Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, y aunque se lo quiera usar para reivindicar un estereotipo "femenino", tiene una historia protagonizada por trabajadoras que lucharon contra las jornadas de más de 12 horas, por el descanso dominical, contra la insalubridad y los bajos salarios, irrumpiendo en la escena sindical y política. Así lo hicieron las obreras textiles de Nueva York que, el 8 de marzo de 1857, salieron a la huelga y fueron brutalmente reprimidas por la policía. Pero las luchas continuaron, hasta que en 1910, en la II-º Conferencia de Mujeres Socialistas, Clara Zetkin mocionó establecer un Día Internacional de la Mujer, aprobándose por unanimidad. Luego, el 8 de marzo echó raíces en la historia. Una vez más, fueron las mujeres quienes se pusieron a la cabeza de la gran huelga que, en el Día de la Mujer de 1917, inauguró el proceso revolucionario más importante del siglo XX: la revolución rusa.
Pero quienes se apropian del trabajo ajeno, también intentaron apropiarse de la historia del 8 de marzo para transformarlo en un día anodino. Esto hizo la ONU que, desde 1945, reclamaba la igualdad para que las mujeres participen en "puestos jerárquicos y de poder". En 1975, instituirá el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. No es casual que lo hiciera cuando las luchas de las mujeres se revitalizaban al calor de la guerra de Vietnam, las movilizaciones estudiantiles, las huelgas obreras y las revoluciones. Entonces, los gobiernos incorporaron algunas demandas de las mujeres, intentando demostrar que con reformas dentro de los marcos de la "democracia" podríamos conseguir algunos derechos, lenta y pacíficamente. Mientras avanzaba la contraofensiva imperialista sobre las conquistas de las masas, la ONU se esforzaba por buscar "mecanismos institucionales para el adelanto de la mujer", en los estrechos límites de esta democracia para ricos que produce 1300 millones de pobres en el mundo, de los cuales el 70% son mujeres y niñas.
Pero el 8 de marzo no es sólo historia, porque hoy la explotación y la opresión siguen pesando sobre las espaldas de millones de mujeres, demostrando que necesariamente debe seguir siendo un día de lucha contra el patriarcado y el sistema capitalista que nos sojuzga doblemente a las mujeres. |