Lunes 3 de marzo de 2014

POR EL DERECHO AL ABORTO - CONTRA LA REFORMA REACCIONARIA DEL CÓDIGO CIVIL- PORQUE LAS TRABAJADORAS NO PAGUEMOS LA CRISIS

¡A luchar!

Este Día Internacional de las Mujeres no es igual a los anteriores porque, ahora, para miles de mujeres está quedando cada vez más al desnudo que el modelo “nacional y popular” no era más que un relato.

Este Día Internacional de las Mujeres no es igual a los anteriores porque, ahora, para miles de mujeres está quedando cada vez más al desnudo que el modelo “nacional y popular” no era más que un relato.

Cristina dijo que el que quisiera ver una devaluación tendría “que esperar al próximo gobierno”, pero devaluó y hoy, cuando la inflación se come nuestros salarios, los malabares no alcanzan para llegar a fin de mes. ¡Cuánto más difícil para las miles de mujeres que son jefas de hogar!

Dijo que apostaba al empleo, pero hoy ya enfrentamos despidos, como los de las obreras de Kromberg, que ocuparán un lugar destacado en la movilización unitaria del Día Internacional de las Mujeres, en Buenos Aires. ¡Lugar merecido, después de haber enfrentado, recientemente, la brutal represión policial de los K!

Cristina autodenominó a su gobierno como “el gobierno de los derechos humanos”, pero nombró al represor Milani al frente de las Fuerzas Armadas y pobló el conurbano bonaerense de gendarmes, aunque nunca mencionó siquiera a Julio López, desaparecido bajo su mandato. ¡Y ni hablar de las más de 600 mujeres desaparecidas y secuestradas por las redes de trata y prostitución que actúan bajo la impunidad y la complicidad de funcionarios políticos, judiciales y fuerzas represivas del Estado!

El kirchnerismo levantó demagógicamente la bandera del “desendeudamiento”, pero se subordinó a los organismos de crédito internacionales. Se llenó la boca con el nacionalismo y terminó entregando el petróleo a Chevron. Eso sí, mantuvo consecuentemente el maltrato a las maestras y maestros a quienes, el año pasado, les dijo que eran unos “vagos” y este año, les ofrece migajas en la paritaria mientras destina millones para la policía y Repsol. Un verdadero pacto entre el gobierno, la burocracia y los empresarios para que la crisis la paguen las trabajadoras y trabajadores.

Por eso, contra el ajuste que el gobierno descarga sobre el pueblo trabajador, tenemos que exigir un salario mínimo equivalente a la canasta familiar y una cláusula gatillo de indexación según la verdadera inflación. ¡Que se prohíban los despidos y suspensiones, que se repartan las horas de trabajo sin reducir el salario, que se ponga fin al trabajo precario, donde la mayoría somos mujeres! Y para salir a luchar por estas demandas, tenemos que empezar exigiendo el cese de la represión, el desprocesamiento de más de 5 mil luchadores populares y la absolución inmediata de los petroleros de Las Heras.

En lo que sí es coherente Cristina, durante todos estos años, es en decir que está en contra de despenalizar el aborto y permitir que sigan muriendo 300 mujeres cada año por las consecuencias de los abortos clandestinos, negándose a que se trate el proyecto de legalización en el Congreso. Esa bandera reaccionaria que levanta con tanto ahínco, junto con la oposición derechista, es la que la unió a Bergoglio apenas fue nombrado jefe del Vaticano. Con su férrea negativa a avanzar con la legalización del aborto no está defendiendo la vida, sino permitiendo que el aborto clandestino lleve a la muerte a las jóvenes y mujeres más pobres de Argentina.

El proyecto de ley que, este año, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto presentará por quinta vez en el Congreso cuenta con el apoyo unánime de todos los diputados del Frente de Izquierda. El resto de los bloques no tiene posiciones unificadas y algunos kirchneristas que dicen apoyar el derecho al aborto, obedecen las órdenes de Cristina de no dar quórum al tratamiento de este proyecto de ley.

Mientras tanto, las encuestas señalan que el derecho al aborto recibe cada vez más apoyo en la población. ¡Hasta la encuesta que mandó a hacer el Papa arrojó como resultado que el 70% de los católicos practicantes están de acuerdo con despenalizar el aborto! Lo mismo comprobamos recientemente, cuando junto a la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y las compañeras de las organizaciones que integran el Frente de Izquierda, Pan y Rosas juntó más de 5 mil firmas en apoyo al proyecto de legalización del aborto durante el XXVIII Encuentro Nacional de Mujeres.

