Hace casi un año, Ana María Acevedo moría en Santa Fé. Pobre, con 20 años, 3 hijos/as y embarazada, la enfermedad que padecía la llevó a solicitar su derecho al aborto. La primera traba la puso el Tribunal de Bioética del Hospital en que había sido intervenida por un cáncer en el maxilar: "convicciones, cuestiones religiosas y culturales" coartaban su derecho a no morir, señalaron, y por eso su pedido fue denegado.
Claro que tales "cuestiones" no impidieron a aquellos profesionales obviar la información que entonces debieron darle: por su estado de salud, un embarazo le haría correr peligro de vida. Pero ese fue sólo el inicio de una larga cadena de complicidades y trabas impuestas primero por aquel Comité y continuadas luego por la justicia. Seis meses después, ella y la criatura que acababa de nacer, murieron bajo el silencio cómplice de los funcionarios provinciales y nacionales.
Como cientos de mujeres en Argentina, Ana María fue condenada a morir por ser mujer, joven y pobre. Para ella, los derechos a la información, a la maternidad libre, a la educación sexual, a la salud reproductiva y a un aborto seguro y gratuito, fueron sólo papel mojado. Es que, en Argentina, guste o no, las cosas están claras: para las mujeres trabajadoras y pobres, que son las que mas sufren las consecuencias del aborto clandestino, hablar de "el siglo de las mujeres" no es más que una frase llena de hipocresía y de soberbia.
En la ciudad de Rosario seis de cada diez mujeres están a favor de la despenalización total o parcial del aborto. Sin embargo el aborto clandestino sigue causando en la provincia un índice muy alto de hospitalización de las mujeres: 17% del total de muertes maternas. Sin ir más lejos, en sólo un mes, en el Hospital Cullen de Santa Fe se hicieron 250 raspados uterinos por abortos mal hechos, principal cirugía practicada en el Servicio de Ginecología del efector. -¡Ni siquiera pueden garantizarnos el acceso gratuito a los anticonceptivos!
Al cumplirse un año la Multisectorial de Mujeres de Santa Fe convocó a una movilización frente al Hospital Iturraspe de Santa Fe para denunciar "el sistema autoritario y patriarcal que sigue matando mujeres en nombre de la vida". Así también vienen llevando adelante actividades de todo tipo en pedido de justicia y una gran difusión del caso de Ana.
Desde Pan y Rosas adherimos a esta lucha y consideramos que sólo en nuestras manos está el poder para terminar con este problema que condena a miles de mujeres cada año. Por eso debemos poner en pie un gran movimiento de lucha por:
-¡Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, derecho al aborto libre y gratuito para no morir!
– ¡Distribución inmediata de anticonceptivos gratuitos para evitar embarazos no deseados, en TODOS los hospitales públicos y centros de salud!
– ¡Separación efectiva de la Iglesia del Estado!
Que no deposite ninguna confianza en esta "justicia" para ricos, que sea independiente de la iglesia y el parlamento. Porque la cruda realidad nos muestra que en 20 años de gobiernos "socialista" nada ha cambiado. La conquistas conseguidas solo han sido por la lucha y desgraciadamente muchas de estas se pierden sino continuamos en este sentido. Es que, bajo este gobierno, como en los anteriores, las instituciones de la democracia para ricos funcionan como lo que realmente son: pilares del Estado de los capitalistas contra las/os trabajadoras/es y el pueblo pobre. Es por ello que debemos confiar sólo en nuestras propias fuerzas: las de las mujeres trabajadoras, las estudiantes combativas y de los sectores populares. Porque no queremos más mujeres condenadas a embarazos forzosos ni una muerta más por abortos clandestinos!
Pan y Rosas Rosario.
[email protected] |