La jornada comienza bien temprano; decididas, convencidas de apoyar a los trabajadores en lucha de Lear, amanece un nuevo día de lucha en Panamericana y Henry Ford. El frío de la primera hora pasa a segundo plano, los músculos se tensan, se agudiza la vista, se entrelazan los brazos y se alza un solo puño para impedir que la patronal yankee de Lear deje en la calle a más de 100 familias.
“En diez minutos nos quieren desalojar”, se escucha entre la columna de obreros y estudiantes, que llena de moral y de rabia, no dudaba en gritar que en Lear los despidos no pasarán. Las trabajadoras y esposas de los obreros despedidos y suspendidos, en la primera línea: mujeres adelante! Hoy nos rebelamos y las mujeres decidimos defender los intereses de quienes hacemos andar al mundo, frente a quiénes quieren vivir a costa de nuestro trabajo. Cantamos hasta el hartazgo por la reincorporación de los trabajadores de Lear, contra la represión de quienes hacía rato ya estaban ansiosos de largar los primeros gases y palos y por la unidad de todos los trabajadores.
Llevamos nuestras pecheras violetas, nuestras pancartas, nuestra bronca, nuestras ganas de gritar bien fuerte y de enfrentar con todas nuestras fuerzas a los perros guardianes de los patrones, que desde primera hora, intentaron amedrentarnos con sus carros, sus perros, sus palos. Tiemblan quienes durante siglos se contentaron con vernos en nuestros hogares, sumisas; tiemblan quienes esperan vernos con la cabeza gacha en los lugares de laburo bancando la superexplotación y cualquier tipo de acoso. Madres, obreras, estudiantes, novias, abuelas, amigas, compañeras, maestras, camaradas, en pie de lucha junto a nuestros compañeros enfrentando el ataque de la patronal que, junto al gobierno “de los derechos humanos”, despide y manda a la Gendarmería Nacional a realizar una brutal represión. Venimos desde los centros de estudiantes de la UBA de Filosofía, de Sociales, de Psicología, venimos de colegios secundarios, terciarios, de Donnelley, del Garrahan, de los SUTEBAS recuperados, somos el ejemplo vivo de ser dueñas de nuestro propio destino, el ejemplo vivo de que sin las mujeres la lucha va por la mitad.
Una santa alianza contra los trabajadores combativos
Lear es una multinacional yankee que ha facturado durante el 2013 en Argentina 16mil millones de dólares, y que ahora intenta dejar en la calle a 100 familias, y suspender a más de 200 trabajadores; muchos de ellos mujeres, que luego de 10, 16, 18 años de trabajo en la fábrica, “rotas” como ellas mismas dicen, “quieren dejarlas en las calles como a perros”. El SMATA, carnero y traidor, sigue sin dar respuesta jugando para la patronal queriendo desmoralizar a los laburantes para que se bajen de la lucha y acepten los atropellos de estos buitres. Por eso es que las mujeres combativas no trastabillamos ni un segundo en poner el cuerpo contra el patrón yankee, contra el SMATA carnero, contra los gendarmes, contra sus armas y contra el mismísimo Gobierno, poniéndonos en primera fila para enfrentar los despidos. Porque somos mujeres decididas, y no somos marionetas que las ubican o ponen en algún lugar; conscientes y decididas en luchar ayer hicimos explotar nuestra rabia; y a eso es a lo que temen. Repudiamos enérgicamente el mega operativo que instaló el flamante secretario de Seguridad ex carapintada, Sergio Berni, para sacarnos de la Panamericana porque mientras criminalizan la pelea de los trabajadores despedidos y ataca a los diputados del Frente de Izquierda por apoyar estas luchas, defiende al vicepresidente Boudou de los escándalos de corrupción y a la patronal yankee de Lear, para que sigan creciendo sus ganancias a costa de los trabajadores, en sintonía con el kirchnerismo y toda la oposición patronal de pagarle a los fondos buitres, y que la crisis la paguen los trabajadores!
¡Sí se puede, si una mujer avanza ningún hombre retrocede!
Los dichos machistas y macartistas de Gendarmes y ministros no hace más que confirmar su visión de las mujeres como simples objetos manipulables, adornos de decorados, obedientes y débiles; en la vereda opuesta nos encontramos, y una y mil veces más mostraremos que las mujeres combativas salimos a la calle a luchar: ¿cómo no ser nosotras quiénes con toda nuestra fuerza, hastiadas de lo que nos quieren vender, salgamos a pelear por lo que nos corresponde? En los últimos años, se viene dando un importante fenómeno de organización por abajo, donde las obreras vienen siendo protagonistas de las luchas más avanzadas contra la ofensiva de las patronales y la complicidad carnera de las burocracia sindical. Ya lo vimos a principio de años las obreras de Kromberg cortando la Panamericana, movilizándose junto a sus compañeros, haciéndose conocidas como con las valientes obrera de lila. Hoy lo vemos con las trabajadoras de Lear y Donnelley organizándose en asambleas, en comisiones de mujeres, llevando su voz a cada sindicato y lugar de trabajo, movilizándose junto a decenas de fabricas de Zona Norte. Esas mujeres que van al frente, que se organizan por sus derechos y salen a la calle, son el ejemplo que los aterra, es el ejemplo que de extenderse, imposibilita que descarguen la crisis sobre nuestras espaldas; son el ejemplo que desde Pan y Rosas queremos multiplicar. |