Jueves 16 de abril de 2009

ALERTA MUJERES

Gendarme violador en San Miguel

Estela una trabajadora doméstica de San Miguel, madre de cuatro mujeres y un varón, que hace ya unas semanas está atravesando por una situación más que angustiante.

Estela una trabajadora doméstica de San Miguel, madre de cuatro mujeres y un varón, que hace ya unas semanas está atravesando por una situación más que angustiante. Llena de impotencia nos contó cómo el juez Schiavo presentó un fallo que le otorga prisión domiciliaria al gendarme Jorge Barbosa, que se encuentra en prisión preventiva por haber abusado de una de sus hijas. Estela no dejaba de repetir cómo podía ser que el violador contara con el amparo de la justicia, que le asignaran dos abogados y que el argumento que utilizara el juez para beneficiarlo con la prisión domiciliaria era que Barbosa "le causó una buena impresión personal, que no tenia antecedentes penales y que no había peligro de fuga."

Entre mates y cigarrillos, con Estela y sus hijas intercambiamos historias y opiniones sobre las duras situaciones que, muchas veces, nos toca atravesar a las mujeres. Sabe que, para que este gendarme abusador sea enjuiciado y condenado, algo tienen que hacer.

El gendarme Barbosa y el cabo Ledesma, abusadores de mujeres del partido de San Miguel, no son individuos aislados: son parte de una corporación represiva y mafiosa. Ellos no actuaron individualmente, ya que se sabe que abusaron de otras jóvenes dentro de Campo de Mayo, utilizando sus armas reglamentarias para amenazarlas. Estos son sólo dos casos dentro de estas instituciones represivas del Estado que cuentan con víctimas asesinadas por su gatillo fácil, que trafican mujeres para la explotación sexual, que reprimen y fusilan a jóvenes, trabajadoras y trabajadores que salen a la calle para hacer oír sus reclamos... Ésa es su función: ser los perros guardianes de las propiedades privadas y las riquezas de los capitalistas, manteniendo "a raya" a las clases trabajadoras que quieran rebelarse contra el orden establecido. Por eso gozan de la impunidad que les permite, además, hacer sus propios negocios sucios, controlar el crimen a su antojo e imponer su terror de múltiples maneras, incluyendo ésta, la de violar a las hijas de las familias trabajadoras.