En Argentina se practica medio millón de abortos cada año, casi la misma cantidad de nacimientos que ocurren en el mismo período. Esto solo basta para darse cuenta que es evidente que su prohibición no evita que las mujeres aborten cada vez que están frente a un embarazo no deseado.
Por eso decimos que estar en contra del derecho al aborto, no es estar a favor de la vida, sino a favor del aborto clandestino, el que sucede de todos modos, aún cuando muchas y muchos no quieran que ocurra, aún cuando esté prohibido por la ley. Legalizar este derecho de las mujeres no aumentará el número de abortos, pero sí reducirá enormemente el número de mujeres muertas por las consecuencias de los abortos clandestinos.
Quienes hipócritamente sostienen argumentos a favor de una supuesta "defensa de la vida" "como la Iglesia, el gobierno y el Estado- son quienes nos empujan actualmente a la clandestinidad que se cobra la vida de más de 500 mujeres cada año; algo que podría evitarse con sólo establecer el derecho al aborto libre y gratuito, realizado por personal idóneo en los hospitales públicos. Pero -¿por qué habría de importarles, si quienes mueren son las mujeres trabajadoras y de los sectores populares? Muchas de ellas son las hijas adolescentes y jóvenes de nuestras familias pobres.
La ministra de Salud dice que el aborto es tema de "política criminal"; la presidenta está en contra de promulgar este derecho; la oposición patronal es clerical y retrógrada.
Por eso, Pan y Rosas propone levantar una amplia y activa campaña por el derecho al aborto con pintadas, actividades callejeras y artísticas, que se exprese en las calles, el próximo 28 de setiembre, Día de lucha por la despenalización del aborto en América Latina y el Caribe, con una gran movilización encabezada por miles de trabajadoras, estudiantes, amas de casa y activistas de todo el país. Porque queremos anticonceptivos para no abortar, pero también derecho al aborto para que no haya ni una muerta más por las consecuencias de los abortos clandestinos. |