Esta vez me uno a la lucha de todas las mujeres trabajadoras, amas de casa, estudiantes, que día a día luchan por ganarse el respeto de la sociedad entera. Buscan que les respeten sus derechos laborales y morales. Morales, porque durante siglos y siglos, hasta la actualidad, la mujer ha sido vista como un objeto puesto al servicio del hombre y la sociedad machista es quien nos prohíbe decidir sobre nuestro cuerpo y sobre nuestra opción de ser madres o no serlo.

¿Quiénes son ellos? El Papa, la policía, hasta la patronal y la burocracia nos dicen que debemos ser madres o que, por el contrario, debemos morir en el intento de no serlo.

Ninguno de ellos se pone en el lugar de nosotras. Esta maldita sociedad machista juega con nuestras necesidades, porque si estamos embarazadas no nos dan la posibilidad de trabajar. Si ya estamos trabajando, nos mandan a los peores lugares, con las peores condiciones para castigarnos, aun sabiendo que pueden poner en riesgo el embarazo e incluso provocar el aborto que después ellos mismos condenan.
Para esta sociedad está mal visto si una mujer aborta, pero tampoco se le da el derecho laboral y las condiciones contempladas en la ley si queremos ser madres. Porque miles de mujeres necesitan trabajar, ya sea por ser madres solteras o porque con un sueldo no alcanza.

Entonces, este 8 de marzo, en el día internacional de la mujer, debemos alzar una misma bandera, para tener el derecho a decidir sobre si nos queremos hacer un aborto, que lo podamos realizar en un hospital público, seguro y gratuito, para no ser condenadas por la sociedad y la justicia y para que, si decidimos ser madres, se nos respete y nos den las garantías para que así sea.

En unas palabras compañeras: ¡Que nadie más decida por nosotras!