El 7 de marzo se cumple un año del crimen de la joven Natalia Gaitán, asesinada de un disparo “por lesbiana”, por el padrastro de su novia. Murió pocas horas después, tras desangrarse en la vereda ante la negativa policial de trasladarla al hospital más cercano, la tardanza de horas de la ambulancia pública y el tratamiento que recibió una vez que llegó, agonizando, al centro de salud. Natalia vivía en una barriada humilde de la ciudad de Córdoba.
Su crimen no es un caso aislado: muestra la cruda realidad en la que vivimos travestis, transexuales, lesbianas y gays a lo largo del país. Es que la “igualdad” ni siquiera ha cruzado la General Paz y en el Interior, en los pueblo, en las provincias, la discriminación, la homofobia, la transfobia y la lesbofobia son moneda corriente y son las principales causas de hechos de violencia hacia los/as que elegimos “subvertir el orden natural” (como ha llamado la Iglesia y los sectores más reaccionarios a quienes no optan por la heterosexualidad). Esto demuestra que la “igualdad” no es un término abstracto, sino que hay una igualdad formal y en lo cotidiano se expresa una profunda desigualdad real. Esto se refleja también en las condiciones de vida de las travestis y trans, porque como lo denuncian las compañeras del MAL “la población travesti tiene un promedio de vida de 32 años, el 95% vive en prostitución, el 64% no terminó sus estudios primarios y el 84% no llegó a la secundaria”. Es la expresión extrema de la opresión que sufrimos día a día. La aprobación del matrimonio igualitario, que significó un paso importante en nuestra visibilización y derechos democráticos, no elimina esta situación. La otra cara de esto es la hipocresía y la impunidad de la Iglesia, que sigue promoviendo un discurso reaccionario y homófobo sobre la familia y contra los derechos de las mujeres y la comunidad LGTTBI. Pese a lo retrógrado de esta institución, plagada de pederastas y genocidas, el gobierno nacional la sostiene con suntuosos recursos y subsidios a la educación religiosa. Hay que luchar por la separación total del Estado y la Iglesia!
En su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional la presidenta CFK nuevamente dejó sentada su postura, indirectamente, de no despenalizar el aborto. Por el contrario, su política será la de subsidiar a las embarazadas de más de 3 meses para “bajar la mortalidad materna e infantil”, haciendo oídos sordos a las escalofriantes cifras que indican que en nuestro país, se practican unos 600 mil abortos por año, 80 mil mujeres son hospitalizadas anualmente por las consecuencias de los abortos clandestinos y un 25% de las muertes maternas se deben a esta causa. Y así como condena a miles de mujeres jóvenes y pobres a morir por aborto clandestino, desoye nuevamente la exigencia de miles por la ley de identidad de género (que ni la mencionó) y sobre las adopciones para parejas del mismo sexo. Está claro que aunque hable de “igualdad” (formal), al gobierno de Cristina no le interesa la desigualdad real… ¿Será por eso que ha decidido no enfrentarse a la Iglesia y su modelo de familia heterosexual y “normal”?. Las organizaciones oficiales de la comunidad LGTTBI (la FAGLTB de María Rachid entre ellas) consideran al gobierno de Cristina como “su” gobierno de tintes “progresistas” y se alistan como candidatos/as del kirchnerismo. ¿Pensarán estás organizaciones que con el discurso conciliador de Cristina con los “valores” de la Iglesia y la familia, se puede enfrentar (y cambiar) la tremenda situación de discriminación y violencia que se vive en el interior?
Desde Pan y Rosas y la Juventud del PTS seguimos denunciando la discriminación y la violencia hacia la comunidad LGTTBI y peleamos porque no haya más muertes por elegir vivir nuestra sexualidad como deseemos. Pero también somos conscientes que ninguno de nuestros reclamos serán concedidos tan fácilmente por las instituciones del Estado, siempre al servicio de los ricos y poderosos, y los gobiernos de turno. Por eso luchamos también por poner en pie un gran movimiento de lucha, combativo e independiente del gobierno, la Iglesia, el Estado y los partidos del régimen para conquistar todos nuestros derechos!
Es hora de decir basta. Este viernes 4 de marzo a las 18 hs en la Casa de la provincia de Córdoba (Callao 332), te invitamos a participar con nosotros/as de la actividad que, junto a otras organizaciones, realizaremos a un año del asesinato de Natalia, para decir:
Basta de lesbotransfobia!
Justicia para Natalia Gaitán! Denunciamos y repudiamos su asesinato como un crimen lesbofóbico!
¡Fuera la iglesia de nuestras vidas, del estado, la salud y la educación!
¡Basta de violencia hacia las mujeres y las personas LGTTBI!
Derogación de los Códigos de Convivencia y Faltas represivos
Ley de identidad de género Ya.
Agrupación de Mujeres Pan y Rosas
Juventud del PTS
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