Miércoles 25 de junio de 2008

DERECHO A LA MATERNIDAD

Las trabajadoras en una encrucijada cuando queremos ser madres

Miles de trabajadoras son despedidas cuando quedan embarazadas o son forzadas a ocultar a sus hijos en las entrevistas con la oficina de Recursos Humanos, para conseguir un trabajo.

Marisa llega muy nerviosa a la recepción de una reconocida AFJP:

"Por favor, dame mi historial de aportes del último periodo, pero que no figuren los últimos tres meses del año pasado?

 Bueno, pero entonces no te lo puedo dar actualizado a la fecha de hoy.

— ¡No!, por favor no me digas eso, que no me van a tomar en este trabajo. Tuve un bebé y en el laburo anterior me despidieron después de cumplir la licencia por maternidad. -¡No quiero que aparezcan esos tres meses!

La historia, con distintas formas, se repite. Miles de trabajadoras son despedidas cuando quedan embarazadas o son forzadas a ocultar a sus hijos en las entrevistas con la oficina de Recursos Humanos, para conseguir un trabajo. Algo bastante contradictorio, si tenemos en cuenta que, desde niñas, el primer regalo que recibimos es una muñeca, diciéndonos que siendo madres nos "realizaremos" plenamente como mujeres. Los medios de comunicación refuerzan este mismo mandato con imágenes de madres activas y "modernas", que tienen tiempo para cuidar a sus hijos y ser "exitosas" en su profesión? -¡y hasta encuentran momentos libres para dedicarse al cuidado personal!

Todo indica que deberíamos ser madres por imposición, la Iglesia nos condena si tenemos relaciones sexuales que no están destinadas a la procreación, el Estado nos condena si interrumpimos voluntariamente un embarazo no deseado? -¡pero la Iglesia también nos condena si somos madres solteras y el Estado no nos garantiza nuestro derecho a ejercer la maternidad plenamente, con hospitales desmantelados, trabajo "en negro", salarios miserables, falta de guarderías gratuitas!
Para las pocas mujeres que consiguen un empleo "en blanco", las leyes laborales, tan consecuentes con los intereses patronales, asignan una magra licencia por maternidad, que implica tres meses de ausencia con goce de sueldo. Excedido ese período, la mujer puede "optar" por extenderla a seis meses más sin recibir remuneración alguna. Linda opción es la que nos dejan, cobrando salarios que no alcanzan a cubrir la canasta familiar? de una familia que, además, -¡crece! Por su parte, los flamantes papás sólo pueden pedir dos días de licencia cuando nace su hijo. Pero, claro, ellos reciben una "asignación familiar" por cada hijo de? -¡cien pesos como máximo! Quizás alcance, a lo sumo, para comprar diez paquetes de pañales.

Pero de las mujeres que trabajan, el 54% lo hace en condiciones precarias y la tasa de mortalidad materna asciende casi al 5%. Estas mujeres, si quedan embarazadas, no tienen ningún tipo de resguardo legal ante el despido y deben conformarse con la asistencia a hospitales públicos sin insumos, desmantelados y superpoblados.

En Argentina, actualmente, el 26,5% de las mujeres se encuentra por debajo de la línea de pobreza y el índice de mortalidad infantil ronda el 13%. La segunda causa de la mortalidad materna son las hemorragias, seguidas por las infecciones1.

Las extenuantes jornadas laborales, los altos ritmos de productividad y las malas condiciones de trabajo reducen al mínimo el tiempo dedicado a los hijos e hijas. Además, en algunos casos, esas mismas condiciones laborales son causales de abortos espontáneos, como lo mostró una encuesta realizada por las trabajadoras del Casino de Puerto Madero, que desnudaba el hecho contundente de que sobre un total de 131 embarazos, hubo 23 abortos espontáneos y 31 partos prematuros.
A todo esto se suma la falta de guarderías en los lugares de trabajo y en las universidades donde estudian y trabajan miles de mujeres, muchas de ellas con hijos pequeños, o la escasa oferta de jardines maternales públicos. Un ejemplo es la Ciudad de Buenos Aires donde sólo hay 31 jardines maternales públicos para menores de un año, para una población de -¡más de 3 millones de habitantes, sin contar a las miles de trabajadoras y trabajadores que viven en el Gran Buenos Aires y se trasladan a la Capital, todo el día, para ganarse la vida!

Esto nos muestra que, mientras se nos impone socialmente el "mandato" de ser madres, el derecho a la maternidad no está garantizado en el capitalismo para millones de mujeres trabajadoras y de sectores populares.

Por eso, para garantizar nuestro derecho a ejercer voluntaria, plena y libremente la maternidad tenemos que organizarnos, en las empresas y lugares de trabajo y estudio, para exigir jardines maternales gratuitos que funcionen las 24 horas del día, con personal idóneo y bajo el control de una comisión integrada por estas trabajadoras y trabajadores y las madres y padres de las niñas y niños. También debemos luchar por comisiones de salubridad e higiene en todas las fábricas y empresas, controladas por los trabajadores y las trabajadoras, para garantizar condiciones dignas de trabajo. Exigimos salarios equivalentes a la canasta familiar y extensión de la licencia de maternidad y paternidad con goce de sueldo. Porque si elegimos ser madres, queremos disfrutar de nuestra maternidad y no que nos condenen a vivirla como una pesada carga.


Fertilización asistida para unas pocas

En la Argentina, se estima que el 15% de las parejas en edad de reproducirse tienen problemas de fertilidad. Un problema que abarca a todas las clases sociales, aunque sólo algunas mujeres puedan acceder a los métodos más complejos de fertilización asistida, ya que estos tratamientos "cuyos costos pueden alcanzar los 15 mil pesos- no están cubiertos por las obras sociales, ni las prepagas y mucho menos los hospitales públicos.




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