Jueves 25 de marzo de 2010

ABUSO INFANTIL

Para Leonela, nuestra lucha

Ese martes, Leonela se puso el calzado y se ató los cordones, como todos los días. Cuando salió de la escuela, los cordones se desataron.

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Esos cordones. En su casa, después de lavarse la cara y los dientes, ponerse la ropa y el guardapolvo, Leonela se ataba los cordones. En la escuela, después de jugar y correr en el recreo, se ataba los cordones. Cuando llegaba a su casa, y antes de dormir, los desataba; no le gustaba acostarse con zapatillas, como a la mayoría de las niñas.

Ese martes, Leonela se puso el calzado y se ató los cordones, como todos los días. Cuando salió de la escuela, los cordones se desataron. Leonela se detuvo para sujetarlos… no iba a pensar que iba a ser la última vez que hiciese ese movimiento tan envolvente, tan característico que se hace con las manos para atar los cordones.

El tiempo vuela. De ahí en más, la (breve) historia de Leonela antes de perder la vida, está plagada de horror, violencia, sometimiento, humillación, espanto, abuso, violación, maltrato, odio, penetración, muerte.

Hoy es Leonela (10 años, Puerto Madryn, 2010). Ayer fueron Marisol (9 años, Villa Fiorito, Avellaneda, 2009), R.V.O. ( 15 años, La Leonesa , Chaco, 2008), Milagros (2 años, Partido de Almirante Brown, 2008), Débora Giselle González (9 años, Buenos Aires, 2007), Florencia Cuevas (12 años, Tres Arroyos, 2006), Evelyn Sol Ferreyra (8 años, Lavallol, GBA, 2006), Natalia Melmann (15 años, Miramar, 2001), Nair Mostaffá (9 años, 1989, Tres Arroyos), Jimena Hernández (11 años, Ciudad de Buenos Aires, 1988) y Jazmín, Susana, Marta, Alicia, Julieta, Florencia, Soledad, María Laura, Lorena, Marcela, Emilia, Azucena, Silvina, Daniela, Guillermina, Luciana, Natalia, Gabriela, y tantas otras mujeres con nombres propios.

Más de 8 mil personas se movilizaron en Puerto Madryn para pedir justicia por Leonela, y sobre todo, para repudiar un hecho tan aberrante. Sus compañeritas y compañeritos de la Escuela 124, las y los docentes, trabajadores de la construcción, estatales, comerciantes, vecinos, vecinas, barrenderos, amas de casa. Todos y todas piden el esclarecimiento del hecho.

Ya hay un detenido acusado. Un hombre de 30 años, vecino del lugar. Los más furiosos, en un arrebato de justicia por mano propia, intentaron quemar la casa de este presunto violador y asesino.

La causa por la muerte de Leonela queda en manos de la policía y la justicia. ¡Vaya paradoja! La policía, que vive de y sostiene a las redes de trata y prostitución, que persigue a las travestis y mujeres que se prostituyen, y que lidera el ranking de la violencia doméstica, ya que casi el 40% de las llamadas recibidas al Programa de Atención a Mujeres Víctimas de la Violencia de la provincia de Buenos Aires corresponde a hogares integrados por efectivos de las fuerzas de seguridad. La (in) justicia, que impide la realización de abortos no punibles dejando a jóvenes embarazadas a merced de las sacrosantas leyes, la que con el rigor de la ley condena a mujeres pobres como Romina Tejerina y hace la vista gorda ante la infinidad de abusos sexuales cometidos por los curas, la que sentencia impunidad para el asesinato de la trabajadora (inmigrante) platense Sandra Gamboa, mientras mantiene en sus filas a jueces de la dictadura.

También resulta decadente la intervención del aspirante a la presidencia de la República Argentina, el gobernador de Chubut Mario Das Neves, quien irrumpió en el caso anunciando haber encontrado al responsable del crimen, mientras desde la justicia se afirmaba no tener pruebas concretas sobre nadie. En un rapto de sobreactuación inusitada, el gobernador se trasladó a esa ciudad portuaria por considerar que “es imperioso que la justicia de Puerto Madryn asuma las responsabilidades que le exige la ley”, y afirmó “no voy a descansar hasta que todos los chubutenses tengamos una Justicia que asegure que vivimos en una ciudad confiable”. Parece que el candidato a las presidenciales de 2011 se olvidó que hace sólo algunos años atrás, su gestión protagonizó un escándalo que involucraba a varios de sus funcionarios en un caso de trata de mujeres y prostitución de menores en un prostíbulo local habilitado a nombre de la secretaria privada del presidente del Banco del Chubut y pareja de su secretario privado. También se imputó en el hecho a un comisario de la Brigada de Investigaciones que formaba parte del “negocio”. Durante los últimos años la prostitución en la provincia se ha incrementado. La violencia contra las mujeres es moneda corriente, lo vimos en los mediáticos casos de las dos jóvenes embarazadas producto de una violación que pidieron poder acceder a su derecho al aborto terapéutico.

