El martes los noticieros dan la escalofriante noticia de que una chiquita de 9 años fue asesinada y presuntamente violada por un vecino de su casa en Fiorito. Familiares y vecinos de la nena, en su desesperación, querían linchar al asesino, pero la policía lo protegió y lo trasladó a un hospital público y luego a otro, para seguir protegiéndolo.

Pero en estos casos, si las trabajadoras del hospital nos negamos a atenderlo, si repudiamos su presencia y la protección policial que tiene el asesino, somos sancionadas por las autoridades.

Nosotras tenemos que lidiar diariamente con la falta de presupuesto, de infraestructura adecuada, falta de insumos, de personal, pésimos salarios... A diario tenemos que cargar sobre nuestras espaldas con la responsabilidad de no poder brindar la atención adecuada o la internación a mujeres, hombres, niños, bebés y ancianos, ya que no contamos con los recursos suficientes, por la falta de presupuesto. Y ni hablar de las más de 500 mujeres, hijas de la clase trabajadora (muchas de ellas aún niñas y víctimas de violaciones) que mueren cada año por las consecuencias de abortos realizados en forma clandestina, ya que bajo el gobierno de Cristina Fernández sigue estando penalizado el aborto, que podría realizarse de manera segura y sin riesgos en los hospitales públicos. -¿Y no tenemos derecho a repudiar la atención de una "lacra" que asesina y viola a una niña de 9 años?

Pan y Rosas se solidariza con los familiares de Marisol y con las trabajadoras del hospital que manifestaron su repudio a la violencia contra las mujeres y su indignación ante la impunidad.