HACIA EL XXVII ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES
Arrancó una gran campaña militante entre obreras y estudiantes
Aparte de los miles de afiches que sacamos con las trabajadoras textiles e inmigrantes por “los derechos de las trabajadoras no están de moda”, también impulsamos con la Agrupación Bordó de la alimentación y Pan y Rosas,una gran campaña contra la violencia laboral.
Aparte de los miles de afiches que sacamos con las trabajadoras textiles e inmigrantes por “los derechos de las trabajadoras no están de moda”, también impulsamos con la Agrupación Bordó de la alimentación y Pan y Rosas,una gran campaña contra la violencia laboral. Por eso, ayer en la sede Constitución de la Facultad de Ciencias Sociales pasamos por los cursos junto con las trabajadoras de la fábrica Soriano, que fueron despedidas recientemente por exigir tratamiento médico para las consecuencias de los accidentes laborales que sufrieron.
Entre nervios y entusiasmo, las trabajadoras transmitieron sus experiencias a los estudiantes que escucharon perplejos los testimonios, abriéndose debates y suscitando algunos comentarios. “¡Cómo continuar una clase después de escuchar el testimonio de estas compañeras!”, comentaba indignado un profesor. Sandra les contaba que estaban en la facultad porque “queremos unirnos a las estudiantes para que con su juventud, su fortaleza e ideas luchemos no sólo por nosotras sino por las miles de mujeres que sufren estas mismas condiciones”. Una joven comentaba “estaba en duda con viajar al Encuentro de Mujeres, pero después de escucharlas no puedo más que sumarme a la campaña y viajar a Misiones”. Para terminar, Vero les decía “Yo estaba como dormida, pero que destruyan mi cuerpo así no lo podía permitir; soy madre y no quiero que mi hija, cuando sea grande, me mire y sienta lástima porque agaché la cabeza, quiero que sienta orgullo porque salí a luchar”.
“Para la fábrica, somos material descartable”
Dialogamos con Sandra y Vero, dos trabajadoras despedidas de la fábrica Soriano, de Villa Soldati. Ambas sufren lesiones por las condiciones y los ritmos de producción y, cuando reclamaron por su situación, fueron despedidas.
Vero: En la fábrica se producen bizcochos, baybiscuits. Mi trabajo era en la cortadora, con una pala muy pesada, las jornadas podían ser de nueve horas corridas y por esas condiciones sufrí un esguince. Automáticamente le avise a mi supervisora, que se burló y no me dejó parar. Terminé mi jornada y fui a una guardia pública porque estaba en negro, ahí confirmaron mi lesión. Cuando volví me aislaron y como castigo tuve que realizar la tarea que hacen habitualmente tres personas. A raíz del accidente, me tuvieron que blanquear. La ART constató que estaba incapacitada para trabajar, entonces me despidieron. Hice la denuncia al Sindicato de la Alimentación y me dieron la espalda, porque ya estaba despedida, me dijeron que tendría que haberme afiliado antes pero no te dejan hacerlo por estar en negro. Decían que no podrían ni siquiera pedir una inspección, porque la fábrica está en perfectas condiciones de higiene.
Sandra: Como dice Vero, el maltrato era constante. Nos permitían ir una sola vez al baño y teníamos cinco minutos para tomar un mate cocido y si faltaba una compañera te quitaban ese "privilegio". Además no hay personal de limpieza, limpiábamos nosotras, incluso las máquinas. Así me corté, cuando fui a avisar me trataron de inútil. Nos lastimábamos por el poco tiempo que nos daban y la falta de protección y ropa adecuada de trabajo. No teníamos ni fajas ni barbijos, a pesar de manipular alimentos. Yo trabajaba en el sector de envase, donde llega un momento en el que te lastimás las manos porque las galletitas son muy duras. Además, si estas embarazada y sos nueva te echan, si tenés antigüedad te hacen trabajar con la panza hasta de ocho meses 14 horas seguidas, levantando cajas de 10 kilos. Durante mi año en la fábrica me lesioné los hombros, tuve tendinitis en las muñecas y me lastimé la mano. Fui al médico, pero me pidieron que volviera a la tarde a trabajar. Ahí empezó el maltrato, por pedir que me rotaran. La supervisora me dio diclofenac vencido, me humillaba, me aislaban, intentaban dividirnos todo el tiempo. Cuando pedí que me enviaran a la ART es que me amenazaron diciendo que lo iba a lamentar y me despidieron.
*** Soriano no es un caso aislado, a las patronales no les importan las condiciones en las que trabajan los obreros, no les importan la tendinitis, las hernias, con tal de conseguir un billete más en sus abultadas ganancias. Las patronales no lo hacen solas, también los gobiernos son cómplices, les aseguran total legalidad y hasta los premian por su producción. Esta fábrica recibió un premio en el marco del "Fondo para el desarrollo" que otorga el gobierno de Macri con fondos también del gobierno nacional, por presentar un proyecto que innovaba la producción y mejoraba los ritmos de producción. Con este dinero pudieron aumentar las ventas y monopolizar un segmento del mercado, esto lo publica el gobierno de la Ciudad, lo que no dicen es la otra cara de las ganancias, como leíamos en los relatos de Sandra y Vero.
Por una gran campaña por los derechos de la mujer trabajadora y contra la precarización laboral junto a las estudiantes
En el gremio de la alimentación, donde somos mayoría mujeres, queremos organizarnos para poner en pie junto a la Agrupación de mujeres Pan y Rosas y la Bordó una gran campaña por los derechos de las mujeres trabajadoras y contra la precarización laboral. La experiencia nos ha demostrado que somos nosotras, junto a nuestros compañeros, las que debemos organizarnos por nuestros derechos. Así lo demostramos en Pepsico, donde desde la Comisión Interna logramos recientemente la recategorización para todas las compañeras, en Kraft paramos la producción como medida contra el abuso sexual de un líder hacia una trabajadora. Queremos extender estas medidas a todo el gremio, en Capital, a pesar de no ser parte de comisiones internas clasistas y antiburocráticas, estuvimos junto a las trabajadoras de Fel-Fort que se levantaron en contra del misógino explotador Ricardo Fort.
Junto con los estudiantes que estuvieron en primera línea para apoyar a los trabajadores de Kraft, unión tan temida por las patronales, que fue crucial para triunfar, con las compañeras inmigrantes que también están llevando adelante la campaña en las fabricas y talleres textiles con la consigna "Los derechos de las trabajadoras no están de moda," organicémonos para llevar a nuestros lugares de trabajo y estudio la voz de nuestras compañeras que sufren día a día la precarización laboral para que seamos miles las que llevemos esta lucha adelante.
• Basta de trabajo precario
• Basta de dejar la vida en las fábricas
• Por los derechos de las mujeres trabajadoras
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