Estuve trabajando en la multinacional PepsiCo Snacks durante 8 años y denuncié ante la ART mi enfermedad profesional. Luego de hacer esto llegó mi despido, por el cual la burocracia de Daer no movió ni un dedo, y la ART, después de diagnosticarme la enfermedad, se lavó las manos diciendo que no tenia nada.
Gracias a una gran campaña por mi reincorporación impulsada principalmente junto a la Caty Balaguer, delegada de la comisión interna y haciendo denuncias en conjunto, logramos pararle la mano a la patronal, porque muchas compañeras que también padecen no solo tendinitis, como en mi caso, sino también hernias de disco, túnel carpiano, varices etc. al día de hoy siguen trabajando y no han sido despedidas. Yo me convertí en vocera de lo que nos pasa, y ese fue el objetivo central de mi campaña.
Particularmente en la industria alimenticia somos mayoría las mujeres y las que tenemos los peores trabajos, y cobramos menos que nuestros compañeros varones por la misma tarea. A esto hay que agregarle que tenemos una doble jornada porque cuando llegamos a casa somos las que nos encargamos de los quehaceres del hogar y el cuidado de nuestros niños y este trabajo nadie nos lo paga.
Hoy producto de la crisis quieren aumentar mas los ritmos de trabajo, para que la crisis la paguemos las/os trabajadoras/es con nuestros cuerpos. En base a mi experiencia hago un llamado a todas las mujeres a organizarse para pelear, no solo por esto sino por todos nuestros derechos y a las comisiones internas combativas para que levanten estas banderas. |