo y que Stalin más bien había sido verdugo de la corriente política de la que nos reivindicábamos parte. En las universidades todo era post… postmodernismo, postfeminismo, postmarxismo. Las ideas que sosteníamos eran, para la mayoría, una cosa anticuada y sinsentido. La situación era compleja para construir una organización revolucionaria, pero nuestros esfuerzos para no convertirnos en una “secta testimonial” que se quedara en sesudos análisis que no conmovieran a nadie, nos obligó a desarrollar la audacia hacia adelante y a mirar las tradiciones políticas de nuestra corriente, hacia atrás.
Y una de esas cuestiones que, tantas décadas después, creo que tuvieron algo de audacia y algo de continuidad con la historia de nuestra corriente fue el acercamiento que tuvimos, desde bien temprano, con los movimientos y las organizaciones que luchaban por los derechos y las libertades democráticas. Si bien nuestra generación no pudo conocer a la de Néstor Perlongher y el Frente de Liberación Homosexual de los años 70, llegó a coincidir, en pleno menemato, con la siguiente generación de activistas LGTB que tomaron las banderas de la liberación sexual desde el regreso de los gobiernos constitucionales y que se ubicó en la resistencia a la avanzada neoliberal.
Feministas contra la reforma constitucional
El primer acercamiento fue en 1994. Aprovechando la notoriedad que alcanzó el debate por la reforma constitucional que acordaron el PJ y la UCR, lanzamos un petitorio por la legalización del aborto con el que juntamos centenares de firmas en facultades y escuelas. Es que la reforma proponía que los tratados internacionales incorporados a la Constitución Nacional tuvieran un rango mayor de jerarquía con respecto a las demás leyes. Con este razonamiento, las feministas de la Comisión por el Derecho al Aborto, lideradas por Dora Coledesky, denunciaron que el Pacto de San José de Costa Rica con su artículo de “defensa de la vida desde la concepción”, impediría en adelante, avanzar en la legalización del aborto.
Dedicamos la contratapa de nuestra prensa partidaria a denunciar “Hay que pararle la mano a la ofensiva reaccionaria de la Iglesia. ¡ABAJO LA NUEVA INQUISICIÓN! Hagamos una gran campaña por el derecho al aborto libre y gratuito.” Esa contratapa no solo delineaba políticamente la campaña, sino que también incluía un llamado a las otras organizaciones de la izquierda a actuar de manera unitaria. Además, se agregaba un recuadro destacado en el que denunciábamos al arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Antonio Quarraccino, que había propuesto enviar a los homosexuales a una isla, apartada de la sociedad, para que las minorías sexuales no alteraran la vida social del resto de los ciudadanos “de bien”. A la defensa de las libertades democráticas, añadíamos la denuncia de los edictos policiales “que atacan a homosexuales, travestis y transexuales.” Y, sin siquiera pensarlo teórica ni políticamente, asumimos de hecho que las luchas de la diversidad sexual y del feminismo estaban emparentadas, eran aliadas o, al menos, aquello que enfrentaban y contra lo que combatían, las unía más allá de las diferencias.
Un movimiento amplio e inclusivo que surgió de un departamento
Fue así que, en el Partido de los Trabajadores Socialistas, se nos ocurrió entrevistar a Carlos Jáuregui para nuestra prensa, en el marco de esta campaña contra la Iglesia. Así que fui a visitar al primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina, que para entonces había fundado el grupo Gays por los Derechos Civiles, a su mítico departamento de la calle Paraná 154.
Ninguna de mis compañeras lesbianas ni mis compañeros gays del partido, por ese entonces, participaba activamente del movimiento LGTB; pero frecuentábamos bares y discotecas del ambiente que, no solo para ellos sino también para jóvenes heterosexuales de izquierda, eran espacios de libertad y contracultura, en medio de la hegemonía conservadora y reaccionaria neoliberal. Así que, en esos lugares, nos enteramos que Paraná 157 era mítico porque era el espacio en el que Jáuregui con cenas, fiestas y reuniones políticas, propiciaba la unidad de lesbianas, gays, travestis y transexuales que dio origen al movimiento LGTB contemporáneo de Buenos Aires. Allí vivían Marcelo Ferreyra y César Cigliutti, la pareja que le abrió las puertas de su hogar a Carlos. Allí murió, después de haberse alojado previamente en casas de diferentes amigos, desde que, con la muerte de su pareja, perdió la propia porque la ley no reconocía las uniones entre personas del mismo sexo.
