"Se estima que anualmente ocurren 46 millones de abortos en el mundo; que el 26% de todos los embarazos, o sea uno de cada cuatro terminan en aborto provocado, y que anualmente, una de cada 28 mujeres de 15 a 45 años de edad se hace un aborto en el mundo. (...). En la Argentina y en América latina en general, el 80 a 90% de los abortos se realizan en condiciones de riesgo y son responsables por una alta proporción de las muertes relacionadas con el embarazo y por un número mucho mayor de mujeres que sufren secuelas graves como esterilidad y dolor pélvico crónico."1
Mientras el debate se limita a discutir si estamos a favor o en contra del aborto, millones de mujeres lo siguen practicando igual, la gran mayoría en clandestinidad, en condiciones insalubres y perjudiciales. Las que mueren y las que sobreviven pero con secuelas para su salud, son mujeres trabajadoras, de los sectores populares que no pueden acceder a las caras clínicas truchas atendidas por especialistas.
Quienes están en contra del aborto pueden seguir sosteniendo, hipócritamente, que la prohibición es la manera de evitarlo; que si prohibimos el aborto, las mujeres no seguirán intentando ejercer su derecho a no portar un embarazo no deseado. Quienes estamos a favor del derecho al aborto, denunciamos que no es así. Estar en contra del aborto no es estar a favor de la vida, sino a favor del aborto clandestino.
Porque con derecho o sin derecho, las mujeres intentarán de todos modos sobrevivir, adaptarse a las condiciones que le imponen en el trabajo o en la familia, ejercer su derecho, no coartar su proyecto de vida, no prolongar la violencia de una violación, etc. "En América latina, incluyendo la Argentina, la educación en sexualidad continúa siendo un tabú, el acceso a los métodos anticonceptivos no es fácil para las mujeres más pobres y para las adolescentes; y los hombres se consideran con derecho a disponer del cuerpo de la mujer, la que no puede controlar cuándo o en qué condiciones tienen relaciones sexuales. Todo eso lleva a embarazos no deseados y consecuentemente, al aborto. Por otra parte, hay mujeres a las que les gustaría tener un hijo. Pero su compañero las abandona, el empleador amenaza con despedirla de su empleo o el director no acepta adolescentes grávidas en su escuela, todo lo cual lleva a la mujer a abortar para sobrevivir y adaptarse a la sociedad en la que vive."2
Pero si no hay derecho, la clandestinidad y sus riesgos son la única y desesperada salida. Por eso exigimos el derecho al aborto legal, seguro y gratuito; una exigencia que el Frente PTS-MAS difundirá ampliamente de cara a las próximas elecciones.
Hoy, como desde hace tres meses, la agrupación Pan y Rosas junto a decenas de organizaciones, grupos y personalidades del movimiento feminista, sociales, de DD.HH., etc. sigue llevando adelante la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Sumáte a la organización y difusión de nuevas actividades de esta campaña.
Andrea D’Atri es candidata a diputada nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Impulsora de la Agrupación Pan y Rosas y activa militante por el derecho al aborto. |