NECESITAMOS QUE EL METODO SIRVA PARA FORTALECERNOS EN LA LUCHA POR NUESTROS DERECHOS
Encontrarnos, debatir, organizarnos, luchar...
Cuando una mujer participa de un Encuentro nunca vuelve ’igual’… para muchas que, año a año, se suman a los Encuentros, éste suele ser el primer espacio en el que pueden compartir sus experiencias con otras mujeres.
Cuando una mujer participa de un Encuentro nunca vuelve "igual"? para muchas que, año a año, se suman a los Encuentros, éste suele ser el primer espacio en el que pueden compartir sus experiencias con otras mujeres. Definitivamente, contra lo que nos inculcan en la escuela, en el hogar y a través de los medios de comunicación, los Encuentros nos permiten ver que lo que sufrimos diariamente no es meramente "algo personal"; que en realidad, miles de mujeres compartimos las mismas experiencias, que no estamos solas y que podemos organizarnos contra esta situación que padecemos. Sin embargo, aunque esa experiencia es importante, los Encuentros Nacionales de Mujeres tienen un límite infranqueable: pese a que, cada año, desde hace más de dos décadas, nos reunimos miles de mujeres en un mismo lugar? la única resolución que se toma colectivamente es la de volvernos a encontrar recién al año siguiente. En nuestra opinión, no vemos cuál es el inconveniente para aprovechar la presencia de miles de trabajadoras, estudiantes, luchadoras sociales, para votar un plan de lucha nacional por nuestros derechos que podamos llevar adelante en nuestras ciudades, al regreso del Encuentro. -¿Qué impide que podamos fortalecer nuestra lucha, dándole continuidad durante todo el año? -¿Qué impide que tomemos resoluciones, como resultado de nuestros intercambios y debates?
-¿Consensuar con la Iglesia genocida?
Hay varios interesados en que los Encuentros no se transformen en una instancia de organización y coordinación de las mujeres que luchamos por nuestros derechos. Esos son los sectores organizados por la Iglesia que atacan a las mujeres que luchamos por el derecho al aborto y la libertad sexual, a las lesbianas y a las feministas, a las militantes de izquierda y a las activistas sindicales. Con precisas instrucciones de los obispos locales, las fundamentalistas impiden el debate entre las mujeres que, con distintas creencias y posiciones, queremos plantear este problema de la clandestinidad del aborto, de la cual depende el destino de más de 400 mujeres que mueren, en nuestro país, cada año.
Por eso, las compañeras de Pan y Rosas siempre exigimos que la Iglesia genocida no participe de los Encuentros. -¿Cómo puede ser que esta institución que ha sido un pilar fundamental del terrorismo de Estado en nuestro país, cuya historia regada de sangre se asienta en la opresión de las mujeres, siga entrometiéndose en nuestros Encuentros para impedir el debate sobre nuestros derechos más elementales? Por decir esto, las compañeras del PCR nos atacan y nos dicen que queremos romper el "espíritu" del Encuentro. -¿Pretenden que se puede "consensuar" con la Iglesia genocida, encubridora de curas abusadores? Pero esta "democracia grande" que el PCR dice defender, no es un planteo nuevo. En 1973, apoyaron a Isabel Perón que dejó actuar, bajo su gobierno, a López Rega y la Triple A; en 1989 cambiaron su reiterado llamado a "votar en blanco o nulo" y lo hicieron por el neoliberal y privatista Carlos Saúl Menem. Este año, -¿las maoístas argentinas pretenderán que "consensuemos" y mantengamos el "espíritu del Encuentro" también con las oligarcas de la Sociedad Rural? En su último periódico afirman:"La realización de este Encuentro es en momentos en que la rebelión agraria conmovió al país." -¡Extraña forma de calificar al conflicto protagonizado por los explotadores de los peones rurales y de las obreras de Werthein y del ajo en Campo Grande que hoy traen sus reclamos al XXIII-º Encuentro Nacional de Mujeres en Neuquén!
