Más de 60 mujeres participamos, el domingo 11 de enero, del primer encuentro de Pan y Rosas de la zona sur del Gran Buenos Aires, que hicimos en el Club de los Trabajadores y la Juventud de Florencio Varela. La mayoría éramos trabajadoras docentes y auxiliares, ferroviarias y de la salud, aunque también participaron estudiantes y amas de casa, de las localidades de Bernal, Quilmes, Lomas de Zamora y Avellaneda.
Iniciamos este encuentro con un sentido recordatorio a las mujeres y niños asesinados en Gaza, para luego debatir sobre el rol que debemos asumir las mujeres ante la crisis económica que empieza a pisar fuerte en nuestras localidades de la zona sur del Gran Buenos Aires, con suspensiones, despidos, retrasos salariales y amenazas de cierre de fábricas. En ese marco, analizamos las formas de opresión a las que somos sometidas las mujeres y cómo la lucha contra esta violencia está ligada a la lucha contra las instituciones de este Estado capitalista.
Posteriormente nos separamos en dos comisiones, una para profundizar aún más sobre la crisis y otra en la que debatimos sobre la violencia contra las mujeres y el derecho al aborto. En la primera, hablamos sobre el impacto de la crisis en la clase trabajadora, el reciente fallo de la Corte Suprema acerca de la elección de delegados y la necesidad de organizar y ayudar a organizar a cientos de compañeras en sus lugares de trabajo. En la otra comisión debatimos sobre las distintas formas de violencia que sufrimos las mujeres, desde el ámbito doméstico hasta la violencia que ejercen los patrones en los lugares de trabajo y el Estado, tanto a través de sus instituciones represivas como con sus leyes, en particular en lo que hace a la penalización del aborto que lleva a la muerte a más de 400 mujeres por año, en nuestro país.
Las jóvenes del movimiento No Pasarán y las estudiantes universitarias de la agrupación En Clave Roja participaron contándonos sobre el conflicto que protagonizan los trabajadores de la papelera Massuh, proponiéndonos recolectar dinero para su fondo de lucha; para el que, ahí mismo, entre nosotras, juntamos 279 pesos.
Finalmente, después de comer y darnos un chapuzón en la pileta, nos volvimos a reunir para resolver qué haremos en adelante: decidimos difundir, a todas nuestras compañeras de trabajo y amigas, las ideas que charlamos, seguir encontrándonos en el Club y en los barrios y hacer un nuevo encuentro en febrero con más compañeras, con vistas a participar, el 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer. Además, vamos a solidarizarnos con los compañeros y compañeras que se encuentran en conflicto y vamos a acompañar en su lucha a la madre de una joven, víctima de la violencia sexual. Así como el encuentro empezó recordando a las mujeres palestinas víctimas de la violencia del estado terrorista de Israel, terminamos con la decisión de movilizarnos en la próxima convocatoria unitaria para repudiar estos ataques. |