ENTREVISTAMOS A ANDREA D’ATRI, DIRIGENTE DEL PTS Y FUNDADORA DE LA AGRUPACIÓN DE MUJERES PAN Y ROSAS
“Lo que tenemos que debatir es el derecho de las mujeres a no morir en la experiencia del aborto”
La pregunta “¿a favor en contra del aborto?” excluye toda reflexión y elude la complejidad del tema. Lo que tendríamos que debatir es el derecho a que esa experiencia no tenga que atravesarse en la clandestinidad.
En el artículo “¡No hay derecho!” decís que, incluso entre los católicos, el aborto alcanza una aprobación del 60%. Sin embargo, en los debates públicos sobre el tema, los representantes de la Iglesia y organizaciones católicas, tildan de “asesinas” a las mujeres que están a favor del derecho al aborto, obstaculizando la discusión
Es que la pregunta “¿a favor en contra del aborto?” excluye toda reflexión y elude la complejidad del tema. Lo que tendríamos que debatir es el derecho a que esa experiencia no tenga que atravesarse en la clandestinidad. En el transcurso de la historia, desde tiempos inmemoriales, las mujeres interrumpieron voluntariamente sus embarazos, de múltiples maneras, aun sabiendo que ponían en riesgo su propia vida. Eso es así porque las que no eligieron ser madres, cuando quedan embarazadas, pasan por la decisión de abortar o no y muchas de ellas, abortan. Por eso, tenemos que cambiar la pregunta “¿a favor o en contra del aborto?”, porque el aborto ¡es un hecho y nuestra opinión sobre el mismo, no evita que el hecho exista! Sucede. Puede haber instituciones y personas a favor o en contra, pero el aborto es un hecho innegable porque cuando las mujeres no desean o no pueden seguir adelante con un embarazo, no se atienen a principios, ni a códigos ni a instituciones jurídicas, políticas o religiosas.
Refiriéndote a esto, decías, en una oportunidad que, de la misma manera que una mujer embarazada tiene que enfrentar la encrucijada de abortar o no, sobre un hecho ya consumado, el Estado y sus instituciones tienen que abordar la problemática del aborto también sobre un hecho consumado
Claro, fijate que el aborto en Argentina, como en algunos otros países, es un delito penal y, sin embargo, las mujeres abortan igual. Para la Iglesia es un pecado y, sin embargo, las católicas abortan igual. Por lo tanto, la pregunta que debiéramos formularnos es “¿a favor o en contra de la legalización del aborto?” Mientras siga siendo ilegal, seguirán muriendo mujeres por las consecuencias de abortos clandestinos practicados en condiciones insalubres que provocan infecciones, hemorragias, perforaciones uterinas... Lo que tenemos que debatir, entonces, es el derecho de las mujeres a no morir en la experiencia del aborto y a que la libertad de elección sobre su propio cuerpo no sea una opción clandestina. Hay una consigna que lo sintetiza bien: “estar en contra del aborto no es estar a favor de la vida, sino a favor del aborto clandestino.”
La filósofa Laura Klein que escribió el polémico libro Fornicar y Matar, sobre el tema del aborto, plantea que no se puede hablar del aborto sin hablar del embarazo
Sí, creo que es importante debatir qué es la maternidad, no en términos estrictamente biológicos, sino qué valores se le adjudican en nuestra sociedad. ¿A qué intereses responde esa construcción ideológica, cultural, de la maternidad? Y cuestionarse esto, ineludiblemente, conduce a pensar la situación social de las mujeres: los estereotipos inculcados, los destinos prefijados según las normas, el por qué de las violaciones, la mercantilización de nuestros cuerpos, etc. Creo que en una sociedad liberada de todas las formas de explotación y opresión que existen hoy, abortar no será una experiencia trágica ¡o será una decisión en vías de extinción!, porque no existirán las fallas de los anticonceptivos, ni la imposibilidad de acceso a los mismos, ni la violencia contra las mujeres, ni el mandato social de que sólo se es una verdadera mujer cuando se es madre. Entonces, ser madre será verdaderamente una libre elección. Y no serlo, también será una posibilidad elegida con plena libertad.
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