CERRÓ LA CáTEDRA LIBRE DE PAN Y ROSAS EN TUCUMáN
Dulces como el azúcar, resistentes como las cañas
El viernes 14, con casi un centenar de trabajadoras y trabajadores de la salud, de la alimentación, obreros rurales de UATRE, de SMATA, docentes, familiares de víctimas de gatillo fácil, estudiantes y jóvenes precarizados, junto a una importante delegación de mujeres del asentamiento del Ingenio San Juan, finalizamos el ciclo de charlas de la Cátedra Libre “La cuestión de la mujer en el marxismo”.
Las mujeres estábamos muy decididas, seguimos decididas
“Nosotras somos chicas del asentamiento San Juan, estamos realmente en una gran lucha. Nos amenazan de que van entrar, de que nos van a matar...”. Así se presentaba Jesica, una de las más jóvenes de la comisión de mujeres del asentamiento. Su testimonio abrió la charla en un caluroso atardecer, mientras las cenizas de las cañas quemadas volaban por la ciudad de Tucumán.
“Entramos tres veces. La primera nos sacaron al otro día. La segunda nos quedamos dos días y fueron a las cinco de la mañana con un montón de policías. Nos sacaron, nos quemaron las casillitas, le pegaron a la gente, a las mujeres embarazadas. La tercera vez ya fuimos más fuertes, las mujeres estábamos muy decididas, seguimos decididas. Y Jesica prosiguió hablando en nombre de las 230 familias que pelean por una vivienda, como lo hacen otras tantas en la provincia. Pero en este caso los obreros del ingenio atraviesan un conflicto con la burocracia, que fraguó las elecciones contra la oposición de la Lista Joven. Y esto explica por qué los obreros antiburocráticos apoyaron a las familias del asentamiento y éstas les retribuyeron apoyando su lucha... la misma que, más papista que el Papa, las amenaza con el desalojo que ni la policía de Alperovich pudo lograr.
¿Qué tenemos que ver las mujeres?
Continuó la charla nuestra compañera Andrea D’Atri. Habló de la situación actual de las mujeres y las contradicciones que tuvo el feminismo y el movimiento de mujeres durante la ofensiva capitalista conocida como neoliberalismo.
Una compañera de la Juventud del PTS planteó que en el llamado “siglo de las mujeres”, con una mujer presidenta, la situación de las trabajadoras no cambió. Luego un compañero de la industria del citrus planteó la necesidad de poner en pie un partido de la clase trabajadora que levante los derechos de las mujeres.
Al finalizar se abrió un interesante diálogo con las compañeras del asentamiento, donde se explicó concretamente, alrededor de sus demandas de tierra y vivienda, por qué ni el gobierno de Cristina ni mucho menos la oposición patronal (que apoyó los cacerolazos de la noche anterior) podían resolver ese problema estructural que afecta a millones de familias. Para hacerlo tendrían que tocar los intereses de empresarios y terratenientes, pero estos políticos patronales están al servicio de que sean ellos los que, como dijo Cristina, se la sigan ‘llevando en pala’”, señaló Andrea. Y alertó, “No hay más que una salida: luchar por sindicatos sin burócratas, como el patotero Medina de la industria azucarera, que las amenaza con el desalojo y aprieta a los luchadores obreros; y por un partido de trabajadores sin patrones, para que los capitalistas paguen las crisis y no nosotros, las familias trabajadoras y del pueblo pobre.”
¡Somos las hijas y las nietas de las históricas y aguerridas mujeres del azúcar!
Finalmente propusimos organizarnos para ir al XXVII Encuentro Nacional de Mujeres y, con algunas cervezas que refrescaron la noche, siguió la charla. Unos jóvenes trabajadores de UATRE propusieron una choriceada solidaria para que todas las compañeras puedan viajar.
En el aire, perfumado con los primeros jazmines de la primavera, quedaron flotando las palabras de Jesica: “Somos muchas las mujeres que decimos que, de ahí, muertas nos van a sacar. Nosotras somos luchadoras”. Pese a su juventud, su fortaleza nos remontó a la historia de lucha de las mujeres tucumanas, como Hilda Guerrero, asesinada por la policía por encabezar la resistencia contra el cierre de los ingenios en los ‘60.
Otros dirán que las mujeres del norte somos sumisas y calladas. ¡Somos luchadoras! Y queremos ser las herederas de la heróica tradición de nuestras aguerridas mujeres del azúcar.
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