ESTADO ESPAÑOL
La rebelión en las aulas…. de las rebeldes obreras de Panrico
El día que las obreras de Panrico entraron a la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, no fue un día normal para los estudiantes. Eran las 16hs, hacía frío y ya estábamos preparando la merienda en el porche para la caja de resistencia. Inmediatamente, empezaron a girar esas huchas inquietas que ya han pasado por centenares de sitios que rodean de solidaridad esta gran huelga de cuatro meses.
El día que las obreras de Panrico entraron a la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Barcelona, no fue un día normal para los estudiantes. Eran las 16hs, hacía frío y ya estábamos preparando la merienda en el porche para la caja de resistencia. Inmediatamente, empezaron a girar esas huchas inquietas que ya han pasado por centenares de sitios que rodean de solidaridad esta gran huelga de cuatro meses.
Pero el frío que se sentía no era sólo por el invierno: en las universidades han pasado recortes y brutales aumentos de matrículas, siendo miles los estudiantes obligados a abandonar las aulas. Ese frío silencioso y expectante ante las miradas atónitas de los estudiantes, fue irrumpido por una veintena de obreras que sin miedo ni pudor comenzaron a gritar: “¡Panrico, luchando, acabará ganando!” Así, esa fuerza potente que transmitían provocó que poco a poco los estudiantes se acercaran, se solidarizaran, preguntaran y hasta cantaran con ellas.
Después empezó la rebelión en las aulas. Fuimos a hacer “pasaclases” pero esta vez no eran los estudiantes: “Somos trabajadoras de Panrico, estamos hace cuatro meses en huelga contra los despidos a más de 200 trabajadores y rebajas salariales… Es una lucha dura, sufrimos la represión policial. Pero estamos fuertes, hicimos piquetes para parar los camiones….”. El clima iba cambiando ya en las aulas, empezaba el calor de la solidaridad, no faltaron lágrimas de algunos estudiantes e incluso profesores que contaban su alarmante situación mientras colaboraban con la caja de resistencia. Uno de los primeros nos hablaba de su bajísimo salario -370 euros- y de los recortes a los profesores. Sólo un profesor nos dijo: “Por favor muy rápido, que esto no es habitual”. “Tendrá que serlo profesor, como era antes, porque cada vez habrán mas cajas de resistencia”, contestamos las estudiantes que acompañábamos a las obreras. El calor aumentaba: “Somos trabajadoras de Panrico y queremos que conozcan nuestra lucha. Pedimos que no compréis productos de Panrico y hagáis boicot. Sabemos que si ganamos nosotros, ganamos todos”. Los aplausos en cada una de las aulas no se hicieron esperar. Una profesora preguntaba: “¿Vosotras estabais cantando hoy en el porche, no? ¡ánimos!” Las obreras orgullosas de su huelga, de su lucha, de ellas mismas, acababan en cada aula diciendo: “Obreras y estudiantes, unidas y adelante!”
El frío iba siendo reemplazado por el calor de la solidaridad y la potencia que transmitían estas valientes mujeres. Es que la gran huelga de Panrico es una universidad que está impartiendo grandes conocimientos, transmitiendo la historia que protagonizó la clase trabajadora décadas antes, con las cajas de resistencia, buscando la solidaridad y solidarizándose a la vez, gritando por la unidad obrero-estudiantil… Se puede decir que el apoyo fue mutuo: las mujeres de Panrico transmitían su fuerza y ganas de luchar a unos estudiantes aún decepcionados, llenos de frustraciones ante un futuro incierto. Pero a la vez los estudiantes y profesores se conmovían con esta gran huelga y no dudaron en dejar que se rebelen las aulas.
La rebelión continuó cuando se apoderaron de un aula entera para ellas cuando junto a jóvenes y estudiantes que se reunían para hablar sobre cómo afecta a las mujeres trabajadoras, estudiantes, precarias, inmigrantes la ley del aborto del PP. Las profundas reflexiones sobre el patriarcado y el capitalismo, la doble moral de la Iglesia, y cómo la igualdad de las mujeres ante la ley no significa “igualdad ante la vida” bajo un sistema lleno de opresiones y múltiples violencias, fueron algunos de los debates. Ellas además de luchar por sus derechos como mujeres trabajadoras reflexionan sobre los derechos que debemos conquistar todas las mujeres.
Las trabajadoras saltaron los muros de estas facultades, cada vez más elitizadas y vedadas para todos los sectores de la clase trabajadora. Si nos echan de las fábricas y nos echan de las aulas, la rebelión deberá extenderse cada vez más y en mayor unidad. ¡Viva la huelga de Panrico!
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