NO VAMOS A PERMITIR QUE EL GOBIERNO Y LOS EMPRESARIOS PONGAN SUS GANANCIAS POR DELANTE DE NUESTRA SALUD, NUESTRAS VIDAS Y LAS DE NUESTRAS FAMILIAS
¡Las mujeres de pie ante la crisis sanitaria!
Frente a la emergencia sanitaria, que luego del dengue vuelve a estallar con la gripe A, ¡tomemos en nuestras manos la salud de nuestras familias y el pueblo pobre!
En el capitalismo, la salud le importa a los empresarios, sus Estados y gobiernos de turno, sólo cuando representa un negocio rentable. -¡El año pasado la presidenta Cristina Kirchner destinó 8 veces más para pagar la deuda externa de lo que se presupuestó para el sistema de salud! La salud pública ya estaba en crisis hace años en el país, luego de las privatizaciones y el desguace del sistema sanitario que no se revirtió posteriormente, incluyendo el período de gobierno de los Kirchner y que continúa en la actualidad. Los hospitales públicos no tienen los mínimos insumos, están en franco deterioro edilicio y las condiciones de trabajo son cada vez peores, con alta precarización laboral, pocos profesionales y trabajadores de la salud para una población enorme, con salarios de miseria que obliga a cubrir jornadas extenuantes para alcanzar un salario mínimo, en detrimento de la propia salud de las trabajadoras y trabajadores de la salud.
Ante esto, el gobierno y la oposición patronal en una actitud criminal, ocultaron esta crisis de la gripe A, durante las elecciones, permitiendo que aumentaran en miles los infectados y que hubiera decenas de muertos en el país.
La emergencia sanitaria de la que después habló el nuevo ministro de Salud, Juan Manzur, es absolutamente insuficiente. Manzur es el mismo que ha sido denunciado por las trabajadoras y trabajadores de la salud de Tucumán porque hizo "bajar" los índices de mortalidad infantil no contabilizando como "nacidos vivos" a los que nacían con un peso menor a 500 gramos y morían a las pocas horas. Esos "hijos de la pobreza extrema" eran para los índices K de Manzur considerados como "defunciones fetales" o "egresos por abortos", para mejorar las estadísticas que mostraban las consecuencias brutales de la pobreza, la desnutrición y la miseria extrema que se vive en el norte del país.
El receso escolar, que se decretó después de declarada la pandemia, no impide que millones sigamos viajando al trabajo hacinados en trenes, subterráneos y colectivos, porque lo que no se suspende -a costa de la salud del pueblo- es la sed de ganancias de patrones y empresarios: las fábricas siguen funcionando "normalmente", con el consentimiento del gobierno y los dirigentes de la burocracia sindical.
En los últimos días, ante esta situación, en distintos gremios y establecimientos comenzaron a levantarse las trabajadoras y trabajadores para tomar medidas efectivas por su cuenta. Fue así como en varios distritos, las trabajadoras de la educación se movilizaron y lograron la suspensión de las clases y el posterior adelantamiento de las vacaciones, declarado luego tardíamente por los funcionarios y ministros en varias provincias del país. El pasado viernes 3, en la fábrica Terrabusi de la zona norte del Gran Buenos Aires, la bronca tampoco se hizo esperar: las obreras y obreros discutieron en asamblea y decidieron tomar la planta reclamándole a la empresa 15 días de licencia paga para todas las madres con hijos menores de 14 años, como también para las embarazadas y para quienes tuvieran problemas respiratorios. Lograron que el Ministerio de Trabajo decretara dos días de asueto para todo el personal, pero a la vuelta de este pequeño e insuficiente receso decidieron retomar el paro, exigiéndole a su sindicato STIA de la CGT, que dirige Rodolfo Daer, la realización de asambleas y medidas en todas las plantas de la alimentación para lograr la suspensión total de la actividad por 15 días, sin afectar el salario y usando ese tiempo para desinfectar las fábricas.
Las obreras y obreros de Stani, tomaron en sus manos este ejemplo y se movilizaron al Ministerio de Trabajo llevando adelante este mismo reclamo. También las trabajadoras de la salud, como las de la Comisión de la Mujer del Hospital Durán, de la Ciudad de Buenos Aires, que son las que están haciendo frente a esta situación y verdaderas interesadas en la salud del pueblo, exigen la información y el abastecimiento necesario para hacer frente a esta pandemia. O las trabajadoras del Hospital Posadas, que plantean la necesidad de incorporar más personal enfrentando la superexplotación que sufren, no pudiendo tomarse licencia para el cuidado de sus hijos, y que también desmintieron las cifras que da el gobierno, planteando cuál es el verdadero estado de la salud pública.
