Lunes 23 de febrero de 2009

BASTA DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

Libertad inmediata e incondicional a Romina Tejerina

Este 23 de febrero se cumplen seis años desde que Romina Tejerina está en prisión, mientras el violador, Eduardo ’Pocho’ Vargas, comerciante y hermano de un policía, camina por las calles de Jujuy ostentando la impunidad de que goza gracias al amparo de la justicia y el gobierno.

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Este 23 de febrero se cumplen seis años desde que Romina Tejerina está en prisión, mientras el violador, Eduardo "Pocho" Vargas, comerciante y hermano de un policía, camina por las calles de Jujuy ostentando la impunidad de que goza gracias al amparo de la justicia y el gobierno.

Romina fue víctima de toda una cadena de opresiones: por parte del violador que la sometió sexualmente provocándole un embarazo no deseado; de la (in)justicia que, por ser mujer, joven y pobre, la revictimizó negándose a investigar al violador y -¡acusándola de haberlo provocado por usar minifaldas!; de la reaccionaria Iglesia Católica que realizó campañas públicas en su contra; y de los gobiernos provincial y nacional que "en complicidad con la Iglesia- negó a Romina el acceso a la educación sexual y al aborto legal, seguro y gratuito.

Finalmente, luego de todo tipo de maltratos y campañas públicas en su contra, Romina fue condenada a 14 años de prisión por el cargo de "homicidio agravado por el vínculo", y el año pasado la "progresista" Corte Suprema de Justicia ratificó su condena, en un verdadero acto de hipocresía e impunidad.

Hoy Romina sigue privada de su libertad, padeciendo maltratos físicos y psicológicos por parte del personal penitenciario, que no se cansa de hostigalarla, mientras continúan negándole las salidas laborales o para cursar estudios universitarios.

-¡Basta de hipocresía!

El de Romina no es un caso aislado: su historia es emblemática por ser una muestra más de la violencia a la que somos sometidas las mujeres trabajadoras y pobres por parte de un sistema que hasta nos niega el elemental derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos; es una muestra de cómo el Estado burgués, sus instituciones y la reaccionaria Iglesia se encargan de legitimar y reproducir esta violencia, mientras el 95% de los abusadores queda impune.

Es también un caso testigo de cuánto preocupa al gobierno de Cristina la violencia que las mujeres padecemos a diario en Argentina, porque a pesar de tener a una mujer en la Rosada, lo cierto es que seguimos muriendo por la clandestinidad del aborto; no tenemos educación sexual en las escuelas (-¡si hasta el plan de salud sexual y reproductiva fue suspendido!), somos víctimas de las redes de trata y prostitución (que, desde que el oficialismo sancionó la ley de Trata, cuentan con total impunidad para sus negociados) y, ante cada hecho de violencia, somos sometidas a verdaderos "tribunales de enjuiciamiento" que no hacen más que condenarnos por ser mujeres, trabajadoras y pobres.

Luchemos en las calles para arrancar nuestros derechos

A pesar que amplios sectores del movimiento de mujeres vieron en los Kirchner la posibilidad de avanzar "vía el parlamento- en nuestras reivindicaciones, abandonando la lucha en las calles, la realidad es que no hemos avanzado ni un milímetro en la conquista de nuestros derechos.

El hecho de que Romina siga presa es un claro ejemplo, como también lo son los casos de niñas violadas y embarazadas en Mendoza a las que se les ha negado la práctica de un aborto a pesar de estar contemplados como no punibles, la prohibición de la pastilla del día después en Córdoba, la imposición de la educación religiosa obligatoria en las escuelas de Salta, o hasta el caso de Elizabeth Díaz en Córdoba, similar al de Romina, que fue absuelta por un tribunal popular tras conocerse el horror que la joven vivió durante 9 años, mientras la justicia dictó una condena irrisoria de ocho años para su patrón y violador, Arturo Benavídez.

Y mientras sigue la larga cadena de opresiones que sufrimos las mujeres, vemos cómo ante los casos de maltrato que sufrimos las mujeres, como sucedió recientemente con Graciela Aguirre, las mujeres somos criminalizadas y revictimizadas por un Estado que no hace más que sostener y perpetuar esta terrible situación.

Desde la Agrupación de mujeres Pan y Rosas creemos que sin la organización y lucha de las mujeres en forma independiente del Estado, de la Iglesia, de los grupos fundamentalistas ligados a ella, así como de cualquier sector patronal, no será posible acabar con la violencia que sufrimos a diario las mujeres, ni tampoco con la revictimización que los tribunales de esta justicia para ricos hacen recaer sobre las verdaderas víctimas, las más pobres entre los pobres, las niñas y adolescentes de la clase trabajadora y el pueblo.

Hoy más que nunca tenemos que ser miles de mujeres trabajadoras, estudiantes, amas de casa, etc las que nos organicemos para conquistar la libertad inmediata e incondicional de Romina y arrancar todas nuestras reivindicaciones.


 -¡Basta de violencia contra las mujeres!

 Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal, seguro, gratuito para no morir!

 Basta de hostigamientos y persecuciones a Romina Tejerina y a todas las mujeres víctimas de violencia.

 -¡Libertad inmediata e incondicional a Romina Tejerina!

 -¡Condena a su violador, "Pocho" Vargas!