Por eso, seguimos exigiendo educación sexual para decidir; anticonceptivos gratuitos para no abortar y derecho al aborto, legal, seguro, libre y gratuito para no morir. Impulsemos juntas la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en escuelas, universidades, fábricas y empresas. ¡Sólo con la fuerza de nuestra organización y movilización, lograremos arrancar al Congreso nuestro derecho a elegir y a no morir por las consecuencias de abortos clandestinos!

Pero hace apenas un año, cuando Bergoglio fue ungido Papa, Cristina selló un pacto con la Iglesia, que le permitió a esta vieja y reaccionaria institución inmiscuirse en la reforma del Código Civil que el gobierno pretendía hacer pasar como “progresista”. Aprobada en el Senado entre gallos y medianoche, la reforma no pudo pasar por la Cámara de Diputados por el escándalo que suscitó cuando se conocieron los cambios que le impuso la Iglesia.

Estableciendo que el inicio de la vida humana es “desde la concepción en el seno materno”, la Iglesia pretende impedir que se avance en la fertilización asistida, la investigación con embriones para fines médicos y, por supuesto, poner una piedra más en la lucha por la legalización del aborto. Pero no solamente atenta contra los derechos de las mujeres, sino que también es una invitación para que las patronales realicen fraudes contra las trabajadoras y trabajadores y les otorga impunidad a los funcionarios del Estado para que nadie pueda hacerles juicios civiles, hagan lo que hagan. ¡Una verdadera provocación contra los familiares de las víctimas de la masacre de Once, que desde hace dos años están reclamando justicia para sus muertos! Se trata de una reforma reaccionaria, clerical y antiobrera; una nueva estafa del “progresismo K”.

Por eso, rechazamos la reforma reaccionaria del Código Civil y seguimos soteniendo la separación de la Iglesia del Estado. ¡Fuera la Iglesia de la educación, la salud y la legislación! Basta de subsidiar al clero. ¡Que los curas vayan a laburar!

Este Día Internacional de las Mujeres volvemos a las calles para luchar por nuestros derechos, junto a las trabajadoras despedidas de Kromberg, las familias de los petroleros de Las Heras condenados a cadena perpetua por luchar, junto a las docentes que reclaman paritarias libres y las trabajadoras textiles inmigrantes que enfrentan la precarización y reclaman la reincorporación de María Ugarte y otros compañeros. Lo hacemos también junto a las familias de las mujeres secuestradas por las redes de trata y prostitución. Marchamos llevando en nuestras banderas el reclamo de vivienda de las jefas de hogar que ocupan tierras y sólo reciben represión como respuesta. Marchamos con las familias de las víctimas de los crímenes sociales como la masacre de Once o las inundaciones de La Plata. Lo hacemos junto a miles de jóvenes que se niegan a morir por las hemorragias y las infecciones provocadas por abortos clandestinos. Porque no es un día de fiesta, sino un día de lucha. No pedimos ¡exigimos!, nuestro derecho al pan, pero también a las rosas.


Pan y Rosas es un movimiento internacionalista de mujeres que entendemos que la lucha contra la opresión es, también, una lucha anticapitalista. Y por eso, creemos que sólo la revolución social encabezada por millones de trabajadoras y trabajadores en alianza con el pueblo pobre y todos los sectores oprimidos por este sistema, que acabe con las cadenas del capital, puede sentar las bases para la emancipación de las mujeres. Luchamos en Argentina, Chile, México, Brasil y el Estado Español por estas banderas ¡Sumate a Pan y Rosas!

En Argentina, durante el 2013, participamos de la lucha de las jóvenes tucumanas contra el abuso y la violencia hacia las mujeres, que reunió a más de 1500 estudiantes en asambleas y movilizaciones. También acompañamos las luchas de las trabajadoras de Kromberg y de la textil Elemento, como tantas otras luchas obreras en todo el país.

A diez años de nuestra fundación, reeditamos el libro Pan y Rosas. Pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo, de Andrea D’Atri, en una versión corregida y ampliada. También reunimos a centenares de mujeres en los seminarios “Marxismo y Feminismo” que dictamos en la Universidad de La Plata, de Lanús, de Cuyo (Mendoza) y en numerosos talleres en distintas ciudades del país.
Nos movilizamos por el derecho al aborto, contra la violencia hacia las mujeres y participamos con más de mil compañeras en el XXVIIIº Encuentro Nacional de Mujeres de San Juan.

Para festejar nuestros primeros diez años de lucha, lanzamos en las redes sociales, la campaña “¿Nos conocemos de algún lado?” Allí invitamos a todas las mujeres que nos acompañaron durante este tiempo a dejarnos un mensaje, una foto, un video, un recuerdo de su experiencia con Pan y Rosas. ¡Más de 18 mil personas participaron de esta iniciativa!