El 8 de febrero de 2006, en San Javier, un pueblito de 2.000 habitantes, Eli, de 19 años, había sido encontrada en el baño de la casa donde trabajaba como empleada doméstica, desvanecida. Su patrona la llevó al hospital, donde se encontró en un bolso el cuerpo sin vida de un recién nacido. Por ello quedó detenida y llevada a una cárcel de máxima seguridad.
Durante el juicio contó valientemente que su embarazo había sido resultado del abuso sexual sistemático al que fue sometida desde los 9 años por su patrón, Arturo Benavídez, un empresario de 60 años. Parecía un caso muy similar al de Romina Tejerina. Pero a partir de aquí comienzan las diferencias.
Cuando en su pueblo conocieron las terribles condiciones que había soportado, en lugar de condenarla, se movilizaron por su libertad. Un jurado popular resolvió la absolución de Eli considerando que actuó por el terrible trauma que le produjo el abuso sexual que sufrió durante años. El fiscal ordenó la detención del violador Arturo Benavídez, Eli quedó en libertad.
Acercándose la fecha del juicio a Benavídez, convocamos desde Pan y Rosas a las diversas organizaciones de mujeres de Córdoba para conformar una Comisión de Apoyo.
El sábado 7/6 en una reunión realizada en la Casa Cultural Karl Marx, con la concurrencia de compañeras de Pan y Rosas, Mufas-Histériqas-y Otras, de la Multisectorial , de UEPC, compañeras independientes, una compañera del PO, el PTS y una compañera de "Un antes y un después" de San Javier (organización que se propone concientizar y prevenir el abuso), todas integrantes de la Comisión de Apoyo a Elizabet Díaz y con la importancia de contar con la presencia de la compañera Eli, lanzamos la "Campaña por la condena al violador Benavídez y absolución definitiva de Elizabet Díaz".
Las mujeres de la agrupación Pan y Rosas junto a las abogadas del CeProDH Leticia Celli y María Luján Donis, destacamos la gran valentía de Eli no sólo al denunciar hace dos años lo sufrido durante su infancia y adolescencia, sino aún ahora, al presentarse como querellante en el juicio contra el violador Benavídez, sabiendo todo lo que conlleva tener que volver a declarar ante un tribunal y revivir su terrible experiencia.
Desde Pan y Rosas manifestamos que no depositamos ninguna confianza en el gobierno ni en el Estado, que es el que permite que estas condiciones se mantengan, la única salida es que nosotras mismas nos organicemos y luchemos por nuestras reivindicaciones, en forma independiente.
Luego de la discusión, se resolvió continuar trabajando el petitorio y juntando firmas por la condena del violador Benavídez y la absolución definitiva de Elizabet Díaz, organizar volanteadas, charlas y llevar esta consigna a los talleres del próximo Encuentro Nacional de Mujeres y proponer a las distintas agrupaciones presentes la coordinación de una campaña nacional. |