Las que marchan barriendo la basura debajo de la alfombra
A las organizaciones progubernamentales también les conviene el "espíritu" del consenso que tanto defiende el PCR-CCC. Su objetivo es evitar, de todas las formas posibles, que surjan sectores de mujeres que se empiecen a movilizar activamente por sus derechos postergados. Agrupamientos como Barrios de Pie, Libres del Sur, entre otros, que tienen como referentes a las diputadas kirchneristas Cecilia Merchán y Victoria Donda, llamaron a apoyar a la mandataria Cristina Fernández ante la crisis política nacional. Convocaron a las mujeres "a marchar hacia el Bicentenario", en alusión al frustrado pacto que pretendió "sellar" el gobierno con los empresarios de la UIA y la Sociedad Rural, la burocracia sindical de los Moyano y Barrionuevo y la Iglesia, con topes salariales y disciplinamiento social.
En estos 8 meses de gobierno, probablemente ya murieron más de 300 mujeres por aborto clandestino y decenas de jóvenes han sido secuestradas por las redes de trata y prostitución que operan al amparo de jueces, funcionarios y fuerzas represivas que son cómplices y partícipes de este delito. Pese a esto, los sectores afines al kirchnerismo pretenden que supeditemos nuestras demandas para ir detrás de Cristina? con el sólo argumento de que es mujer. Se empeñan en fomentar la falsa ilusión de que nuestros derechos van a venir "desde arriba". -¿Qué podemos esperar de quienes son funcionarias del gobierno? Lo último que quieren es que nos vayamos de este XXIII-º Encuentro Nacional de Mujeres con un plan de acción para pelear, en todo el país, por nuestras reivindicaciones.
La que calla... -¿otorga?
Hay otro sector que, de forma más o menos explícita, apoyó la gestión de Néstor Kirchner, especialmente la designación del verborrágico ministro de Salud, Ginés González García, quien solía confrontar con la Iglesia y afirmaba "estar a favor de la despenalización del aborto". Detrás de estas rimbombantes declaraciones se escondía una cruda realidad: las mujeres seguían muriendo por abortos mal practicados. Fue así como, después de haber lanzado una Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, detrás de la cual se encolumnaron centenares de mujeres en todo el país, privilegiaron fomentar las expectativas en el gobierno y llevaron a las organizaciones de mujeres a la desmovilización. Hoy, ante el particular "feminismo" de Cristina, se llamaron a silencio?pero -¿para terminar apoyando a la presidenta que está en contra del derecho al aborto por el cual se lanzó la Campaña?
-¿Mejor no hablar de ciertas cosas?
Con otros grupos compartimos la idea de que es necesario terminar, de cuajo, con el patriarcado. Que no alcanza con uno u otro derecho conquistado, que debemos acabar con la opresión. Sin embargo, muchas de estas compañeras, con quienes compartimos batallas comunes contra la trata de mujeres, por la libertad sexual, por el derecho al aborto, entre otras luchas que hemos dado codo a codo en las calles, a través de campañas o en los Encuentros mismos, no consideran necesario enfrentar activamente al gobierno, ni al régimen, ni al Estado, en la lucha contra el patriarcado. Nos dicen que en los Encuentros no debemos "postergar" los temas que nos son propios -como el derecho al aborto, la libertad de decidir sobre nuestros propios cuerpos, la prisión de Romina Tejerina y la violencia - en pos de discusiones "políticas". Nosotras, sin embargo, creemos que esos temas necesariamente nos llevan a discutir sobre el gobierno, el régimen y el Estado que imponen, garantizan y reproducen este sistema de opresión para las mujeres.
Creemos que, por el contrario, tenemos que unir estos aspectos antes que separarlos. Porque, mientras tanto, cada día que pasa con un gobierno pro patronal, que sólo tiene más miserias para darnos, y una oposición también patronal, absolutamente clerical y reaccionaria, nuestras condiciones de vida empeoran terriblemente?
Contra quienes afirman que querer aprovechar que miles de mujeres luchadoras no reunimos en un mismo lugar una vez al año para fortalecer un plan de lucha nacional, atenta contra el Encuentro, las compañeras de Pan y Rosas decimos que lo que verdaderamente atenta contra el Encuentro es el "consenso" obligatorio en el cual las instituciones que quieren destruir los Encuentros, como la Iglesia, pueden participar en igualdad de condiciones que aquellas mujeres que vamos a luchar por nuestros derechos.
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