Por ahí pasaron también Karina Urbina, Lohana Berkins y otras travestis que fueron pioneras de la lucha por los derechos de las personas trans. En 1982, aún bajo el régimen militar, Karina se había presentado ante la Justicia, solicitando que se reconociera su identidad femenina, recibiendo una sentencia en contra siete años más tarde. En 1991, había exigido el reconocimiento legal del cambio de sexo, manifestándose frente al Congreso Nacional, con el apoyo de las organizaciones del movimiento LGTB y organismos de Derechos Humanos. En 1992, participó en la primera marcha del orgullo que se realizó en Buenos Aires y, junto con Carlos Jáuregui, apareció en televisión contando cuáles eran los reclamos del movimiento LGTB. Lohana, en 1994, había formado la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti Trans (ALITT) y fue parte, por esos años, del primer encuentro nacional de organizaciones LGBT que se realizó en la ciudad de Rosario, con Carlos Jáuregui y otres militantes históricos.
La confluencia con la furia travesti
A Lohana, la conocí personalmente, unos años más tarde: en mayo del 2000, cuando la entrevisté a propósito de la gran visibilidad que había alcanzado desde que, unos años antes, se plantara contra las razzias policiales en las zonas rojas de Buenos Aires, exigiendo al Estado que si no quería prostitución en las calles, les diera trabajo formal. Por ese entonces, desnudó la hipocresía de la democracia capitalista y consiguió empleo como asesora del legislador Patricio Echegaray, del Partido Comunista. Más adelante fue asesora de la legisladora feminista Diana Maffía.
Desde aquella entrevista, en un bar de la zona de Constitución, empecé a seguirle los pasos. Era audaz, personalmente y, políticamente, desafiante. En el Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó en la ciudad de La Plata, en agosto de 2001, activistas de distintas organizaciones la acompañamos a romper, literalmente, el cordón personal que le hicieron mujeres católicas y algunas feministas transfóbicas para no permitirle el ingreso a los talleres, por su identidad travesti. Siempre recuerdo esa “batalla” con alegría, no solo porque Lohana consiguió ser parte de estos encuentros, sino porque tuve, por única vez en mi vida, la oportunidad de volarle el velo a una monja de un sopapo. Y aseguro que no la desperdicié.
Lohana Berkins y María Luisa Peralta, con compañeros del CeProDH y la juventud del PTS durante una actividad contra el código contravencional (Local "Rosa Luxemburgo", del barrio de Once) Marchas y contramarchas
Algún tiempo más tarde, Lohana junto con la activista lesbiana María Luisa Peralta, el militante gay de Derechos Humanos, Pablo Herrero Garisto y otres de quienes se me escapan los nombres, empezaron a pergeñar la Contramarcha del Orgullo. Querían manifestar su oposición a lo que consideraban la burocratización del movimiento LGTB, con la transformación de las manifestaciones en un desfile loteado por empresas y discotecas. Y nos pidieron un espacio para reunirse en nuestro local que funcionaba en el barrio porteño de Once, justo enfrente de la fábrica textil Brukman, que las obreras habían tomado en diciembre de 2001 y que estaba produciendo bajo su propio control, sin patrones.
Por supuesto que dijimos que sí, recordando aquella historia que narraba el legendario activista y escritor homosexual Néstor Perlongher que, en los años 70, cuando consultaron a distintas organizaciones de izquierda si podían cederles un espacio para las reuniones del Frente de Liberación Homosexual, solo recibieron respuesta de los trotskistas del PST, el Partido Socialista de Trabajadores que había fundado Nahuel Moreno. El mismo partido que, en las elecciones de 1973, hizo campaña proponiendo la legalización del aborto, convirtiéndose en la primera organización política en mencionar la interrupción voluntaria del embarazo en una plataforma electoral. El resto no había querido comprometerse, en tiempos de la Triple A, poniendo sus locales a disposición de las maricas.
Así fue como en 2003, grupos LGTB, anarquistas, una delegación de nuestro partido y las compañeras que recién habíamos fundado la agrupación Pan y Rosas, formamos el bloque de la contramarcha, escrachamos la Catedral Metropolitana y denunciamos que con los gobiernos porteño y nacional progresistas no cesaba la represión y la criminalización de la protesta. Al año siguiente, la contramarcha terminó su desfile en la carpa que habían montado los trabajadores ceramistas patagónicos de la fábrica Zanon, en la plaza del Congreso. Estaban en Buenos Aires reclamando la expropiación y estatización de la empresa, para continuar con la gestión obrera. Allí, su referente Raúl Godoy recibió a la contramarcha diciendo “a ustedes y nosotros nos une la lucha por la libertad” y juntos reclamamos por la liberación de las travestis y otres activistas que habían sido arrestadas durante las movilizaciones de repudio al código contravencional urbano.
