Si bien los tiempos cambiaron y la sociedad ganó en derechos conquistados tanto para las mujeres como para la visibilización de las diversas identidades sexuales, la realidad concreta es que hoy en día cada vez surgen más casos de femicidio, en donde cada 30 horas muere una mujer como consecuencia de la violencia machista, de violación o desaparición de mujeres en manos de redes de trata, denuncias por acoso sexual y la eterna desigualdad en materia salarial, en donde son las mujeres las que ganan menos que sus pares hombres por realizar el mismo tipo de trabajo, por no mencionar las tareas domésticas en las que se desempeñan miles y miles de mujeres y que no están remuneradas de ninguna manera, como si ese tipo de tareas fueran “menores” en comparación con otras.
Dentro de la Universidad, la problemática se agudiza de forma concreta: en un universo en el que conviven más de 50.000 estudiantes, más de la mitad son mujeres. Mujeres que padecen la injerencia de la Pastoral Universitaria con la imposición de ideales heteronormativos y en donde se promueven misas con el objetivo de “pedir un buen año de estudios”. Mientras eso ocurre, al mismo tiempo se va tejiendo aún más la alianza entre Gobierno y Bergoglio al encajonar por quinta vez el proyecto de ley de Aborto Legal, Seguro y Gratuito en una década ganada que claramente fue para empresarios y patrones pero no para las mujeres ni para los LGTBI, en donde el promedio de vida de los trans no supera los 35 años y en donde la mayoría de las veces la prostitución sigue constituyendo la única salida laboral. También fue una década ganada para las fuerzas represivas: como si lo anterior no bastara, en la misma universidad los estudiantes coexisten junto con los “alumnos” de la Escuela de Policías, que egreso mediante, pasarán a engrosar las filas de la maldita Bonarense responsable de la muerte de Luciano Arruga, del narcotráfico y de las consabidas redes de trata.
Por estas razones es que desde la agrupación Pan y Rosas se vienen realizando distintas intervenciones dentro de la UNLaM, con una buena recepción por parte de los estudiantes que participaron entusiasmados de las iniciativas (link campaña de fotos), siendo la proyección de Pride uno de los eventos más esperados con la idea de abrir espacios amplios de debate entre los estudiantes en medio de La Matanza. En el marco del fin de ciclo del kirchnerismo, Pan y Rosas se apresta a confluír en un gran movimiento de mujeres independientes del Estado y de la Iglesia, con el objetivo de instaurar en La Matanza un amplio espacio de debate y organización por los derechos de las mujeres y poder trasladar la lucha hacia las calles: ¡Pintemos entre todas de violeta la UNLaM! |