“Confío en el liderazgo de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner y en su compromiso público de defender la vida desde la concepción”, había dicho la inefable diputada derechista Cynthia Hotton finalizando el 2010, cuando una representante de Human Rights Watch visitó el Congreso para hablar del derecho al aborto. En ese momento, la activista reveló que, en Argentina, 4 de cada 10 embarazos son interrumpidos, siendo el índice más alto del continente, que incluso aumentó pese al programa de salud reproductiva que brindaría acceso gratuito a la anticoncepción. Cristina parece haberle respondido la gentileza a la diputada evangélica cuando, hace pocos días, inauguró las sesiones parlamentarias. Allí anunció que quería extender la asignación universal por hijo a las mujeres embarazadas a partir del tercer mes de embarazo, diciendo: “viendo las estadísticas hemos decidido seguir apostando a la vida. (...). Con esta asignación universal por hijo, que significará inscribirse en el Plan Nacer y controlar a todas las madres, con todos los controles médicos y a la criatura con las mismas condiciones, estamos haciendo una muy fuerte apuesta a la vida.”
Complicado mensaje para ser descifrado por los progres K que se siguen esforzando por interpretar “por izquierda” todas las palabras de Cristina. “Apostar a la vida” es lo que dice la jerarquía de la Iglesia Católica... ¡la misma que es capaz de opinar que “es peor violar la fe que a una hija” o que interrumpir un embarazo es algo mucho más grave que abusar sexualmente de los niños! No por casualidad, un dirigente laico, profesor de la Universidad Católica Argentina, festejó que este anuncio presidencial “da por tierra con la pretensión de aprobar el aborto”. La misma interpretación hicieron los cincuenta diputados y diputadas de distintos bloques que se comprometieron, el año pasado, a avanzar en la despenalización del aborto y que ahora sospechan que van a tener que guardarse el proyecto por mucho tiempo, más aún si la presidenta es reelecta.
Cristina Kirchner, por su parte, no hizo más que cumplir con el reclamo de la Iglesia que ya en noviembre del año pasado había pedido que el gobierno concediera la asignación universal por hijo a las mujeres embarazadas porque, según el obispo de Gualeguaychú, “el niño por nacer ya es un ser humano”.
La presidenta puede creer que si no nombra el derecho al aborto en su discurso, el aborto no existe. Pero la realidad es que ni la criminalización del aborto ni la asignación universal para embarazadas evitarán que las mujeres que no quieran o no puedan ser madres, sigan interrumpiendo voluntariamente sus embarazos. Y tampoco evitará que este medio millón de interrupciones voluntarias que se practican cada año en Argentina, clandestinamente, se sigan cobrando la vida de más de 300 mujeres, en su mayoría jóvenes, pobres, trabajadoras.
Mirando para otro lado
Los “dueños” del aparato territorial del PJ que garantiza los votos de Cristina, contentos. Nadie puede sospechar que los gobernadores derechistas que hoy se alinean con la presidenta o los intendentes del conurbano que hoy son tan cristinistas como ayer fueron duhaldistas, podrían estar a favor del derecho al aborto. Lo mismo sucede con la “columna vertebral” de Moyano y compañía: sabemos bien de la alta estima “por la vida” que tienen esos mismos que nos envenenan, nos patotean o nos asesinan.
Los que no saben dónde meterse son los aliados “progres” del cristinismo y los que se consideran cristinistas puros: la centroizKierda de Sabbatella, los movimientos clientelares, La Cámpora y la juventud gloriosa, quienes consiguieron un puestito en el INADI, la irremediable María José Lubertino, Las Cristinas... Esos que irán al acto en Huracán para lanzar la campaña Cristina 2011, ¿qué van a decir?, ¿qué van a hacer? Nada. De ese tema, nuevamente no se habla. El silencio, una vez más, se tiende como un manto de impunidad sobre las mujeres muertas por las consecuencias de los abortos clandestinos.
Hasta la propia Campaña Nacional por el Derecho al Aborto esquiva el debate con el kirchnerismo en el poder, juntando firmas para una solicitada que se pronuncia por la aprobación de su proyecto de ley en el Congreso, fundamentando que la legalización del aborto es “una deuda de la democracia”, a secas. Las acreedoras, millones de mujeres. Pero no se dice quién tiene que pagar esa deuda o quien es responsable de que no se haya pagado hasta el momento, con tal de no afectar alianzas y lobbys.
Pero si la ley de matrimonio igualitario, que contaba con el aval de Cristina Kirchner, se puso en riesgo durante su tratamiento en el Congreso y fue aprobada en el Senado por un escaso margen de votos ¿qué se puede esperar por la legalización del aborto que no sólo tiene en contra a la Iglesia, derechistas y fundamentalistas, sino a la propia presidenta convertida extrañamente en “adalid del progresismo” por las afiebradas mentes de kirchneristas y centroizKierdistas?
Aborto legal para no morir
Ya van ocho años de kirchnerismo... y las mujeres seguimos muriendo por abortos clandestinos. Por eso, el pasado 8 de marzo, Pan y Rosas y el PTS nos movilizamos junto a otras organizaciones de izquierda para exigir –como lo venimos planteando incansablemente- la inmediata aprobación del proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, que ya se presentó en el Congreso. Lamentablemente, no hubo ninguna acción multitudinaria que levantara unánimemente esta bandera del movimiento de mujeres que, desde hace casi dos décadas, acuñó la consigna de “anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Insistimos en que el movimiento de mujeres y todas las organizaciones feministas, sociales y políticas que apoyamos este justo reclamo debemos movilizarnos hasta conseguir que la ley se apruebe sin dilaciones.
Tenemos que ser miles de trabajadoras, estudiantes, artistas, intelectuales, las que arranquemos este derecho democrático elemental al Congreso, con nuestra lucha.
No renunciamos a la exigencia de que no haya más muertas por abortos clandestinos. No renunciamos a nuestro derecho a decidir. |