Las mujeres a la cabeza
En todas estas acciones, somos las mujeres trabajadoras las que nos hemos puesto a la cabeza, las más decididas y las que venimos garantizando las medidas de lucha. Y esto es porque somos nosotras las más afectadas por esta crisis sanitaria. Las que estamos embarazadas estamos en riesgo y sobre las que somos madres recae casi exclusivamente el cuidado de nuestras hijas e hijos, como lo reafirma el gobierno que otorgó licencias sólo a las madres y no a los padres. De nosotras se espera no sólo el cuidado sino también que hagamos prevención efectiva. Que la mitad de nosotras trabajemos "en negro" y que, por lo tanto, ni siquiera tengamos el derecho a esa mínima licencia, nadie lo tiene en cuenta. No sólo no podemos faltar a nuestro trabajo, muchas somos "jefas de hogar" y no tenemos con quién dejar a nuestras hijas e hijos; pero además, ni siquiera tenemos obra social para atendernos si nos encontramos con algún síntoma. Somos las que tenemos que hacer malabares para reducir aún más los gastos en el hogar, destinando parte de nuestros miserables ingresos a comprar artículos de higiene y desinfección que ni el Estado ni nuestros patrones nos proveen y que, en la última semana, -¡aumentaron entre un 6 y un 10%!
– ¡No puede ser que las ganancias de los capitalistas valgan más que la salud de nuestras familias! En cada lugar de trabajo y en cada barrio tenemos que seguir estos ejemplos de Terrabusi, de las docentes y enfermeras y de otras trabajadoras y trabajadores para organizarnos en comités o asambleas. -¡Tenemos que luchar por nuestros derechos y para que no nos hagan pagar esta crisis sanitaria con nuestras propias vidas!
– Licencia a las madres y padres para atender a sus hijos en edad escolar (hasta 18 años) con pago total del sueldo, con presentismo y demás adicionales, sean efectivos, contratados, tercerizados en todos los lugares de trabajo público o privado. Garantizar las licencias a las trabajadoras embarazadas.
– Suspensión de toda actividad pública y privada durante 15 días con el pago del 100% del salario, incluido presentismo y adicionales.
– Que en cada barrio funcionen adecuadamente los centros de salud y que se garantice una unidad sanitaria para los barrios que no los tienen. Que todas las clínicas privadas atiendan gratuitamente a toda persona que no cuente con obra social. Que el Estado y las patronales provea los artículos de limpieza, desinfección y prevención gratuitamente para todas las familias trabajadoras y desocupadas.
– Otorgamiento de las licencias necesarias para las trabajadoras de la salud que tienen que cuidar a sus hijos. Incorporación de más trabajadoras y trabajadores de la salud, con el mismo salario, para poder atender en mejores condiciones a la población y evitar la superexplotación de quienes están trabajando actualmente.
– Pase a planta permanente de todo el personal de la salud precarizado y tercerizado de Provincia, Nación y Municipios. Incorporación de los 2.000 postulantes a la residencia como planta permanente.
Para garantizar que se hagan realidad estas demandas elementales, para que no muera ninguna persona más, ni nuestros hijos se enfermen por la pandemia que es producto de la negligencia e irresponsabilidad del gobierno y de la oposición que tampoco ha hecho nada, las trabajadoras y trabajadores tenemos que organizarnos en asambleas y cuerpos de delegados en nuestros lugares de trabajo exigiéndole a nuestros sindicatos, tanto los de la CGT como los de la CTA, que se pongan a la cabeza empezando por exigir que el gobierno decrete la "emergencia nacional" efectivamente. Y también en nuestros barrios, pelear codo a codo junto a las mujeres amas de casa, desocupadas, coordinando acciones de lucha para conseguir estos reclamos.
Por una salida de fondo
Mientras peleamos para que se implementen estas medidas de emergencia, la Agrupación Pan y Rosas sostiene que la única forma de dar una salida de fondo a esta crisis sanitaria es la creación de un sistema de salud único, público y gratuito, financiado por el Estado y gestionado por las trabajadoras y trabajadores. Para ello es imprescindible aumentar el presupuesto de salud en base no pagar la deuda externa e implementar impuestos a las grandes fortunas como las de De Narváez y Macri, las de los integrantes de la Unión Industrial Argentina y la Sociedad Rural, para hacer un plan de obras públicas bajo gestión de las trabajadoras y los trabajadores, que responda a los problemas de las mayorías.