El pasado 12 de noviembre se presentaron a trabajar en las puertas de Campo Grande, José y Fabián, obedeciendo al fallo cautelar expedido por la Segunda Cámara Laboral de la Provincia, que ordena la reincorporación de los delegados a sus puestos de trabajo. Los acompañaban las mujeres que hasta el 29 de noviembre del año pasado habían trabajado durante años en el deschalado de ajos.
Frente a una situación durísima de reacción por parte de la patronal, se mantuvieron firmes e inamovibles, como aquel recordado día en el que ni las armas, ni el cordón policial que se les venía encima las hizo retroceder. Día en el cual encendieron sus voces para poder ser oídas, se pusieron al frente de una gran lucha, demostraron que no bajaron nunca los brazos, que a pasar de las artimañas y de las innumerables humillaciones, están de pie y con la frente en alto.
Esa tarde bajo el abrazo caliente del sol de noviembre, lucharon por sus derechos, en primer lugar por el de ser reconocidas, puesto que después de años de trabajo seguían haciéndolo en negro, en precarias condiciones, bajo ese oscuro negocio que son las cooperativas de trabajo truchas; en segundo lugar exigiendo los derechos de sus compañeros e hijos.
Para algunas de ellas nada volverá a ser igual. Las heridas de las balas de goma cicatrizaron, pero las que aún siguen sangrando son las de la violencia estatal ejercida contra ellas, las de la impotencia y el sin sabor por haber vivido en carne propia la opresión y la explotación.
Durante este año, una de ellas trabajó en la construcción a pesar de sus más de cincuenta años, otra vendiendo pan casero en su bicicleta; muchas tantas no tienen trabajo.
El miércoles pasado como aquel día, estuvieron luchando nuevamente más firmes y dignas aún, ya que la maldita patronal que en ese momento atentó contra su organización despidiendo a todo el cuerpo de delegados y la cruel represión, hoy lo hace a través del lock out, no permitiendo el ingreso de sus compañeros delegados y amenazando a los pocos trabajadores que comenzaron la temporada. Así mismo no pudo apagar sus voces?no pudo hacerlas claudicar.
Porque lucharon con las manos vacías pero con la conciencia limpia.
Porque el cansancio, la frustración, el dolor, no las amedrentó.
Porque lo jamás será negociable es la dignidad, la rectitud, el coraje, el compañerismo de las mujeres y hombres de Campo Grande.
Porque no sólo exigen el pan, si no también las rosas. A ellas este sencillo homenaje.
JUSTICIA PARA QUE LA MUERTE DEL COMPAÑERO CARLOS ERASSO NO QUEDE IMPUNE
DESTITUCIÓN DE LA FISCAL LILIANA GINNER
REINSTALACIÓN DE LOS COMPAÑEROS DELEGADOS
RECONOCIMIENTO DEL SINDICATO DE TRABAJADORES DEL AJO Y AFINES SITRAJ
Pan y Rosas - Mendoza |