Esa confianza y unidad conseguida en las calles, hizo que en 2010, Christian Castillo y yo fuéramos orgullosamente invitados a tomar la palabra en el acto multitudinario que se realizaba afuera del Congreso, mientras adentro se votaba la Ley de Matrimonio Igualitario. O que, en ese mismo año, Lohana Berkins convocara al PTS y a Pan y Rosas a apoyar al Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, una alianza de diversas organizaciones que impulsó el proyecto de ley que, finalmente, fue aprobado el 9 de mayo de 2012.
Clases y cantos
No tuve la suerte de ser su amiga, pero Lohana construyó puentes con muchas organizaciones que se transformaron en alianzas indiscutibles en las calles, enfrentando la represión, la persecución policial e institucional, en las luchas por las libertades democráticas, peleando por la liberación de presas y presos políticos y otras demandas sociales. Por eso, aunque nunca dejamos de plantearnos nuestras diferencias políticas e ideológicas, incluso con chicanas y bromas, éramos cómplices en cada movilización, en cada Encuentro Nacional de Mujeres y en cada actividad para “componer” las consignas que luego serían coreadas por las manifestantes. Siempre me buscaba para eso: “dale, Pan y Rosas” –me decía-, “invéntate algo contra los curas” o “dale, D'Atri, pensemos un cantito contra el patriarcado”. Yo le corregía la métrica que no encajaba con los compases de la música o ella se reía de las malísimas rimas que yo quería forzar a toda costa. “A la Iglesia, católica apostólica y romana, que se quiere meter en nuestra cama, le decimos que se nos da la gana…” Lo más divertido no era que la cantaran miles de compañeras, sino los minutos de acelerada creatividad para conseguir expresar las demandas políticas con ritmos populares.
Nunca voy a olvidar el día en que me contó que su familia era acomodada, una familia tradicional salteña de la que salió disparada por su condición de travesti siendo una adolescente. Me dijo: “¿Sabés qué fue lo peor de hacer la calle?” Yo pensé que me iba a hablar de la represión policial o de la violencia de los clientes, pero no. “Lo peor fue el primer día de frío que las travas se juntaron en la vereda a hacer un guiso en una olla y me dieron un platito de plástico. ¿Comer en un platito de plástico yooooooo? Eso me costó un montón. ¡Mi mamá tenía unas porcelanas divinas!” Nunca me preocupé por corroborar si eran ciertas sus historias. ¿Qué importancia tenía?
Orgullo del orgullo
Pasaron más de treinta años de aquellos primeros acercamientos entre nuestro pequeño grupo de militantes trotskistas y un movimiento LGTB que también retomaba, con dificultades, la lucha por los derechos democráticos y las libertades civiles después del trágico corte generacional que había provocado la dictadura genocida. Si bien ya no eran preponderantes las ideas anticapitalistas que se habían desarrollado en los años 70, ese movimiento tuvo el mérito de enfrentar la derechización del régimen político que, con el presidente Carlos Menem, establecía “relaciones carnales” con el imperialismo norteamericano, sometiendo una vez más al país a las órdenes del Fondo Monetario Internacional. Y claramente, aquel plan que terminó estallando por los aires en diciembre de 2001, fue acompañado de una mayor criminalización y represión de la protesta social, una mayor restricción de las libertades civiles y una fuerte alianza con el Vaticano bajo la conducción de Karol Wojtyla, el papa Juan Pablo II que, junto con el presidente norteamericano Ronald Reagan y la primera ministra británica Margaret Thatcher, fueron la "Santa Alianza" que consolidó el neoliberalismo en todo el mundo.
Por eso, el movimiento LGTB argentino debe estar orgulloso de aquella generación del Orgullo. Por eso, rememorando ayer sobre aquellos tiempos, también me sentí orgullosa de nuestra corriente política que, a pesar de estar abriéndose paso en una época tan hostil para los marxistas revolucionarios, como fueron aquellos años, supo establecer y consolidar lazos fraternales de lucha y solidaridad con aquel movimiento LGTB que también resistía contra la corriente.
