Anita y Analía de Sociales

“(…)me encanta que los brasileños van a hinchar por Alemania el domingo, el equipo que les mandó 7 y ellos van a hinchar ahí. Iba a hacer una comparación de lo que significa más o menos, pero no voy a decir nada porque voy a hacer una cosa…. Es como la mujer golpeada que dice que igual es bueno mi marido, no es mal tipo”.

Así arrancó el programa de Marcelo Tinelli el día después que Argentina pasó a la final de la copa del mundo, y dos días después de que Brasil se quedara afuera de la misma tras perder 7 a 1 contra Alemania.

Tinelli, famoso por su machismo, que ya tiene varios años encima de exhibir a las mujeres y sus cuerpos cual mercadería en un mostrador, en un show que desvaloriza a las mujeres mostrándolas como “tontas” e “inferiores”, ahora nos compara con un equipo de fútbol y hace una analogía todavía más polémica: actúan igual los brasileños hinchando por Alemania después de que esta selección les metió 7 goles que una mujer víctima de violencia de género que "decide" continuar en pareja con el hombre que la golpeó 7 veces (o más).

Quizás haya que despabilar al conductor e informarle (aunque seguramente mucha mella no le haga) que las diversas formas que asume la violencia hacia las mujeres se convirtió en la principal causa de muerte de mujeres a nivel mundial y que solo en Argentina una mujer es asesinada cada 35 horas -lo que la legislación internacional reconoce recientemente como “feminicidio”. A esto no podemos dejar de sumarle que más de 300 mujeres mueren cada año por abortos clandestinos y otras cientas pierden su vida por las terribles condiciones laborales.

Esta realidad muy lejos está del multimillonario estudio de Ideas del Sur y entonces todo es presentado como “una jodita”. Pero para las mujeres que sufrimos alguna vez algún tipo de violencia, como así también para quienes son víctimas cotidianamente, y para las que luchamos contra este sistema patriarcal y todo tipo de opresión hacia las mujeres, es un motivo más por el cual organizarnos... y más que gracia nos provoca rabia.

El desprecio, la humillación, los golpes, los maltratos, las violaciones y abusos son moneda corriente para millones de mujeres y sobre todo para las mujeres trabajadoras, que en todo el mundo cotidianamente son violentadas en la calle, en el trabajo y hasta en el hogar, una violencia muchas veces silenciada e invisibilizado su origen: un sistema patriarcal funcional al capitalismo en todo el mundo.

Pero a Tinelli, uno de los principales empresarios de la industria de la televisión, y como tal uno de los principales portavoces y formadores de opinión en los medios masivos de comunicación, mucho no le interesa, ya que levanta millones de pesos a diario a costa de bombardear durante horas a través de la pantalla (con el programa que él mismo conduce, pero también con otros de su productora), con imágenes que alientan a la construcción y reproducción de un sentido común que nos ubica a las mujeres como meros objetos sexuales para el disfrute de terceros. Como objetos y no sujetos de ideas, de deseos, de opiniones y menos aún de transformación.

Esta vez nos toca hablar de él, pero no se trata sólo de Tinelli. Tampoco se trata solamente la terrible analogía ni de que haya podido decirlo impunemente y sin ningún tipo de reparo para una audiencia de millones de personas. Se trata de que pueda decirlo y de que pase desapercibido para muchos, lo que pone de relieve la enorme pelea por cuestionar y confrontar esa ideología que no se cansa de alimentar la clase dominante y sus medios para hegemonizar (las religiones, los medios de comunicación, la educación; etc.). Se trata de que esta violencia que afecta a más de la mitad de la humanidad, ocurre todos los días, a cada segundo, y no se trata de hechos aislados sino de una perfecta cadena del sistema patriarcal y capitalista. Un sistema pensado para que nosotras las mujeres, soportemos cualquier tipo de dolor, para que sean otros los que disfruten, los que se enriquezcan, los que saquen beneficio a costa nuestro.

A nosotras “tu jodita” no nos causa gracia y por el contrario nos organizamos todos los días para terminar de raíz con este sistema de explotación que garantiza además la opresión para las mujeres. Nos organizamos para tener el pan y también las rosas.