Si el responsable de la muerte de Leonela queda detenido ¿será justicia? Efectivamente el asesino merece condena, pero…si se llegara a condenar al autor del crimen a la pena máxima posible que permite el Código Penal en el país, que es la cadena perpetua ¿será justicia?¿Dejarán de haber más Leonelas, Natalias, Marisoles, Milagros, Florencias, Deboras y tantas otras? No.

Cada vez más niñas sufren abusos sexuales y son prostituidas. Cada vez desde más temprana edad el cuerpo de las mujeres es expuesto y vendido como objeto sexual, las niñas son sexualizadas desde muy pequeñas, para deleite de los adultos. Nos cansamos de ver modelos sexys de 13 y 14 años, niñas con ropa de adultas, maquillaje para niñas que juegan a ser modelos.

Hoy vemos cómo los grandes medios de comunicación se escandalizan, mientras diariamente los programas “tops” de la televisión como el de Tinelli, Animales Sueltos, Intrusos o Infama, entre tantos otros, promueven una ideología donde las mujeres son vistas como un “objeto sexual”, y además, perfectible, ya que todo cuerpo es plausible de operaciones, implantes y cirugías de diversa índole, en función de lograr la mejor escultura que permita una mejor competencia en el mercado. ¿Ley de oferta y demanda? En la vida diaria de las mujeres, esto se expresa en una sociedad y un sistema donde los asesinatos de mujeres por parte de sus parejas son “crímenes pasionales”, las violaciones responden a una especie de “atrofia biológica” de algún varón con genes que le dictaminan su conducta, los abusos sexuales de los curas no son abusos sexuales, y los estereotipos de sexualidad que se imponen fomentan la represión, lo que a la joven lesbiana cordobesa, Natalia Gaitán, condenó a muerte. Y así transcurre la vida de las mujeres, que sufrimos la opresión en nuestros hogares, en la calle, en el trabajo, en las escuelas, en los boliches, en los recitales, en las plazas, en los colectivos, en los remises, en los taxis, en los ferrocarriles; de día, de tarde, de noche, despiertas, dormidas, cansadas, activas, sonrientes, tristes, expectantes.

Frente al incremento de las violaciones, hay sectores como el gobernador de Mendoza Celso Jaque que pretenden resolver la violencia sexual mediante la ¡castración química! Medida reaccionaria si las hay porque, además de atentar contra las condiciones físicas y psíquicas de la persona presa, no hace más que esconder las causas sociales más profundas de la violación, que hacen que ésta sea un acto de sometimiento y no de "sexualidad". Y es por eso que ni siquiera es efectivo como lo quieren vender, ya que la inhibición del deseo sexual no es condición para que una persona no siga violando, de hecho, hay varios casos de hombres sometidos a la castración química que apelaron a palos y otros instrumentos para violar a sus víctimas.

Las raíces de la dominación de género son muy profundas. En nuestro país, más de 4,5 millones de mujeres padecen violencia por el sólo hecho de ser mujeres. Durante 2009, según datos estimativos de la organización La Casa del Encuentro, se cometieron 231 femicidios y se registraron miles de denuncias por malos tratos. No existen estadísticas oficiales. ¿No es hora de acabar con la violencia hacia las mujeres? ¿Cómo hacer verdadera justicia por Leonela?

El motor de quienes peleamos por acabar con la violencia sexista tiene que ir más allá de la condena efectiva al individuo responsable de este aberrante crimen, es decir, pelear porque no haya más Leonelas. Mientras subsista un sistema donde la opresión hacia las mujeres está tan arraigada al punto de naturalizarse diariamente -salvo cuando llega a expresarse, públicamente, de manera más cruel- nuestra pelea tiene que tener un norte claro: hay que pelear por acabar con este sistema capitalista patriarcal.

El mejor homenaje a niñas como Leonela es luchar por esto. El reciente fallo del Tribunal Superior de Justicia que confirmó la absolución de Elizabeth Díaz, nos da una alegría enorme, sobre todo porque es el resultado de la valentía de esta joven cordobesa, quien junto a su abogada Leticia Celli del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), y un conjunto de organizaciones de mujeres, sociales y políticas lucharon por conseguir la libertad de Ely. Y también nos da una buena lección: los derechos no se mendigan, se conquistan. Lejos de quedarnos en el lugar de mujeres víctimas, hay que animarse a ocupar el lugar de la resistencia, tenemos que ser cada vez más las mujeres que luchemos por nuestros derechos y por acabar de raíz con la opresión y la explotación.