El Ministerio de Salud de la Nación lanzó una fuerte campaña publicitaria en torno al Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, cuya implementación fue dictaminada hace dos años. Esta campaña gira en torno a la consigna "Informate, consultá, decidí. Es ley, es tu derecho". La reacción de la Iglesia, la institución social más retrógrada que pueda haber, no se hizo esperar: la Conferencia Episcopal Argentina publicó un duro comunicado que condena la campaña y el programa. Como solución al problema de los embarazos no deseados y el SIDA, la Iglesia propone la abstinencia y la fidelidad, contradiciendo no sólo cualquier evidencia médica, sino hasta el más mínimo sentido común.
Mentiras no piadosas
Los comentarios episcopales acerca del tema siguen la misma línea que históricamente ha mantenido la Iglesia Católica que, en definitiva, apunta a condenar las relaciones sexuales que tienen otro fin que no sea estrictamente el de la procreación.
Esta institución pretende que volvamos atrás en la historia humana, sin controlar la natalidad ni las enfermedades de transmisión sexual. Pero consciente de que su prédica moralizante no es suficiente para cambiar los hábitos de gran parte de la población, busca argumentos supuestamente científicos para avalar su doctrina.
Sus argumentos caen en el ridículo: uno de ellos sostiene que los preservativos tendrían "poros" por los cuales se "colaría" el virus del SIDA, cuestión que ha sido refutada científicamente. Otra idea, mencionada en el comunicado de la Conferencia Episcopal es que, como el Estado no puede resolver el problema de la pobreza, les da preservativos y anticonceptivos a los pobres para que no tengan más hijos, intentando así "borrarlos" de la faz de la tierra.
Pero es esta Iglesia, la que se adjudica el lugar de defensora de pobres, la que favorece "indirectamente- la muerte de miles por enfermedades sexuales y abortos clandestinos, al propagar la sumisión y la ignorancia en nombre de Dios.
Todos los caminos conducen a Roma
Estos supuestos representantes de Dios no dejan escapar un solo aspecto en lo que se refiere a censurar la libertad sexual: en primer lugar, junto con los partidos políticos más reaccionarios logra postergar que haya educación sexual en todos los colegios, asegurándose así que niños y jóvenes (muchos de los cuales son víctimas de abusos por parte de los mismos curas) no accedan a la información necesaria.
Pero eso no es suficiente: la cruzada católica, ahora potenciada por la asunción del archirreaccionario Ratzinger como Benedicto XVI, continuará impidiendo que las masas accedan a los métodos que le garanticen una sexualidad segura y responsable.
Por último, son los abanderados en contra del derecho al aborto, condenando a niñas y mujeres a morir por realizarlos de manera clandestina e insalubre.
En cuanto al gobierno, que ahora lanza la campaña para posicionarse en la disputa con la Iglesia, no hay mayores novedades. El ministro de salud González García sigue jugando el juego de hacer comentarios progresivos a los medios, para luego salir a atenuarlos. Esto, con el aval de Kirchner y su séquito, que no cesan de hacer guiños a las autoridades eclesiásticas, bajando el tono del caso Baseotto y yendo a la asunción de Ratzinger en el Vaticano.
Además, como se ve en el tono que se le da a la actual campaña gubernamental sobre salud sexual que fue promocionada como "campaña antiaborto", se intenta correr el eje de la discusión sobre un tema urticante que suscitó roces entre el gobierno y la Iglesia.
Mucho más que salud sexual y reproductiva
Tener una vida sexual placentera y no ligada a la reproducción es algo que la ciencia hizo posible hace mucho tiempo, pero no todas/os tenemos las mismas posibilidades de ejercer ese derecho. Por falta de información, por ausencia de educación sexual, por la imposibilidad económica de acceder a los métodos anticonceptivos, por la opresión sexual que pesa sobre las mujeres y que se expresa incluso en la imposición violenta de relaciones sexuales no deseadas, por las deficiencias de un sistema de salud pública colapsado por el bajo presupuesto... son múltiples los factores que atentan contra nuestra salud sexual y reproductiva que hoy parece preocuparle al Ministro de Salud.
Pero -¿qué podemos esperar de funcionarios como González García, que sostiene que el problema que tiene la Salud en Argentina es que hay demasiados médicos y que hay que aplicar mano dura a los trabajadores de los hospitales que están en lucha?
Sólo de la mano de esas trabajadoras y trabajadores, de todos los sectores que hoy están luchando, es que podremos conquistar plenamente nuestros derechos. |