Hablamos en Santo Domingo con la dominicana Mirla Hernández, quien se presenta como lesbiana feminista autónoma y de izquierda. El encuentro se produjo a pocos días de su regreso de Puerto Príncipe, la capital devastada de Haití. "La sensación más fuerte que me quedó de ver esa situación fue la rabia, por las mentiras que se presentan en los grandes medios de comunicación sobre cómo están reaccionando los haitianos. La ciudad está destruida, la mayoría de los edificios se cayeron al suelo, hay mucha gente en la calle; pero no es verdad lo que se dice de que la gente está armada y que anda matando y robando la comida a otra gente. El pueblo haitiano es muy digno, es muy fuerte. Si hay un pueblo que sabe resistir ése es el pueblo haitiano."
Enseguida nos dice, mirando a la cámara: "y esto es una denuncia: Puerto Príncipe está lleno de marines y obviamente que no es con el sentido de rescatar a nadie ni ayudar a nadie… están ahí para ’prevenir’, según ellos, insurrecciones o movilizaciones." Mirla hace un gesto de comillas con sus dedos cuando pronuncia la palabra "prevenir". Indignada, después de haber visto las verdaderas necesidades que está pasando el pueblo haitiano, Mirla dice: "más que marines, lo que se necesita es rescatistas, gente que venga con equipos para levantar escombros; con armas de fuego no se levantan escombros, con armas de fuego se mata gente."
Cuando le preguntamos sobre la situación en Haití, antes de la tragedia, nos cuenta: "Las denuncias que yo he visto y he escuchado en Haití sobre la MINUSTAH antes que pasara el terremoto, son denuncias de violaciones a mujeres, de robos y asesinatos. Yo vi a miembros de la MINUSTAH, en 2008, enamorando y tocando chicas de 13 y 14 años."Sobre la situación de las mujeres, se explaya: "Migran a esta parte de la isla –refiriéndose a República Dominicana- y hacen el trabajo doméstico, trabajo de recolectoras en las fincas de tomate, café, plátano, en los campos de caña… y ahora va a ser mucho peor. En este momento, todas las mujeres que estaban embarazadas y están teniendo abortos espontáneos o partos adelantados están en las peores condiciones." También sabe que las violaciones y la violencia contra las mujeres aumentarán en esta catástrofe.
Quiere dejar un mensaje a los pueblos de América Latina y el Caribe que sienten profundo dolor por Haití: "Yo no voy a decir que manden dinero ni que manden cosas. Es importante poner las manos, el hombro y todo el cuerpo a la orden de Haití, pero recordando una cosa: nosotros no vamos a resolverle la vida a los haitianos. Los haitianos tienen la suficiente fuerza para retomar su país. Necesitan nuestra ayuda, necesitan nuestra colaboración; pero no como una política asistencialista, no es que nosotros vamos a tomar Haití. Entonces quiero llamar mucho la atención de que hay que tener mucho cuidado con lo que está haciendo el gobierno de Estados Unidos; hay una intencionalidad de invasión a Haití, de apropiación de Haití. Hay que estar muy pendientes de eso y no permitir esa invasión, hay que denunciarla, hay que unir fuerzas para no permitir eso o por lo menos para darle este apoyo al pueblo haitiano, ellos son los protagonistas de su destino. Hay que respetar la autonomía del pueblo haitiano."
Mirla, junto a decenas de feministas y mujeres de catorce países de América Latina y el Caribe, firmó la declaración unitaria impulsada por Pan y Rosas y otras compañeras feministas autónomas en todo el continente.
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