El film 4 meses, 3 semanas y 2 días sucede en 1987, cuando una joven debe practicarse un aborto clandestino, en la Rumania de Ceaucescu. La película muestra las calles desoladas, los personajes hostigados por el régimen burocrático que asfixia, especialmente, a las mujeres. Nos narra la historia de Gavitza que sólo cuenta con el apoyo de su amiga para tomar esta decisión. Ambas tuvieron que enfrentar la cruda realidad por la que pasaron otras miles de mujeres, el cínico juego psicológico de quien les practica el aborto, sentir culpa y recibir maltrato, negociar su propio cuerpo por falta de dinero y, después, soportar las secuelas físicas, los trastornos psicológicos e incluso la muerte provocada por las condiciones de la clandestinidad. El film muestra el dolor de las dos amigas al sentir que de "eso no se puede hablar", que deben mostrarse como si nada ocurriera, para no ser descubiertas y caer en prisión.
En Rumania, la burocracia stalinista prohibió el aborto en 1966, con el objetivo de incrementar la tasa de natalidad e impulsar el desarrollo del país. El director, Cristian Mungiu, forma parte de la generación de este "baby-boom" promovido por el estado que también prohibió los anticonceptivos. Su decisión de hacer esta película surgió al recordar la historia que le contó una amiga: el relato contenía tantas emociones ahogadas, tantas frustraciones, que lo consideró como un símbolo de toda su generación.

La terrible historia de las dos jóvenes rumanas se emparenta con las de millones de mujeres que actualmente en las "democracias" capitalistas deben pasar por situaciones similares para interrumpir un embarazo. Por eso, a medida que la historia avanza y los personajes toman decisiones, nosotras, espectadoras, nos introducimos en sus mundos, nos estremecemos con esta ficción que es tan cruda como las consecuencias del aborto clandestino que lleva a la muerte a cientos de mujeres en la vida real.