Durante todos estos años como delegada conocí muchos trabajadores de distintos lugares con los que compartimos charlas sobre cómo organizarnos contra la burocracia, coordinar con otros sectores combativos y movilizarnos por nuestros derechos, pero también por qué costaba que las compañeras fueran parte de ésta lucha. Inclusive muchos compañeros me planteaban que sus esposas o novias, las compañeras de vida que habían elegido, no comprendían por qué dedicarle tiempo a la organización y que les costaba mucho que "entendieran". Con muchos hablamos del "machismo" que hay en la fábrica y en la casa. Y decíamos que los trabajadores muchas veces descargan su bronca en su hogar sin darse cuenta que, de esa manera, están reproduciendo en su familia, contra sus compañeras, las mismas relaciones de opresión que nos agobian. Lo cierto es que, como decía Flora Tristán en el siglo XIX, la mujer es la proletaria del proletario, pero reproduciendo esas relaciones de opresión e imponiendo la subordinación de las mujeres a los hombres, retrocede el conjunto de la clase obrera en su lucha por la emancipación, porque cada vez que un hombre maltrata, humilla o golpea a una mujer, no hace más que reforzar y reproducir la opresión que sufrimos todos/as como clase explotada a diario.
Los y las trabajadoras tenemos que ver que la división que ha generado este sistema entre hombres y mujeres, es para explotarnos mejor, saciando con nuestras vidas su sed de ganancias. Como decía Carlos Marx hace 150 años, no puede liberarse quien oprime a otros. Por eso, cada vez que tu compañera es humillada y maltratada, las cadenas de la clase dominante se ajustan y nuestra lucha se vuelve débil, porque con la pérdida de confianza de esa mujer en sus propias fuerzas, retrocede también el horizonte de la liberación de todos los explotados.
Compañero: para terminar con este sistema de violencia y explotación para beneficio de los patrones, te invitamos a luchar junto a nosotras y a decir, en tu trabajo y en tu casa, -¡que estamos dispuestos a romper con las cadenas que oprimen a la mujer! |