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Contra los travesticidios y la política de ajuste: con orgullo, en las calles y en lucha
27 de junio, por Opinión — Géneros y Sexualidades, Columnistas Vertical , LGTBI, Stonewall, Travesticidio, Travesti, Géneros y Sexualidades, Columnistas Vertical , LGTBI, Stonewall, Travesticidio, TravestiEste sábado a las 14 h nos movilizamos al Congreso con nuestras banderas bien en alto. En el marco del 28 de junio, aniversario de la rebelión de Stonewall, esa revuelta anticapitalista que enfrentó a la represión y al orden policial que intentaba disciplinar a la diversidad sexual. ¡Con orgullo en las calles, para enfrentar a Milei, el FMI y sus cómplices.
No es casual que la avanzada de Milei y su gobierno negacionista también venga cargada de odio a nuestras existencias. A la comunidad trans y travesti solo se le reconoce por estadísticas de miseria: 35 años de expectativa de vida, 40% sin terminar la escuela, 80% expulsadas de sus casas. A eso, hoy se suma un ataque brutal a todas las condiciones de vida, sostenido por el pacto con el FMI y ejecutado junto a los gobernadores y la complicidad de las direcciones de las centrales sindicales.
Lo decía Diana Sacayán: tenemos que ser sujetes transformadores de esta sociedad. Esa es nuestra tarea urgente. El 1F lo demostramos cuando fuimos uno de los colectivos que más se plantó contra los dichos de Milei en Davos. Hoy, esa pelea sigue más viva que nunca.
Estamos en un momento del país donde el poder judicial, votado por nadie, actúa cual casta proscribiendo opositores como sucedió recientemente con Cristina Fernández de Kirchner. Detrás de ese avance se esconde la necesidad de imponer un régimen más autoritario, que discipline cualquier resistencia social y asegure que el ajuste brutal que exige el FMI pueda llevarse adelante sin oposición en las calles, en cada barrio, lugar de laburo y estudio.
Mientras Milei gobierna para ricos y fachos, hay una juventud que no se calla. Una comunidad que sabe que el orgullo no es solo una fecha para el marketing, sino una bandera de lucha. Por eso tenemos que abrazar a las luchas en curso: a les trabajadores del Bonaparte, del Posadas y del Garrahan, que denuncian despidos y precarización en salud; a les jubilades que resisten todos los miércoles las balas de Bullrich; a les despedides por organizarse en fábricas como Georgalos o Morvillo y call centers.
Por eso, una vez más, levantamos la necesidad de unir todas las luchas. Lo hicimos durante semanas acompañando a les jubilades reprimides en Plaza Congreso, junto a despedides de empresas estatales y privadas, de la salud y la industria, confluyendo en las calles y mostrando que cuando peleamos juntes, nos hacemos más fuertes. Esa unidad es la que temen los de arriba.
Porque el mismo gobierno y sus cómplices que recorta las jubilaciones, niega derechos laborales y despide a quienes luchan, es el que desoye el pedido urgente de justicia por los crímenes de odio. Para frenar este ajuste, necesitamos coordinación, organización desde abajo y un programa que ponga nuestras vidas por delante de las ganancias.
Este ajuste no lo aplica Milei en soledad. Cuenta con el aval de gran parte del régimen político que se sienta en el Congreso: desde sectores del radicalismo y el PRO hasta sectores del peronismo que acompañaron con su abstención o sus votos las leyes que destruyen derechos laborales, privatizan empresas públicas y profundizan la entrega al Fondo Monetario.
Esta pelea no es sectorial ni identitaria en el sentido que algunos quieren imponer para dividir. Es una lucha profundamente política y de clase. Porque mientras nos matan, nos empobrecen, nos precarizan. Seguimos denunciando que en la provincia de Buenos Aires desapareció Tehuel de la Torre. Nos seguimos preguntando dónde está.
A las direcciones sindicales siguen firmando acuerdos a espaldas de quienes sufrimos las consecuencias de este régimen económico y político, hay que exigirles: rompan la tregua. Hay que preparar un verdadero plan de lucha y un paro general ya. No podemos esperar más, no podemos resistir más aisladxs.
El 28J no es solo memoria. Es presente y futuro en disputa. Desde el PTS en el Frente de Izquierda, decimos con orgullo que no hay libertad sin igualdad, y que no hay igualdad sin enfrentar a los de arriba.
¡Basta de crímenes de odio! ¡Abajo el ajuste y los pactos del gobierno y el FMI!
Nos vemos en las calles. Con orgullo, con bronca y con organización.