La Iglesia y el gobierno de Kirchner lo impiden
¡Derecho al aborto libre y gratuito!
El caso de V.O ’quien recientemente solicitara interrumpir el embarazo producto de la violación que sufrió por parte de su padrastro-, pone nuevamente en evidencia que el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos sigue siendo objeto de interposición del Estado con su justicia, el gobierno, la Iglesia y ciertas ONG´s ligadas a esta archirreaccionaria institución. Víctima de una violación primero y de las manipulaciones de la justicia después, la historia de V.O. es la de miles de mujeres que sufren las secuelas de la violencia, la opresión y la ilegalidad del aborto, doblemente fatales para las mujeres trabajadoras y de los sectores populares. La adolescente de 14 años, tras semanas de espera, sufrió finalmente un aborto espontáneo provocado por el estrés de la terrible situación a la que se vio sometida en las últimas semanas.
Aunque casi la mitad de la población está a favor de la despenalización, y este apoyo asciende al 80% cuando median situaciones como la violación, seguimos sin poder acceder al aborto legal, libre, seguro y gratuito. -¿Cómo se explica que, por ceder a la presión de un pequeño sector de retrógrados se siga impidiendo que se legalice el aborto en Argentina?
Habiéndole garantizado ya hace tiempo al Vaticano que no se avanzará en este terreno, el gobierno de Kirchner intenta confundirnos con su doble discurso: mientras en su reciente discurso al Congreso afirma que se han dado "pasos de madurez" en salud sexual y reproductiva, omite decir que, desde su asunción, se pueden calcular en más de 1.200 las mujeres muertas por las consecuencias de los abortos clandestinos.
La legalización y despenalización del aborto en todos los casos "para acceder a él gratuitamente, en hospitales públicos y preservando nuestra salud psicofísica-, junto a la efectiva aplicación de una ley de salud sexual y reproductiva que garantice información, educación sexual y acceso gratuito a los distintos métodos anticonceptivos a todas las mujeres sin distinciones, son la única manera de dar los primeros pasos para garantizar los plenos derechos de las mujeres sobre nuestros propios cuerpos.
El caso de V.O. muestra, nuevamente, que "a pesar de existir contradicciones que pueden aprovecharse en beneficio de alguna particular damnificada-, en la lucha por nuestros derechos, no podemos depositar confianza en las instituciones de este régimen de democracia para ricos. Además, para avanzar efectivamente en el derecho a decidir sobre nuestros propios cuerpos, debemos enfrentar la dictadura clerical que interpone sus recursos legales y amenaza de muerte a los médicos y las mujeres que necesitan interrumpir su embarazo. Por eso, mientras el gobierno se arrodilla ante las exigencias vaticanas y sigue sosteniendo a la millonaria Iglesia con salarios de 5.000 pesos para los obispos, subsidios a la educación privada confesional y otras prebendas, nosotras exigimos la separación de la Iglesia del Estado. -¡Saquen sus rosarios de nuestros ovarios! -¡Y que los curas vayan a laburar!
Es necesario desarrollar un gran movimiento de lucha, encabezado por las mujeres trabajadoras y de los sectores populares, independiente de la Iglesia, el Estado, el gobierno y los partidos patronales, para arrancarle a este régimen el derecho democrático que nos corresponde: -¡Educación sexual, para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Derecho al aborto legal, seguro y gratuito para no morir!
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