Bajo la convicción de que las mujeres "como grupo social oprimido- deben tomar la lucha por su emancipación en sus propias manos, el feminismo reivindica como uno de sus pilares esenciales la autonomía organizativa, política e ideológica. Una exigencia que va de la mano con la reivindicación de autonomía para las mujeres, tanto en lo que se refiere a los planos económicos, sociales y políticos, como en el derecho a la autonomía del propio cuerpo. Pero la autonomía "que ha generado vastas discusiones con respecto a la izquierda partidaria- se ha perdido, en diversas ocasiones, en aras de una mayor integración al Estado y las instituciones del régimen.
La ofensiva imperialista que asoló a nuestro continente en las últimas décadas, también acometió contra la pretendida autonomía del movimiento feminista, cooptando e incorporando a vastos sectores y empujando a la marginación y la automarginación a quienes se negaran a involucrarse en el proceso de institucionalización creciente. El proceso no fue inocuo. Para la feminista Francesca Gargallo, la mediatización de la lucha de liberación de las mujeres a través de la academización de los estudios de género y la mayor presencia de expertas en las instituciones públicas, provocó no sólo una mayor pérdida de autonomía sino también de radicalidad del feminismo.
Hoy, nuevamente la autonomía está amenazada. Pero esta vez, el ataque no proviene del neoliberalismo sino de los discursos de encantamiento de los nuevos gobiernos surgidos en el último período. -¿Cuál será la respuesta creativa que las mujeres obreras, las mujeres campesinas y de los sectores populares, las jóvenes estudiantes y las viejas feministas darán en la lucha por su emancipación?
Este artículo ha sido publicado en Los 90: fin de ciclo. El retorno de la contradicción, de José Henríque (comp.); Ed. Final Abierto, Buenos Aires, 2007.
El libro puede adquirirse en el Instituto del Pensamiento Socialista "Karl Marx", Riobamba 144, Ciudad de Buenos Aires. |