JUNIN - PROV. DE BUENOS AIRES
La violencia contra las mujeres es la norma en esta sociedad
El pasado viernes 24 ha sido noticia que en la ciudad de Salto detienen a un hombre de 46 años acusado de violar a sus hijas e hijastras.
El pasado viernes 24 ha sido noticia que en la ciudad de Salto detienen a un hombre de 46 años acusado de violar a sus hijas e hijastras.
Este hecho aberrante, que muchas veces escuchábamos en los medios nacionales hoy es noticia en una ciudad tan cercana a Junín. Pero, lamentablemente, esto no es un caso excepcional o extraño: En argentina mas de 21 mil mujeres denunciaron este año que sufren violencia dentro del hogar, aunque la cifra es mucho más alarmante ya que se calcula que por cada caso denunciado hay por lo menos otros tres que se silencian por diferentes razones. El número de violaciones supera los 5 mil por año y se realizan 8 denuncias por día solo en la provincia de Buenos Aires. Si a esto le sumamos que hay más de 600 mujeres, niñas y adolescentes secuestradas en nuestro país por las redes de trata y prostitución, tenemos un panorama desolador donde la violencia contra las mujeres es la norma en esta sociedad.
Los abusos y las violaciones al que este hombre sometía a sus hijas vienen desde hace años, la madre de las niñas ya había hecho denuncias por maltrato físico al resistirse a prácticas sexuales aberrantes. O sea que las autoridades estaban al tanto de todos los hechos. Pero eso no es todo, a pesar de que la policía encontró al hombre sobre su hija dentro de un auto (luego de que sus hermanas hicieran la denuncia) como si esto fuera poca prueba, la niña abusada fue sometida a estudios para comprobar la violación y luego de esta terrible y tortuosa situación, a la que fue sometida esta joven por parte de la justicia, detienen al violador.
Esto muestra con que nos podemos encontrar las mujeres en el momento de denunciar un acto de violencia ya que el sistema judicial previsto para estas denuncias, revictimiza a las víctimas: los procedimientos judiciales son lentos, dolorosos y, como no podía ser de otra manera, son injustos, porque se centran en investigar a la víctima, presuponiendo que "algo habrá hecho" para que le suceda lo que le sucedió. Y así y todo, los juicios iniciados por "violencia familiar" aumentaron más de un 60% en los últimos años, en nuestro país. Hasta el propio Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires tuvo que reconocer que se reciben más de ocho denuncias diarias sólo por violación, pero que el 80% de los casos no llega a juicio por diversos "fracasos" de las fuerzas policiales durante la investigación, los organismos de justicia, etc. El término fracaso parece demasiado leve para referirse a las fuerzas policiales que están detrás de todos los negocios sucios como la trata de personas, la prostitución, el narcotráfico y el juego clandestino; un término demasiado leve para referirse a las mismas fuerzas policiales que reprimen a la clase trabajadora y el pueblo, responsables del "gatillo fácil" contra la juventud de los barrios pobres, responsables de la desaparición de Julio López y Luciano Arruga, los mismos que torturaron, asesinaron y desaparecieron a miles de luchadoras y luchadores en la dictadura militar y aún están en funciones.
Detrás de estas niñas de 13, 14 y 17 años se esconde la terrible situación que viven miles de mujeres víctimas de la pobreza y la vulnerabilidad, que golpea en particular a niños y mujeres. El gobierno de Cristina Fernández, la Iglesia, el Estado y sus instituciones son responsables, así como las autoridades e instituciones locales y provinciales, de que estas condiciones se mantengan y reproduzcan diariamente. Ni Kristina ni la oposición derechista pueden, ni quieren terminar con esta situación de violencia que padecemos millones de mujeres.
Desde la agrupación de mujeres Pan y Rosas creemos que la salida no es individual. Para terminar con la milenaria opresión de la mujer, de la que el capitalismo se ha valido para ejercer su dominio, tenemos que organizarnos, junto a nuestros compañeros trabajadores, independientemente del estado, de las patronales, de la iglesia, para terminar con este sistema basado en la explotación y opresión de millones de seres humanos en beneficio de una clase parasita a la que solo le interesa sus ganancias.
-¡Basta de violencia contra las mujeres!
Refugios u hogares transitorios para las mujeres víctimas de violencia y sus hijos e hijas, garantizados por el Estado y bajo control de las propias víctimas de violencia, organizaciones de mujeres y trabajadoras, con gabinetes de profesionales y especialistas, sin presencia policial ni judicial.
En nuestros lugares de trabajo y en los sindicatos, creación de comisiones de mujeres, independientes de las patronales, que se ocupen de los casos de acoso sexual o laboral y discriminación hacia las trabajadoras.
Subsidios acordes a la canasta familiar para las víctimas de violencia que estén desocupadas, acceso a la vivienda y trabajo para todas. Licencias pagas para las trabajadoras que atraviesan una situación de violencia, con atención en salud cubierta íntegramente por la patronal y las obras sociales.
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